La reforma a la Ley de la Industria Eléctrica como moneda de cambio

 

La Reforma Eléctrica constituye el primer paso para echar abajo la entreguista Reforma Energética de Enrique Peña Nieto. Regresarle la potestad al estado y dar  reversa a la privatización del sector energético de nuestro país, fue una de las promesas más populares de Andrés Manuel López Obrador.

Hoy, una de las vértebras de la transformación anunciada,  se tambalea porque el que fuera el principal operador de Morena en el Senado, se encuentra en franca rebeldía. Hablo de Ricardo Monreal, quien ahora se cobra a lo chino la cruzada en su contra que inició el Presidente al achacarle la pérdida de media Ciudad de México en la elección de junio del año pasado.

La zanja que se abrió en medio de la relación entre AMLO y Monreal, se acentuó cuando López lo descartó de su lista de favoritos para la sucesión.  A raíz de ese suceso, el de Puebla de Palmar aprovecha cualquier oportunidad para mandar ambiguos mensajes que en ratos se interpretan como níveos chantajes.

El último ocurrió hace días cuando nuestro paisano señaló –palabras más palabras menos- que para la aprobación de la reforma a la Ley Eléctrica, debe modificarse el texto de la iniciativa. Pero, vamos por partes.

La iniciativa con la que se pretende modificar los artículos 3, 4, 12, 26, 35, 53, 101, 108 y 126, fue enviada a principios de febrero del año pasado por AMLO a la Cámara de Diputados. Ahí, a finales del mismo mes se aprobó el dictamen en lo general con 304 votos a favor, 179 en contra y 4 abstenciones.

Con dicho dictamen se abría la puerta a una nueva modificación a la Ley de la Industria Eléctrica que entró en vigor en 2015 y que privilegia la inversión privada en la generación de electricidad. Contrario a la existente desde el peñanietismo,  la que se discute todavía en la Cámara de Diputados en lo particular,  da prioridad a la producción de energía eléctrica por parte de la  Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Con ello, se busca fortalecer a la paraestatal frente a las empresas privadas que suministran insumos energéticos. Sin embargo, la discusión sigue entrampada porque la propuesta presidencial da privilegio a la energía generada por la empresa estatal sin ponderar que su producción es más cara y más contaminante.

En este punto, considero importante aclarar que si bien es cierto que la CFE se estancó en la generación de energías contaminantes –ya que su principal fuente de producción son las hidroeléctricas- eso se debió a los intentos de desmantelamiento de los gobiernos anteriores.

El mayor costo, que al final de cuentas impactaría de manera negativa en el consumidor final y en el mismo modelo de plan de subsidio del Estado, así como del impacto ecológico, son las trabas que enfrenta la iniciativa en ambas cámaras.

AMLO pelea por pasar la propuesta sin contratiempos y sin quitarle una coma y eso acrecienta la dificultad para su aprobación. La resistencia que hoy encuentra en el Poder Legislativo se originó en la elección pasada, porque contrario a los pronósticos optimistas, Morena y aliados no obtuvieron mayoría calificada.

Y es que, los partidos que conforman la alianza del partido guinda, necesitan  que 333 diputadas y diputado digan sí a la Ley Eléctrica.  Tienen 277, por lo que necesitarían negociar con el PRI, para que 56 de sus 71 diputados la avalen.  En el Senado, no hay un panorama más alentador.

El enfrentamiento de López Obrador con su otrora operador político, pasa una esperada factura. Ricardo Monreal, no es un político que dé paso sin huarache, eso lo debe tener claro el mandatario. La reforma emblema de la 4T, es hoy moneda de cambio.

Lo más probable es que lo que hoy vemos sea el preámbulo de un estira y afloja en el que irán implícitos espacios de poder a favor del zacatecano. Veremos qué tanto peso conserva en el radar presidencial. Feliz inicio de semana