«El que vence a los otros es fuerte, pero el que se vence a sí mismo es poderoso»
Lao Tsé
➡️Meteórico papel de soñador
➡️Ex rebelde
➡️Un mueble más en la Secretaría de la Función Pública
De salida
➡️Paradoja de la reforma al Poder Judicial
➡️Eliminar contrapesos
Meteórico papel de soñador.- Ernesto González Romo ejemplifica de manera nítida al político ordinario de México. Es un “Varguitas” cualquiera. Como el personaje principal de las película La ley de Herodes, rápido desveló que lo mueve una desmedida ambición. Han pasado apenas poco más de tres años de que el diputado que ayer pidió licencia en la LXIV legislatura, a pocos días que ésta concluya, supuraba candidez al afirmar que soñaba con ser el mejor diputado de la historia. Lo dijo al ser entrevistado por Luis Medina Lizalde, durante su campaña contra la que bautizó como “La estafa legislativa”. Muy poco le duró el idealismo. Pronto se hizo de la vista gorda cuando el esquema de desfalco de recursos públicos en el Congreso Estatal, siguió sin que el presidente de la Comisión del Sistema Estatal Anticorrupción, dijera pío.
Ex rebelde.- Lo irónico de todo eso, es que será el nuevo Zar de la Secretaría de la Función Pública. Quien tuvo una esporádica época fucsia de rebeldía contra La secta, pronto gobernó su bífida lengua a cambio de la candidatura a la reelección a diputado local. Sin embargo, no pegó su empeño demagógico y con la cola entre las patas, regresó con más pena que gloria; derrotado, pero con la esperanza puesta en la nueva gobernanza de que no lo descobijarían del presupuesto. El defensor en tribuna de la recién aprobada reforma a la Ley del Issstezac, que por conveniencia olvidó el mantra cuatrotero de “No mentir, no robar y no traicionar” traicionó el derecho a pensiones dignas de los agremiados al instituto. Era de esperarse de quien quiso ser personaje principal en su propia historia pero siempre será vasallo. Nunca se sacudió el mote de subordinado de Soledad Luévano, que a su vez, nunca dejará de servir al Monrealismo.
Un mueble más en la Secretaría de la Función Pública.- Con ese contexto personal vigilará el uso del dinero de los zacatecanos en el gobierno de David Monreal. Pero ¿Qué podemos esperar de un personaje como él en el área encargada de “Establecer y coordinar el Sistema de Control y Evaluación Gubernamental; fiscalizar y practicar auditorías al ejercicio del gasto público, entre otras funciones? Definitivamente nada. Más allá de que su nombramiento debería ser desechado porque encarna un descarado conflicto de interés, la Función Pública, es un elefante blanco de la administración estatal. No se puede ser juez y parte. Si Humbelina Elizabeth López Loera, llegó haciendo aspavientos dizque con miles de horas de inhabilitación a exfuncionarios, y rápido se diluyó su empeño ¿Qué bandera puede tener González Romo, si los cartuchos de “la corrupción del pasado” ya se quemaron?. Además, qué esperanzas que en un golpe de dignidad, decida que hay que observar y auditar alguna dependencia del gobierno de su patrón. Pues, solo llega a ocupar un puesto y una oficina como premio de consolación por su sometimiento. Nada nuevo bajo el sol.
De salida
Paradoja de la reforma al Poder Judicial.- Resulta paradójico que la reforma al Poder Judicial, propuesta por Andrés Manuel López Obrador, naciera luego de que la Suprema Corte, hizo justamente lo que le corresponde: ser contrapeso del Ejecutivo y el Legislativo. El tercer poder de la república, cobró protagonismo en este sexenio porque contradijo con la Constitución en mano, leyes y reformas que el Presidente ha pretendido imponer de la mano de diputados y senadores genuflexos. Por contrariar a la Ley de Minería, la Reforma Educativa de la 4T, entre otras y atender solicitudes de revisión constitucional en asuntos que atañen a todos, ese poder se puso en la mira. Cierto es que en su historia nacional, fue comparsa y una extensión del Ejecutivo, pero la 4T nunca quiso que eso cambiara. La obediencia plena, es el sueño guajiro de López Obrador, forjado políticamente durante los mejores años del PRI autoritario.
Eliminar contrapesos.- Empezar la farsa de una cruzada contra la corrupción y las excesivas prebendas en el Poder Judicial, que, como bien dijo Arturo Nahle durante los foros locales de análisis de la reforma, solo se lleva el uno por ciento del presupuesto, fue la táctica. Los baños de pureza que se dan políticos que hoy defienden la idea presidencial de convertir al Judicial en un poder supeditado a caprichos políticos, son estériles y creíbles solo para un sector de la población domado con demagogia y programas sociales. Aunque López ya se va -eso dice- su legado será regresivo. Si la reforma pasa -como a todas luces se ve- Sheinbaum tendrá manga ancha para hacer y deshacer. Sin los necesarios contrapesos que garantizan la existencia de la república, viene el regreso del priismo setentero pero ahora teñido de guinda. Al tiempo.