Los jóvenes zacatecanos se encuentran en la peor crisis de pobreza, inseguridad, e incertidumbre laboral, aún después de haber terminando una licenciatura. Sin embargo, tienen la oportunidad de cambiar el rumbo en las próximas elecciones a gobernador.
La pobreza ha impregnado un sector importante de la población más joven y se deriva de los empleos precarios e insuficientes que no satisfacen sus necesidades básicas y mucho menos sirven para empezar a independizarse. Hasta el 2018 el estado de Zacatecas registró más de 750 mil personas en situación de pobreza, es decir, un 47 por ciento de la población presenta al menos una carencia social (CONEVAL 2018).
Ante la crisis sanitaria causada por el COVID-19, la pobreza se intensificó en el estado, los ingresos laborales cayeron hasta un 6 por ciento, lo que ha empujado a miles de zacatecanos al empleo informal. Es necesario señalar que un gran porcentaje de la población afectada no se involucra o interesa en la implementación de las políticas públicas de las autoridades locales.
En las elecciones intermedias se observa un declive en la participación ciudadana en los rangos de edades que constituyen los jóvenes de 25 a 35 años, según en algunos casos se debe al descontento con la clase política a la que anteriormente habían dado su voto de confianza.
No hay duda que los jóvenes zacatecanos tenemos la responsabilidad de incentivar la participación ciudadana, tenemos el compromiso de fortalecer la democracia, pero sobre todo, estamos obligados a cuestionar los planes de desarrollo de los próximos gobernantes y vigilar que los servidores públicos cumplan sus compromisos ante la sociedad. ¡No dejemos que gane el abstencionismo!
