¿Improvisar en el tema de la salud? grave error de la 4T

El problema que cargan actualmente médicos y enfermeras que encabezan los servicios de salud del país y que son las personas que reciben las quejas, por la falta de insumos en hospitales y centros de salud públicos,  pone en jaque a la administración de Andrés Manuel López Obrador. Lo paradójico es, que ese escenario  ya se veía venir.

 La sustitución del Seguro Popular y la promesa presidencial de que todo ciudadano mexicano que solicitara servicio médico en cualquier institución de salud pública sería atendido de manera gratuita con solo presentar su credencial de elector, da muestra que,  en el imaginario del mandatario no permea una idea realista de nuestro país.

Y es que, es fácil prometer con palabras lo que al ser aplicado en los hechos corre riesgo de ser un fiasco.  Y no porque se extrañe algún paraíso perdido e inexistente del pasado, ni porque la idea de que el estado garantice la salud pública sea negativa, el problema es más simple, es financiero y operativo.

En ese sentido, ¿Con qué dinero pretenden los emisarios de la 4T, cumplir esa promesa manteniendo el mismo nivel de ingresos?   No olvidemos,  que existe la palabra empeñada del Presidente de que no aumentarán los impuestos. Sin embargo, entendemos que  tampoco se les puede pedir milagros y la solución para evitar chascos, es simplemente abstenerse de prometer soluciones inmediatas a través de subsidios que no habrán arcas públicas que los resista.

  ¿No han pensado en que a la utopía de repartir dinero a diestra y siniestra tarde o temprano le hará falta patrocinadores? Pero, no nos desviemos del tema, y recordemos que la garantía de salud para todos, fue un proyecto  del Plan Nacional de Desarrollo que luego de ser aprobada por las Cámaras, y ser publicada en el Diario oficial, entró en vigor a partir del 1 de enero.

La premisa de cambiar el Seguro Popular, que a palabras de López Obrador “resultaba insuficiente para dar cobertura en salud”; por el l Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI),  pone en un predicamento a los encargados de la salud pública, donde, para nadie es un secreto, se padece de la enfermedad crónica de la carencia de personal, insumos e instalaciones suficientes y adecuadas para atender la demanda de las personas que solicitan los servicios médicos.

El error sin embargo consiste en la pésima costumbre de la actual administración federal de implementar los programas de forma improvisada, sin diagnósticos, sin los recursos suficientes y lo que es peor, sin preparar al personal que da la cara a la población en las instituciones de salud.

Tampoco es congruente que mientras se pretende cumplir la promesa de cobertura universal de salud, se recorten presupuestos a las instituciones dedicadas a ese rubro o como en nuestro estado, se mantengan sin variaciones importantes.

Por lo pronto, el gobierno federal deberá replantear la estrategia de aplicación del INSABI, de forma paulatina, deberá primero invertir en infraestructura, en garantizar el abasto de medicamentos y la suficiencia de personal, antes de seguir sembrando la certeza, que para lo único que le alcanza a los promotores de la 4T, es para improvisar, soluciones que terminan derivando problemas más graves, todo basado en las buenas intenciones de su líder. Así no se puede ¿O sí?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *