¿Feliz año?

No habíamos formulado los buenos propósitos del año nuevo, cuando la desaparición de un docente de la UAZ que también era trabajador del ISSSTE, cimbró a Zacatecas. Las extrañas circunstancias de la desaparición y posterior hallazgo del cadáver de Raúl Calderón Samaniego, marcaron el arranque de este 2023. Dos días de angustia para sus familiares y amigos, culminaron con la peor de las noticias: lo habían encontrado asesinado. 

 A lo más que atinaron las lumbreras del gobierno estatal, fue a revictimizarlo  a través de sus páginas apócrifas.  En dos fan page de Facebook( Zacatecas al minuto y Zacatecas zona de peligro), que son  manejadas presuntamente por gente que sirve a  Mariano Casas y a Gerardo Flores, circuló la falsa versión de que la víctima había fallecido a causa de una congestión alcohólica. 

La realidad es que Raúl no consumía alcohol debido  a su estricta dieta y por eso, pronto se cayó la absurda estrategia cuyo origen era  salvarle el pellejo a David Monreal, de un hecho escabroso más del que ha sido su principal reto: la inseguridad. Se revirtió la táctica de quienes sin escrúpulos, intentaron zafar al mandatario de una responsabilidad que si bien es compartida con sociedad y gobierno federal, cae principalmente sobre él y su probada incapacidad para gobernar. 

Frente a una enardecida presión social, cuyo génesis es una epidemia de personas desaparecidas y asesinadas,   la Fiscalía General de Justicia del Estado de Zacatecas (FGJEZ), emitió un primer avance de la investigación el martes 2 de enero, que terminó con intentos de farsas oficiales.  Al publicar los datos que arrojaron las primeras pesquisas,  quedó claro que Calderón Samaniego, falleció producto de impactos de arma de fuego. Las circunstancias por las que, luego de forzar la chapa del departamento donde vivía, internaron su cadáver, aún no se han esclarecido.  

Falta que Francisco Murillo Ruiseco se comprometa en serio a buscar a los responsables del homicidio de Raúl. Contrario a eso, como lo publicó en su muro de Twitter la hermana de la víctima, la FGJEZ, lo único que hace es hacerle pasar otro calvario a su ya herida familia. 

Pero no únicamente urge justicia para Raúl.   También para Jorge Iván, para  Dorian (el seminarista) y su pequeño sobrino. Al homicidio del empleado del ISSSTE,  le siguieron dos mujeres atacadas en un centro comercial, una niña de cuatro años y un adulto de 26 años y muchas víctimas más. La desaparición forzada es la otra epidemia, las cifras oficiales hablan de más de 3 mil personas desaparecidas en nuestro territorio.  Ese es el contexto que mantiene en la zozobra a la ciudadanía.  El miedo pulula en las calles como nunca antes.  

Y no es solamente la Fiscalía.   Ese organismo de cuestionada autonomía, es un eslabón de un sistema  que de plano, inició un nuevo año con el pie izquierdo, pero ya arrastra desde hace años la tara de la incompetencia.  La falta de empatía crónica de los que laboran en la Fiscalía, se suma a la actitud apática del gobierno estatal y su gabinete de torpes lambiscones. 

David Monreal demuestra un desinterés  insólito por la entidad. Esporádicamente, formula frases optimistas que le replican  sus empleados de la Coordinación de Comunicación Social, pero nadie le cree que todo va viento en popa. 

Su falta de compromiso se nota más, cuando opta por la estrategia del avestruz. Esconde la cabeza cuando estalla  un nuevo escándalo, que en su administración han sido múltiples.

A estas alturas, no se ve sencillo que se corrija la ruta, no solo por los factores externos que acentúan la guerra del narco y el asomo de la crisis económica, también porque quién se dice Gobernador no está dispuesto a asumir el cargo con seriedad y con responsabilidad.

 ¿Feliz año nuevo? ¿Sin seguridad? No se ve fácil

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