Consulta popular, primer fracaso de AMLO

El domingo pasado se realizó la primera consulta popular en la historia de México, la cual fue promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador  y Morena. Sin embargo, solo 7 millones de votantes acudieron a las urnas, lo que la mayoría de analistas han considerado como un fracaso. 

Originalmente se pretendía preguntar si la población mexicana estaba de acuerdo o no con enjuiciar a los ex presidentes; empero, la Suprema Corte de Justicia lo consideró inconstitucional y cambio la pregunta con una redacción ambigua:

“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”.

Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en entrevista para diversos medios señaló que el objetivo era abrir la puerta a la justicia transicional, a crear una  comisión de la verdad que llevará justicia a víctimas y familiares de sucesos dolorosos en el país –la cual sería sumamente interesante si es descentralizada, independiente y plural.

Como mecanismo de participación ciudadana, la consulta popular es muy positiva para México porque es un paso a favor de una democracia más participativa y directa. Es la primera vez que una consulta, una figura inscrita en la Constitución, es organizada por el Instituto Nacional Electoral, con el apoyo de 287 mil funcionarios de casilla y 57 mil  mesas de consulta. De haber votado el 40 por ciento del electorado, había la posibilidad de que su resultado fuera vinculante. Esta opción antes no existía.

Pese, al ser  un ejercicio fallido en participación, fue un éxito al revelar que lxs votantes no respaldan en todo al presidente, Morena, ni ninguna plataforma política que carezca de ideas concretas y claras para cambiar la realidad del país. La esperanza de que AMLO reduciría la desigualdad y mejoraría la calidad de vida en México, fue una de las razones que lo llevaron al poder y brindaron el respaldo de una gran número de la población, la consulta no representaba una propuesta tangible en este sentido.

La consulta mostro la madurez y la salud de la democracia, la capacidad del Estado para organizar plebiscitos y, sobre todo, para demostrar que la idea simplista de que el votante pro-AMLO está hipnotizado ante todo lo que el presidente proponga, es falsa. 

El elector ha probado ser diversificado y cauto en dosificar su apoyo. Y el domingo reveló su capacidad para separar actos de comunicación política de plataformas programáticas, y su rechazo a seguirle el juego al presidente. Además de demostrar que la democracia mexicana no se encuentra en riesgo de convertirse en un régimen autocrático.

Muchas personas opinamos que llevar a juicio a ex presidentes por actos de corrupción y abuso de poder no requiere de una consulta popular, solo de aplicar la Ley. El Estado tiene la capacidad y recursos para hacerlo, además que aplicar la Ley de manera universal a todos los ciudadanos es una de sus obligaciones.

Primer gran fracaso sin matices del AMLO

La razón principal del fracaso de la consulta, irónicamente, fue la forma en que se hizo, un reflejo del estilo del gobierno de López Obrador. Plagado de descuidos y poco interesado en seguir el marco legal.

AMLO originalmente planteó una pregunta que era inconstitucional (pero, fácil de responder): enjuiciar o no a ex presidentes. El resultado fue un cambio de redacción, una pregunta que si era constitucional pero ininteligible. De ahi que ell talón de Aquiles de la consulta fuera la falta de interés en seguir un marco legal y la enfermiza búsqueda de rédito político y electoral a toda costa.  

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