Impuestos ecológicos y extractivismo depredador

 

A pesar que desde 2016 fueron aprobados cuatro impuestos ecológicos para el sector extractivo, Zacatecas no ha logrado beneficiarse de ellos debido a que las empresas trasnacionales se niegan a pagar los montos que les corresponden en rubros de remediación ambiental.

El año pasado, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), determinó que los impuestos ecológicos que se cobran en el estado de Zacatecas, no transgreden el principio de proporcionalidad tributaria a raíz de que algunas empresas promovieron un amparo para determinar que las emisiones a la atmósfera de sustancias generadas en los procesos productivos que afecten el territorio, deben pagar un impuesto según los artículos 14 a 19 de la Ley de Hacienda del estado.

Cabe señalar que los impuestos ecológicos buscan remediar y/o paliar los efectos negativos devenidos de un proceso productivo/extractivo  que contamina o tiene un impacto ecológico, por medio de erogaciones monetarias, para que el Estado sea el agente que repare los daños a la naturaleza.

El motivo del amparo, de acuerdo con las empresas, es que este impuesto transgrede el principio de proporcionalidad tributaria, es decir, las tarifas que se imponen no van acorde a la capacidad del contribuyente para pagarlas y ya se paga una parte proporcional a la federación.

Aún con la aprobación a favor de Zacatecas por parte de los magistrados de la Suprema Cortelas empresas siguen en resistencia a derogar lo que corresponde por remediación ambiental. Por ejemplo, la empresa Newmont, propietaria de la mina de oro a cielo abierto Peñasquito, se negó a pagar  2 mil millones de pesos, el monto acumulado en 4 años por concepto de Impuestos Ecológicos. Ofreció paga 500 millones de pesos como pago único.

La fecha límite de negociación para que las mineras paguen fue el pasado 31 de diciembre. Sin embargo, no se han ejercido acciones de cobro o al menos no se han dado a conocer hasta la fecha.

Zacatecas ha sido víctima históricamente de la idea de que el “progreso” es sinónimo de extractivismo y las autoridades que permiten la instalación de las empresas no se han preocupado por evitar que sea del tipo depredador. Ese modo de producción en la actividad minera está caracterizado por un extractivismo que es intensivo, que afectas grandes áreas geográficas, volcado a la exportación, de alto impacto social y ambiental, y dudosos beneficios para el desarrollo nacional.

Bajo esa modalidad, se observan altos impactos sociales y ambientales. Son actividades que descansan en economías de enclave, casi siempre están desconectadas de redes productivas locales o nacionales.  Las estrategias de desarrollo que han prevalecido en el estado, la apropiación y exportación de recursos naturales han sido la regla desde la época de la conquista. Esa idea se ha defendido al apelar a que es un mecanismo de beneficios económicos directos, tales como la llegada de inversiones, aumento en las exportaciones, generación de empleo, acceso a nuevas tecnologías, incluso al incremento de la recaudación fiscal, pese a ser de orden federal.

Dado el impacto que ha tenido la minería en nuestra entidad donde ya provocó en algunas demarcaciones los procesos depredadores ocasionaran el abandono de regiones completas, es justo que contribuyan con una parte que al final resulta nimia si se compara con sus millonarias ganancias. Una de las críticas más sentidas contra los Impuestos Ecológicos era que la Entidad usaría ese recurso para fines ajenos a la remediación ambiental, sin embargo en plena crisis económica por pandemia exigir a las empresas cumplir con el pago podría gestar proyectos de apoyo a micro, pequeñas y medianas empresas.

Con las elecciones a gobernador en puerta cabe preguntarse ¿si la o el nuevo gobernante tendrá la voluntad política de buscar alternativas de desarrollo para el estado y capacidad de consenso para lograr que las empresas que se dedican al sector minero dejen aquí un porcentaje respetable de sus ingresos, no solo las migajas y los efectos negativos? ¿Si en el contexto del mundo post pandemia, Zacatecas seguirá en la dinámica extractivista de pobreza, marginación y desigualdad, sobreviviendo de las remesas?

Merecemos que se nos ofrezcan alternativas de desarrollo y no solo una política de descalificaciones,  basta de política económica de inercia que caracterizó a los  gobiernos anteriores que entregaron las riquezas naturales a cambio de nada, defendida bajo la flaca retórica de “mantener estable” la economía estatal.

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