Uno de los grandes retos que enfrenta la 4T es el poco o nulo crecimiento económico y bajo nivel de inversión. Recordemos que desde 2018 la inversión privada doméstica (pequeños y medianos empresarios nacionales) comenzó a disminuir por el panorama de incertidumbre que provocaba la inminente llegada de un gobierno de izquierda, como el que ahora encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.
A Graciela Márquez Colin, secretaria de Economía se le empieza a señalar por que en esta administración federal, la toma de decisiones ha sido muy errática, creando un panorama de incertidumbre para los inversores, y no me refiero a las grandes empresas porque esas no dejan de invertir ya que tienen planes y ajustes de acuerdo a los movimientos de la economía global; sino, a los pequeños y medianos inversores.
Según el modelo de Demanda Agregada keynesiano, la inversión tanto pública con privada son factores para que el Producto Interno Bruto (PIB) crezca. No obstante, el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz en una entrevista para BBC Mundo, el 28 de enero, declaró que el PIB no mide el bienestar de la población, por ello ya no es suficiente para medir el crecimiento de las economías, puede haber crecimiento y concentración de la riqueza.
Oportunidades
El panorama adverso, debido a la guerra comercial entre China y Estados Unidos, quedó atrás, este año tenemos el supuesto de que ambos gobiernos llegaron a una tregua. La primera parte de ésta consistirá en revertir el proteccionismo de la administración de Trump y del gobierno chino, lo que ha reducido sustancialmente la incertidumbre, permitiendo que los mercados de capitales gozaran en 2019 de uno de los mejores años después de la crisis de 2008.
Pese a la restricción de la inversión privada doméstica, nuestro país cuenta con una serie de condiciones que le proporcionan ventaja en el contexto económico global, tales como, inflación baja, disciplina fiscal y autonomía del manejo de la política monetaria del Banco de México, ejes fundamentales para la estabilidad macroeconómica.
Asimismo, otra de las condiciones favorables es que la inminente aprobación del TMEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), es decir, las reglas del juego para la inversión. Ese tratado es de suma importancia para para un gobierno que no ha definido sus prioridades en temas de inversión, significa suscribirse a un mecanismo de resolución de disputa, respeto a la propiedad privada y, decisiones con base a señales de mercado.
Algo que distingue a México de otras economías emergentes y de gobiernos de izquierda es el régimen de flotación (donde el tipo de cambio se define independiente de la oferta y la demanda de divisas), complemento de una política monetaria cuya meta primordial es controlar la inflación. La tasa cambiaria de interés mexicana se encuentra entre las más altas de mundo, por ello no hay condiciones de fuga masiva de capitales.
Retos
El precio del dólar ha caído sobre los 18 pesos, esto es reflejo de la baja inversión. Uno de los peligros de un peso sobrevaluado es la pérdida de competitividad en la balanza comercial (la diferencia del total de las exportaciones y el total de las importaciones). Por ello, existe una paradoja en la economía nacional, por la baja inversión, sobran dólares, la razón es la entrada de remesas y la caída de importaciones. Es decir, la demanda de dólares para comprar maquinaria, equipo y materias primas ha caído, estamos hablando de una economía deprimida con baja demanda para fines operativos del dólar.
Sin embargo, es una oportunidad, podemos aprovechar la oferta y caída del precio del dólar para bajar las tasas de interés nacionales –artificialmente altas-. Podría bajar sin peligro de fugas masivas de capitales porque en el mundo no hay muchas economías que ofrezcan mejores condiciones que la nuestra.
Los dólares disponibles deben utilizarse para fomentar la inversión y alcanzar al menos un 2% de crecimiento en los próximos años. En resumen, La 4 T no ha encontrado la fórmula para estimular la inversión privada doméstica y con ello, favorecer el crecimiento económico. No obstante, nuestro sistema económico tiene elementos positivos que pueden contribuir a revertir el estigma de bajo crecimiento con el que arrancó el gobierno de López Obrador. El reto de enderezar el barco, que parece que se hunde, es mayúsculo, porque el objetivo de lograr un país más justo y equitativo va implícito en el proyecto de la administración actual. Al tiempo.