La vitrina del bienestar

 

Por Christian Adalid del Havre 

“Siempre debemos dejar que pase un tiempo, porque el tiempo revela la verdad”.

Séneca

 

Tenemos 5 años de vivir  una realidad que nos recetan por tres horas desde Palacio Nacional.  Una realidad que contrasta fuertemente con la verdad  cotidiana del país, es más, ya es la esquizofrenia presidencial, que ve enemigos donde no los hay y contextos inexistentes que son, claro está, alimentados por una serie de beneficiarios del sistema que defienden el discurso a pesar de las pruebas.

 

Dicen que un país no cambia en un sexenio, que es necesaria la paciencia y la buena voluntad para ver y vivir los cambios que beneficiaran a todos, nada más alejado  a la verdad, lo que falta es voluntad política y exigencia ciudadana; porque en 100 días Argentina está saliendo adelante en el tema financiero después de décadas sumidas en la opacidad peronista y krichnerista; el problema es que en este país hay demasiada resiliencia alimentada por la novela histórica.

 

La memoria histórica de los ciudadanos en el país está atrofiada o velada por las redes sociales.  Se cree en la pirotecnia de la campaña política pero se duda de lo palpable. Desde hace 10 años Iztapalapa está gobernada por la misma persona que encarna al mismísimo régimen de Morena, en esta década aumento la pobreza en 100 mil personas y el servicio más básico, el derecho humano al agua es controlado por una serie de empresarios ligados a la alcaldesa; de seguridad pública ni que decir, siendo un emblema de la mala estrategia de seguridad en la ciudad y el país, aun con todo ello, la alcaldesa es la candidata de Morena a la ciudad de México, ¿Nos debemos preguntar porque habiendo tantos ciudadanos los partidos buscan a los peores representes de candidatos?

 

Ya en el epilogo de este mandato están saliendo a la luz todo los que se prometió sería un cambio pero que se dejó al olvido y lo peor que se promete continuar.  Aun así, hay ciudadanos volteando a ver esta opción como algo válido.

 

Se prometió acabar con la corrupción, el mal más lacerante de las últimas décadas porque no solo destruye instituciones, sino genera desconfianza en la ciudadanía. Se han exhibido videos y audios de la entrega de dinero al movimiento vía los hermanos y personas cercanas al presidente. Además, “el clan del bienestar” liderado por los hijos del mandatario que  asignan obras y proyectos a sus amigos cercanos aun sin experiencia en los ramos distintos, pero “banderita blanca a la corrupción’.

 

Se prometió el regreso del ejército a los cuarteles. No obstante, no sólo son la base para la recién creada Guardia Nacional, ahora administran obras, se le asignan presupuestos y controlan aduanas, generando con ello un monopolio donde la corrupción está carcomiendo desde sus bases hasta sus mandos.

 

Se prometió el mejor sistema de salud, equiparado al de Dinamarca. No sólo no se alcanzó, se destruyó lo que ha dejado a más de 20 millones de mexicanos a su suerte, por ello ahora las farmacias con consultorio son todo un éxito. A pesar del fracaso del INSABI, se construyó una bodega llamada La mega farmacia”, que no solo es un gasto innecesario, sino que costó a los mexicanos más de 2 mil millones de pesos  y los atiende con solo 5 recetas diarias surtidas. Imagine qué haría la población  sin las  farmacias Simi de cualquier colonia.

 

Todo el sexenio anterior se lucró con los 43 de Ayotzinapa, sí, esos estudiantes que nunca aparecieron y que al final, la historia que nos contaron era la verdadera, aunque este gobierno no la acepta, lo peor es que en este gobierno ya faltan 44, y se desgarran las vestiduras diciendo que no se lucre con el dolor humano, cuando ha sido su principal negocio.

 

Se terminaron los presupuestos para municipios, estados y mantenimiento carretero, todo ello en favor de los “caprichos del bienestar”, el banco, el aeropuerto, la refinería y el tren. El primero está siendo investigado como factor de lavado de dinero por lo que no puede haber transferencias desde Estados Unidos, aunado a las pedidas que ascienden a 580 millones.  El aeropuerto que no transporta a nadie y que el gobierno lo está manteniendo con lo que saca del otro aeropuerto, es un mal negocio. La refinería que prometió estar funcionando y generando la llamada soberanía energética desde el año pasado y que hasta el momento no ha refinado ni un litro de gasolina,  pero que ya duplicó su costo de construcción de 8 a 17 mil millones de dólares con familiares de la exsecretaria Rocío Nahle metidos en la proveedurías.  El tren maya que ha sido el mayor ecocidio del país, que deforestó millones de hectáreas de arboles y desplazó a personas de sus lugares de residencia, afectó la zona de cavernas mas grande del mundo; ese es el costo de los “caprichos del bienestar”.

 

Hasta aquí la vitrina del bienestar la que por estos años estuvo oculta bajo la cortina de la opacidad e impunidad, ahora se está revelando como lo que realmente es: un fraude.  De nosotros ciudadanos dependerá lo que siga  para los próximos seis años.  Recordemos el discurso de Claudia Sheinbaum: , “Queremos que siga la corrup…” o queremos un cambio de esperanza.