Por Christian del Havre
“Sin justicia, solo hay divisiones, victimas y opresores”
Napoleón Bonaparte
Este fin de semana inicio el derrumbe formal del Poder Judicial y la división de poderes en México, mediante una “tómbola” en la sede del Senado, una escena que seguramente nos venderán desde La mañanera como el inicio de la democratización y justicia del país. 785 jueces y su futuro profesional, quedaron a merced de la suerte.
Después de la presentación por parte de la titular de Secretaría de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, de las leyes secundarias, que ponían las bases para la elección de jueces, quedo claro que la misión primordial de la “primera Presidenta”, no era la conciliación y el diálogo, sino el arrebato y ser la única voz de poder en el país.
Seguramente más de uno quedó sorprendido ante la reacción de Claudia Sheinbaum Pardo al dictar línea que no se iban a modificar las leyes secundarias, ni la reforma al Poder Judicial presentada por Andrés Lépez, regresamos a los tiempos modernos de “no se le moverá ni una coma” o a los tiempos de antaño “lo que diga señor presidente”. Se consolida con ello, la línea dura de un presidencialismo que fue tomando auge en el último sexenio, dejando al legislativo como oficialía de partes y al Judicial como ejecutores del interés de la Presidenta y su movimiento.
El próximo 4 de noviembre se publicará la convocatoria para la participación de la renovación de los 1 mil 699 magistrados de circuito y juzgados, a realizarse en junio de 2025, mediante una elección extraordinaria abierta a los ciudadanos, donde la simpatía, el arreglo, la parcialidad y la total falta de certeza serán la voz andante en esa votación.
Nuevamente se consolida un proyecto autoritario bajo el argumento de la justicia, igualdad y honestidad. La libertad, el profesionalismo y la ética de los cientos de trabajadores, jueces y magistrados, quedan de lado por la visión personalista del país. Las familias afectadas seguramente recibirán algún apoyo del bienestar para paliar la pérdida de empleo de sus familiares.
Se pretende arrancar la división de poder, el contrapeso político y la pluralidad de pensamiento en nuestro país, es decir la libertad. La visión única de estado va permeando en las instituciones y en la vida diaria de los mexicanos, donde algunos preferirán ser parte de esta visión para conservar privilegios y otros hasta la vida misma. Lo que queda claro, es que la Presidenta viene a consolidar el proyecto presidencialista y de voz única; apagando la pluralidad, democracia y el dialogo.
La democracia y pluralismo no solo se delimita en atender la prerrogativa que como ciudadanos tenemos cada tres o seis años para elegir nuestras autoridades, sino es un sistema de vida, donde la libertad es el pilar principal que nos da voz como individuos.
Como ciudadanos responsables sumémonos a la lucha de la revocación de mandato.
¿Te gustaría que en tú realidad alguien te dijera qué comprar, como vestir o que pensar?