La crisis climática, una crisis civilatoria

Por Pilar Pino 

Históricamente, nuestro país ha estado expuesto a fenómenos climáticos extremos, pero el cambio climático está aumentando su frecuencia y severidad como la actual ola de calor. El cambio climático  que traerá  sequías más prolongadas, inundaciones más frecuentes e incendios más arrasadores, no es un temido escenario del futuro,  es una realidad de consecuencias catastróficas, hoy.

México es uno de los países más vulnerables del mundo ante el cambio climático debido en buena parte a sus características geográficas,   por ejemplo, los casi de 15.000 kilómetros de costa. Además,  es uno de los 15 mayores emisores de gases de efecto invernadero con el 1.4 por ciento del total mundial. La paraestatal Pemex, se sitúa entre las diez empresas más contaminantes del mundo -a mayor quema de petróleo, mayor aumento en las temperaturas-.

Vivimos una ola de calor que los expertos coinciden en calificar como inédita. La Secretaría de Medio Ambiente ha asegurado que al menos 22 Estados han superado los 40 grados desde la semana pasada. El infierno se siente en la tierra, obligándonos a vivir a la sombra y en interiores durante las horas más sofocantes del día.

Sin embargo, este no es un fenómeno exclusivo de México: todo el mundo ve con alarma cómo las temperaturas aumentan año tras año. Los últimos ocho han sido los más calientes del planeta “desde que se tiene constancia a escala mundial”, señaló a principios de 2023 la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

La OMM sostiene que en 2022 la temperatura media mundial superó en más de un grado los niveles preindustriales antes de 1900. La organización defiende que los efectos del calentamiento global, se mantendrán fruto de los niveles récord de gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera, trayendo consigo olas de calor extremas, sequías e inundaciones devastadoras. La ONU cree que hay un 98% de posibilidades de que en los próximos cinco años se supere el récord de temperatura global alcanzado en 2016.

El incremento de la temperatura, ocasionado principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero que genera la quema de combustibles fósiles, es el indicador más certero de esta transformación en el clima del planeta. Para el caso de México, el calentamiento está por encima de la media mundial, los últimos seis años han sido los más calurosos de los que se tiene registrado en el país. Si en 1985 el promedio de temperatura a nivel nacional era de 20.4 grados, en 2020 fue de 22.4, según datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).

La crisis climática ha alcanzado la temperatura media mundial y lleva a que se registren más a menudo temperaturas extremas, como las que se alcanzan en las olas de calor. La subida de las temperaturas puede aumentar la mortalidad, reducir la productividad y ocasionar daños a las infraestructuras, como la reciente crisis del Sistema Eléctrico Nacional. Las consecuencias más graves recaen en las personas más vulnerables, como niñas, niños, mujeres, adultxs mayores, personas que viven debajo del umbral de la pobreza y sin hogar.

Los expertos coinciden es que estos cambios en eventos extremos se están adelantando a sus predicciones, pues, se esperaban hasta finales de este siglo. Los escenarios previstos en caso de que la temperatura del planeta se incremente 4 grados son sencillamente devastadores, probablemente provocando una crisis civilizatoria que podría terminar con una gran cantidad de especies, incluyendo la humana.

Cuanto más se elevan las temperaturas, mayor es la evaporación de agua. Eso incrementa la resequedad del suelo, lo que favorece el desarrollo y la ocurrencia de incendios forestales. Los datos lo corroboran: la tendencia va en aumento, tal como hemos atestiguado en nuestra entidad.

A medida que las temperaturas se elevan, la atmósfera es capaz de retener mayor cantidad de agua. Por ello, la probabilidad de que ocurran lluvias mucho más intensas se multiplica, es decir, la misma cantidad de lluvia que caía poco a poco a lo largo de un mes, ahora puede caer en un lapso de horas, generando inundaciones.