El legado institucional

Por Christian del Havre

La primera obligación del Gobierno es proteger a la gente, no dirigir sus vidas”.

Ronald Reagan

 

A lo largo de la historia la humanidad se ha tratado de generar hitos que dejan una huella en las generaciones, desde los Césares hasta los regímenes populistas de la actualidad, estos solo pueden trascender mediante la institucionalización de sus ideas y conceptos, es decir que su ideología trascienda personas, épocas y modas.

En este sentido nuestra nación ha sido moldeada a lo largo de la historia por varias etapas, las cuales han traído desarrollo y plenitud o caos, derroche y abuso; en la actualidad estamos viviendo una etapa que seguramente moldeará la forma de hacer política, pero a la vez de vivir de la nación mexicana a un modelo gastado y probado en parte de hispanoamérica, sobre todo en las naciones del sur.

Lo quisieron llamar la cuarta transformación, pero es mejor conocido como el obradorato, ya que está tratando de transformar la vida política, económica y social del país; uno que está inmerso en el reallity, más que en la realidad social.

Algunos analistas mencionan que estamos retrocediendo a las épocas de los 30’s o 50’s del priismo todopoderoso; creo que va más allá; ya que no solo esta tratando de perpetuar una clase política y familiar en el país, sino el control absoluto de las instituciones, sociedad civil e individuos, como en los regímenes castro- chavistas.

El primer paso fue darle atribuciones al ejecutivo para plantear temas sin oposición, segundo golpe, el militarizar las funciones y policías del país, controlando así una parte del sistema de justicia; la tercera etapa fue ganar elecciones en estados y congreso federal, con ello obtener el control del constituyente y generar o deformar el marco institucional desde la constitución política; cuarto buscar poner a las órdenes del ejecutivo el poder judicial, para controlar a los ciudadanos; transversalmente la destrucción o eliminación de los organismos autónomos que están afuera de su alcance y la apropiación de la narrativa mediática mediante la cooptación o amenaza de medios de información. Tener una oposición delimitada y controlada mediante mecanismos de asfixia económica y el control de la disidencia mediante los organismos gubernamentales (UIF). Finamente institucionalizar la narrativa de la lucha y mejora contra un enemigo ficticio que será el antagónico del régimen y lo utilizará para motivar a sus masas y desmotivar a la disidencia.

En esta espiral el régimen comenzará con una de las leyes que menciona George Orwell en La rebelión en la granja, todos somos iguales pero hay unos más iguales que otros; así acabará generado una camarilla élite, que tendrá o ggozará e los privilegios. En el caso venezolano Maduro y sus esbirros militares del cártel de los soles; en Rusia la clase política oligárquica amigos de Putin; en México los funcionarios del partido y sus amigos capitalistas compadres.

Andrés Manuel dejará un movimiento, que ya se institucionalizó, además de institucionalizar la mentira, la improvisación, la violación al estado de derecho y la cerrazón a voces distintas en razón del estado llamado cuarta transformación.

Claudia no será Cárdenas, porque Andrés ya tiene el partido, el congreso, las instituciones, la justicia y sobretodo la milicia, que ahora tendrá las funciones de policía; caso distinto a Cárdenas que se fue apoderando del partido, la milicia y sindicatos. Otra mentira a la cuenta, ni se retirará de la vida pública, ni dejará el poder.

Recuerda, desde el poder le pueden contar la verdad que quiera al ciudadano mientras no haya una sociedad fuerte, con medios fuertes y una oposición comprometida.

Christian del Havr

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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