Inoperante que en la capital sólo decida gobierno, Zacatecas no sólo se cae de vieja: Mata

 

Sigfrido Benavides. Servicios Especiales

Gerardo Mata, integrante de la Red de Organizaciones en Defensa del Centro Histórico, señala que en el centro capitalino no solamente se vendrán abajo en los próximos años 160 casonas antiguas que, entre intestadas y descuidadas no se reparan, sino que junto con ello también caerán por su propio peso las imposiciones políticas gubernamentales que no toman en cuenta la opinión y perspectivas de quienes habitan la ciudad, Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1992.

Mata añade también que las mil 600 licencias para abrir negocios de alcohol en el centro contrastan con las apenas ocho bibliotecas de la demarcación y que muchos de esos giros violentos han empoderado la presencia del crimen organizado y terminaron por desplazar los negocios que prestaban servicios a la comunidad, sustituidos hoy por los innecesarios giros promotores de la zozobra y el desastre de los capitalinos.

Al hablar sobre las fincas abandonadas en el centro de la ciudad, Gerardo Mata expresó que la mayoría de las quintas son propiedad privada, por lo que en todos los casos depende de qué tanto la gente pueda o quiera invertir en ellas, pero que, desde la perspectiva económica actual y ante lo costoso de los materiales, muchos de ellos prefiere que se les caigan de viejas, “con lo que ello representa de fealdad visual y de pérdida física de los inmuebles que alguna vez ñe brindaron señorío al título otorgado por la UNESCO hace 25 años”.

De acuerdo con cifras oficiales, Augusto Torres Pérez, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Zacatecas, declaró de manera reciente que mediante un plan estratégico se atendería el problema  que hay en el centro histórico de la ciudad, debido a que un total de 168 fincas entre aproximadamente 3 mil 500 presentan avanzado deterioro físico, con posibilidades de derrumbe.

Mata señala que los gobiernos (estatal y municipal) realizan  de manera constante programas de regeneración de fachadas, puestos en práctica desde que la ciudad recibió el título por la UNESCO; la labor la realizan por medio de convenios con los dueños, bajo los cuales las autoridades se hacen cargo de las fachadas con la finalidad de que la ciudad resulte atractiva, “siempre y cuando los dueños se encarguen de los interiores”.

“Sin embargo, esto último nunca sucede, salvo honrosas excepciones, pero en la mayor parte de los casos sus propietarios las mantiene abandonadas, lo que tiene muchas explicaciones, entre ellas que Zacatecas sufre hace años un proceso de centrificación, lo que significa que la ciudad soporta una migración de inquilinos y propietarios de negocios del primer cuadro, a quienes no les resulta rentable mantener en funcionamiento real sus propiedades, de manera que se mudan a las colonias de la periferia e incluso otros municipios, como en el caso de Guadalupe”.

El hecho provoca un constante proceso de abandono de la ciudad, que aunado a la errónea visión de un crecimiento pachanguero propiciado por la proliferación de antros, ha generado un daño permanente, constante y visible en muchas de las casonas del centro citadino.

Por ejemplo, en la calle de Tacuba se ha multiplicado la presencia de centros nocturnos, los cuales no utilizan la parte completa de una finca sino solamente una proporcional, mientras que el resto está abandonada y en descuido, es decir que una fracción de ella se ha caído o se caerá durante los próximos años.

Con ese tipo de construcciones desvencijadas fueron desapareciendo también de manera paulatina los negocios que brindaban servicios a los ciudadanos mediante la venta de artículos de primera necesidad sustituidos por otros relacionados con el consumo y venta de alcohol.

En este momento hay una tendencia relacionada con que el crecimiento económico de Zacatecas y su desarrollo potencial se hallan estrechamente vinculados a la apertura de antros, aun cuando ello no sea bueno para la ciudad.

Por todos esos factores se observa en todas esas construcciones un claro deterioro, un abandono constante, ante el cierre continuo de negocios originalmente establecidos ahí y que, a causa de su escasa rentabilidad y una decreciente capacidad de poder adquisitivo de los capitalinos, dejaron de ser habitadas.

Sobre los giros de alcohol, Mata refirió que ese tipo de negocios no fomentan  empleos bien remunerados, ya que la gente que trabaja en ellos no cuenta con Seguridad Social y otro tipo de prestaciones necesarias, todo lo cual genera círculos viciosos, además de beneficiar ocasionalmente a quienes rentan sus propiedades para el montaje de negocios.

Esos dueños ganan dinero pero en realidad no obtienen a cambio ningún beneficio, porque ningún porcentaje de ese ingreso se utiliza para la remodelación y mantenimiento de las casas.

“El gran ganador en todo ello es la empresa cervecera, a quien no le interesa si se abren o cierran negocios, ya que mantienen sus cifras de venta dentro de la ciudad, incluida la Feria de septiembre, pero para ningún zacatecano representa un negocio rentable sino una enorme cantidad de pérdidas pues lo que existe es una creciente pauperización del ingreso, a nivel de subsistencia, por debajo de los giros negros con el escenario de una ciudad a la que poco le falta por estar en ruinas”.

Mantenimiento

Al momento, expresó Mata, ninguna administración capitalina ha logrado darle mantenimiento a la ciudad sino solamente por la parte externa, lo que se realiza con recursos federales mediante los fondos destinados a conservar las ciudades patrimonio cultural de la humanidad, pero nunca en toda aquella parte que tampoco se ve y que es la que de manera presumible terminará por derrumbarse en tiempos venideros.

Tal hecho es patente en los subsuelos, ya que los socavones que se han abierto dentro de las fincas en peligro de caer están estrechamente relacionados con el desgaste actual en la estructura de las fincas y a causa de la permisibilidad de las autoridades viales que dejan entrar autobuses pesados al centro histórico cuando las calles de Zacatecas no están hechas para eso.

Al respecto, explicó que el subsuelo zacatecano está conformado por bóvedas que datan de cientos de años atrás, incapaces de soportar los pesos de esas unidades motrices.

No solamente se dañan las calles, sino también los edificios, como en el caso de la casona que era antes el recinto que albergaba, en avenida Hidalgo, a la Junta Local de Monumentos y a la Procuraduría General de Zacatecas y ahora es el patronato de promotoras voluntarias a la que, cuando le fue colocado el cableado subterráneo, la fachada se vino abajo porque su subsuelo está completamente dañado.

En esa área no hay una inversión, pero tampoco la presidencia municipal está interesada en resolver el problema.

Para ilustrar lo anterior, Gerardo Mata detalla los pormenores que de manera reciente sufrió una joyería ubicada frente a la plazuela de Vivac, en la que, como medida de precaución y prevención de riesgos para la población se suspendió la circulación de unidades pesadas por Insurgentes, Morelos y dicha plazuela.

La respuesta al momento es que las secretarías General de Gobierno –por medio de la Dirección Estatal de Protección Civil, Sinfra, la junta de Monumentos Coloniales, e Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado (JIAPAZ), así como la Dirección de Policía y Seguridad Vial- trabajarían en la resolución del problema; pero es el momento, indica Mata, en que ni siquiera hay avances en la investigación.

Trascendió por lo publicado en prensa que el gobierno estatal mantiene vigilancia y monitoreo constante, derivado de la supervisión del hundimiento originado por las lluvias y las aguas residuales que corren por la bóveda que se ubica al interior de los comercios marcados con el número 602 de la plazuela del Vivac en la zona centro de la capital zacatecana.

Suciedad capitalina

Tenemos una ciudad que, además está muy sucia aun cuando la actual administración inició con una labor de barrido nocturno, pese a lo cual los resultados no fueron los mejores, por el contrario.

La acumulación de basura no solamente tiene que ver con los desechos de las personas sino con sus consecuencias, para el caso de la proliferación de fauna nociva y el daño físico que, por ese y otros factores, se causa a las fachadas y edificios, sin olvidar el vandalismo.

Aunado a todo ello, no ha habido nunca un programa serio de gobierno que, por medio de la vía de la expropiación –de ser necesario- pudiera rescatar a esas fincas para darles valor y con ello mantener un centro histórico “vivible”, que garantice el sano derecho a la convivencia de todos los habitantes.

Por el contrario, la tendencia, que es muy equivocada, permite la sobreexistencia de antros que no son necesarios para la ciudad y los ciudadanos,  porque generan expulsión de propietarios de casonas y, por otro lado, la creencia de que por medio de remiendos estéticos, la ciudad va a ser atractiva para los turistas, lo cual no es cierto.

Indicó que mediante estudios específicos de su asociación, los turistas buscan sobre todo buenos servicios, más allá de la arquitectura, para el caso de que haya baños públicos higiénicos, una cierta oferta de restoranes para todos los gustos y presupuestos, cafeterías atractivas, tiendas de souvenirs y lugares para descansar.

“Y Zacatecas no tiene nada de eso, ya que para el turismo se trata de una ciudad completamente claustrofóbica pues los asfixia porque todo se encuentra en el espacio del primer cuadro, entre Allende y Plaza de Armas, pero como turista no encuentras absolutamente nada más allá pues no existe la infraestructura adecuada para traslados pero tampoco la oferta variada de buenos servicios”.

No existe, remarcó, un buen sistema de transporte público que le permitan al turista trasladarse a Guadalupe, al centro platero, Vetagrande o La Quemada, con lo que los visitantes terminan por no volver.

Es por ello que desde 1992 a la fecha no existe más que un turismo de día y medio o de primera vez, porque durante esas 36 horas encontró ya todo lo que tenía que encontrar aquí en el espacio citado, pero no vuelve jamás.

Y no vuelve, porque sabe que en esta ciudad no va a encontrar servicios de calidad, lo que lo va a incomodar. Por eso urge inversión en ese rubro.

Sin embargo, explica que el turismo no debe ser la prioridad sino sus propios ciudadanos, que son quienes la habitan y quienes, por cierto, no cuentan con condiciones óptimas para vivir; aquí no tenemos servicios de calidad como los espacios físicos para realizar compras o sentarse a tomar un café, beber la copa o escuchar música con toda la tranquilidad del mundo.

Pero este último aspecto no entra a formar parte de la visión etílica y utilitaria de la venta de alcohol.

El problema no depende, desde esa perspectiva de los vecinos sino de las autoridades, porque son estas últimas las que se orientan sólo a las soluciones estéticas en lugar de privilegiar las de fondo como en el caso de la recién remodelada avenida Torreón, que por las prisas de inaugurarla, en lugar de instalarle un drenaje profundo desfoga ahora las aguas de lluvia por sus banquetas y paso vehicular.  “Ahí, cada que llueva, esa vialidad se transforma en un arroyo”.

Una ciudad ¿vivible?

Al momento, los ciudadanos de esta capital no se han hecho acreedoras a su derecho a vivir de manera plena la capital y también a vivir de ella; sin embargo, las administraciones públicas municipales dependen mucho, sino es que en todo, en su calidad de apéndices de todas las acciones que le ordena realizar el gobierno del estado.

No debiera ser así, ya que el municipio tendría que ser completamente autónomo, lo que no ocurre en realidad al punto de que los alcaldes propongan que cualquier tipo de acción que se pretenda realizar al municipio debiera formar parte, antes, de la decisión del cuerpo colegiado de ayuntamiento y un consenso general entre quienes la habitan, pero no ocurre así.

Ejemplificó en el caso de Eduardo Yarto, secretario de Turismo del gobierno estatal, quien presentó hace poco su proyecto de Callejoneadas, en calidad de propuesta turística, además de inventar un paquete que tiene como finalidad rentabilizar ese tipo de paseo citadino para turistas los días sábado a un costo realmente excesivo.

Resulta que, junto con la alcadesa Judit Guerrero inauguran ese producto sin que fuera siquiera analizado previamente en sesión de cabildo, pues ahí jamás se aprobó “semejante barbaridad, porque nunca se discutió en su seno, sino que el secretario de Turismo lo dio por hecho como si gobierno del estado pudiera decidirlo por sí mismo sin tomar en cuenta al Ayuntamiento, su equipo de regidores y a quienes habitan en los alrededores, al imponerles ese hecho, lo que no deja de ser una mala lectura en manos de todos los funcionarios”.

“Ellos no son, en sentido alguno, los dueños del estado, sino que administran los bienes comunes de la entidad pero no pueden adjudicarse el título de propietarios de la misma, sino que antes tienen que pedir permiso, por lo que ni Yarto ni el Ayuntamiento cuentan con el permiso ciudadano para semejante barbaridad, en el caso de las Callejonadas”.

Explicó que, encima de ello, Yarto se apropió también de conceptos preexistentes para incorporarlos a “sus Callejoneadas” como en el caso de la Orquesta Típica de Zacatecas o el Miércoles de Danzón, sin pedirle permiso alguno al Ayuntamiento y ante una total falta de respeto por todos nosotros, pues se apropia de algo dado que no le pertenece.

“El señor está completamente equivocado porque no conoce a Zacatecas pero tampoco a los zacatecanos, por lo que hace falta una intervención ciudadana que permita prever y frenar todos esos hechos”.

Al respecto, a mediados del pasado mes de julio, los medios de comunicación locales informaron que La Callejoneada Zacatecana, una de las tradiciones más representativas de la localidad, se consolidaba en calidad de producto turístico para turistas y población local.

Eduardo Yarto Alponte, titular de la Secretaría de Turismo (Secturz), dio a conocer que con el lanzamiento de este producto turístico, el destino Zacatecas ofrecería más opciones de recreación y esparcimiento.

Advirtió que con él se pretende incrementar la ocupación hotelera de la zona metropolitana y los cinco pueblos mágicos: Nochistlán, Sombrerete, Pinos, Jerez y Teúl de González Ortega.

Cada sábado se lleva a cabo una callejoneada que parte de Plaza de Armas cuyo costo es de 150 pesos por adulto y 75 para los niños de 6 a 12 años.

Ciudad de explosiones súbitas

Asimismo, destacó que Zacatecas no requiere fogonazos de recursos para arreglos suntuarios, estéticos, de maquillaje o utilería pero que sí necesita inversión de recursos en aquellos problemas de fondo que tanto la aquejan.

Sobre esto último indicó que no se invierte, por ejemplo, en la solución de problemas como el agua potable, que en el centro histórico se tandea tanto en los hoteles de cinco estrellas como en el resto de la ciudad.

“La red de agua potable de las principales calles del centro de Zacatecas, data de los años 60 del siglo pasado, lo que genera, de acuerdo con informes de la propia JIAPAZ, un desperdicio de 50 por ciento de aquella que se dota al centro”.

El recurso que se destina al centro urbano es, matemáticamente hablando, como si se le abasteciera todos los días a todas horas, pero con 50 por ciento en pérdidas a causa de aquella que se fuga al subsuelo, al que daña con todo y cimientos y estructuras urbanas debido que las redes se encuentran en mal estado, intercubiertas de sarro hace años.

Al respecto, no ha habido una sola administración pública de los años 60 a la fecha, capaz de resolver el problema; ejemplo de ello es la calle Genaro Codina, cuya tubería de agua potable es externa pues se ubica a un costado de la banqueta (junto a la CNPA, la guardería del IMSS y la biblioteca de la casa de justicia).

Ese tubo surte del hídrico a esa calle y no se encuentra bajo tierra a causa de las constantes roturas que tuvo en el pasado (hace más de 30 años), por lo que se decidió ponerla por fuera.

La consecuencia de ese hecho, con toda y una tubería de media pulgada, alrededor de 1.25 centímetros, es que el servicio en esa zona, llena de restoranes y hoteles, resulta insuficiente.

“Por ello, a los hoteles de los alrededores se les surte el recurso con una pipa de agua adicional; ante ello, es importante que los turistas que vienen a Zacatecas sepan que el agua con que se asean no procede de las tuberías interiores de la ciudad sino de una pipa y que no cuenta con las mejores condiciones higiénicas como para usarla”.

Es un hecho que las obras estéticas superficiales, además de ser costosas, les dejan una ganancia económica a causa del diezmo en lugar de hacer otras necesarias.

Ejemplificó que con los más de 64 millones de pesos gastados en la destrucción de la Alameda, se hubiera podido cambiar toda la red de agua potable de drenaje en la ciudad y su subsuelo.

“Pero no lo hicieron, porque no se ve y no les deja diezmo; se trata de un error de las administraciones, pero además es una irresponsabilidad compartida con los ciudadanos, quienes permiten que esto suceda”.

Por ello, dijo que su asociación dice sí a todas las obras de inversión que permitan rescatar las fincas abandonadas y a medio caerse en la ciudad, ya sea por  la vía de los convenios con los dueños o bien mediante expropiación, para ponerlas al valor una vez remodeladas, con  servicios que hagan vivible a la capital.

Se pueden abrir créditos, una vez convenida la transacción con los dueños, pero si éstos no lo quieren así, entonces hay una causa de utilidad pública a la que se puede recurrir para expropiarlas.

“El gobierno tiene que entrarle e invertir en eso, porque resulta increíble el derroche de ingresos en actos suntuosos y obras innecesarias como el pasado centenario de 2014 o las obras faraónicas inconclusas de la pasada administración alonsista, culminación de la muy corruptible oleada de desastres que privilegia al alcohol y la violencia por encima de la cultura y el bienestar civil”.

Solamente así los turistas podrían venir “para que se la pasen aquí a toma madre toda una semana, lo contrario no es ni será posible en tanto”.

Las ganancias, en unas manos

De todo ello, solamente algunos obtienen enormes ganancias; impera una gran corrupción que permite, tolera y propicia, por ejemplo, una gran cantidad de espacios para el ambulantaje y los negocios presuntamente bien establecidos, tolerados por las autoridades, a quienes por cierto les dan muchas ganancias a cambio.

Tenemos un sistema de transporte colectivo que es dañino e ineficiente, del que los únicos que tienen ganancia del mismo son las dos o tres familias de concesionarios y el gobierno estatal en épocas electorales, por la suma de propietarios y sus familias de trabajadores a los votos del partido en el poder, trátese del PRD, PAN o PRI, que lo han hecho muy bien pero sólo para sus bolsillos.

En contraste, la ciudadanía tiene un servicio de transporte que está en mal estado, es caro, resulta insuficiente e ineficiente porque no brinda un servicio adecuado a nadie.

Casos como el Plan de Manejo del Centro Histórico, propuesto hace años por la Junta de Monumentos, tampoco pasaron por la discusión ciudadana, que tiene derecho a una audiencia para ser escuchada en todo lo que tiene que ver con su competencia, para el caso del Centro Histórico.

“Ellos pudieran pensar que la consulta no es vinculante, pero nuestro derecho sí lo es, y antes tiene que pasar por una consulta ciudadana y un consenso, porque de otra manera no nos va a servir, por lo que lo descalificamos pues a ninguno de nosotros se nos preguntó nada respecto de ese plan mediante encuesta, plebiscito o referéndum”.

La cultura del desperdicio

Aun cuando Zacatecas tiene un desarrollo cultural y artístico mayor a otras partes del país, con la presencia de grandes pintores reconocidos a nivel mundial, sus cinco museos de fama internacional y sus enormes acervos históricos, nada de ello logra trascender a sus visitantes; es decir, que no tenemos aquí un turismo cultural de relevancia que detone una serie de opciones nutridas por una buena dotación de servicios que en consecuencia permitan al turista y al local disfrutar los beneficios de su ciudad cultural.

Nada de ello sucede, pese a todas esas necesidades, con el fin de crear por ejemplo una escuela que forme investigadores para generar productos como libros y ediciones, pues todo ello, así como están dadas las condiciones actuales,  terminaría por ser ahogado por esa visión antrera de las autoridades y su pequeño grupo empresarial de visión cortoplacista mediante ese capitalismo de cuates.

Aquí son el alcohol y las drogas las opciones preferidas o peor aun, las balaceras en la calle, los feminicidios y toda una suerte de muertes en el centro y la periferia, lo que conforma, bajo esa visión empresarial-alcoholizante y drogadicta, la vida cotidiana de ésta, nuestra ciudad.

Al respecto, cabe añadir el asesinato ocurrido de manera reciente, en el cual murió una joven empleada en la vialidad Arroyo de la Plata a manos del crimen organizado: ella, lo único que hacía era ganarse un salario por lo cual abandonó sus estudios y al intentar oponerse al secuestro de la encargada la balearon en la cabeza sin que en ese móvil exista una investigación seria sino solamente la suma cotidiana de barbaridades cotidianas que se cometen aquí, expresa consternado Mata.

Ante ese cúmulo de hechos, dijo que en Zacatecas no se privilegia lo que naturalmente ocurre, aquí que es la difusión del enorme y rico acervo cultural, pues para comenzar se requieren más bibliotecas porque las actuales no han logrado vincularse a los niños.

“Tenemos seis de ellas contra más de mil 600 permisos de bares en el centro, hecho que sin duda, al privilegiar el alcohol y las drogas desprecia a la cultura y  representa el origen de nuestra actual violencia urbana”.

No podemos cerrarnos al hecho de que la delincuencia ha encontrado un auténtico paraíso en esta ciudad, “porque aquí están muy bien, nadie les dice absolutamente nada, nadie los persigue, y pueden incluso invertir en negocios del centro”.

Quienes mueren en los enfrentamientos son la carne de cañón, la gente del pueblo, la de hasta abajo, pero la gran delincuencia opera en sectores específicos de poder político y no le pasa nada.

Zacatecas tiene una impunidad pasmosa, pues mientras se festina la captura de un adolescente que desde los 12 años tiene una vida delictiva, se olvida que el sujeto no es sino una víctima más de la delincuencia.

Dinero más visión empresarial de existencia de antros da lugar a la necesidad de corromper, lo que posibilita la impunidad y toda la violencia a la vista cotidiana.

“La errónea visión de que el alcohol y las drogas van a dar un estado productivo es lo que permite que aquí nos esté cargando la chingada”.

Recordemos que la antrificación y la centrificación de esa violencia favoreció la expulsión de los oficios: canteros, herreros y carpinteros, que dejaron de ser necesarios para esta ciudad, pues todos ellos migraron a los alrededores o terminaron por emplearse en Oxxos, pues mientras la Secretaría de Economía lanza campañas de “Comprar lo que se hace en Zacatecas”, lo cierto es que aquí no fabricamos ni siquiera los zapatos que nos calzan o los pantalones que nos visten, lo mismo que los calzones, las camisas y las camisetas, que nadie elabora en el estado”.

No entienden que la visión capitalista zacatecana tendría que ser acorde a la creación de empresas favorables al entorno idiosincrático de la localidad y que no se trata solamente de la mercantilización de las cosas.

Se pasa por alto que cuando Zacatecas se convierta en ente productivo, entonces habrá circulante para todos y, de esa manera, un status de vida distinto; mientras tanto no, porque todos esos negocios que se piensan productivos para la capital en realidad no lo son, ninguno lo es, además de que, como quedó dicho, la prestación de servicios es prácticamente miserable e impide la propia generación de riqueza.

Seguir por ese camino solamente lleva a la pobreza constante y a la tragedia como quedó ha quedado claro en suficiencia.

Un medio local publicó el pasado mes de mayo que en Zacatecas capital había hasta entonces un total de 1209 permisos para la venta de alcoholes, 775 para expendio de cervezas y 434 para el resto de las bebidas, cifra que varía con la que sostiene Gerardo Mata.

La realidad aniquila todas las declaraciones, por más hermosas que se piense puedan ser, concluyó el entrevistado.

 

 

 

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