Por Christian del Havre.
«Nacimos aquí, donde las masas idolatran a los idiotas y los convierten en héroes ricos». Charles Bukowski, escritor alemán.
Este buen fin tuvimos no solo ofertas y descuentos en productos, también en el presupuesto de áreas primordiales como la salud, la educación y la seguridad. Tres grandes temas en los cuales nuestro país no ha mejorado.
El problema no solo es que se dejan de lado áreas estratégicas para el desarrollo pleno de la sociedad, sino que en cambio se enfocan en fortalecer el ejército electoral con el cual han ganado las últimas elecciones.
Además, el presupuesto llega con un déficit sin precedente, ya que por más que quisieron esconder la deuda pública y el mal estado de la economía del país que dejó Andrés, tuvieron que volver a la realidad. Lo que se debe es más de lo esperado y corremos riesgos de regresar a los tiempos de Miguel de la Madrid, es decir, a los ochentas y sus recurrentes crisis, así es el tamaño de la herencia económica que legó el ex presidente.
En ese sentido, preguntamos ¿Y para qué están los representes del pueblo, esos que se han llenado la boca en decir que son el verdadero pueblo, que representan los intereses de la nación y que tienen el supremo mandato popular, si a la hora de generan presupuestos no discuten, no proponen y mucho menos modifican para buscar el crecimiento y mejora del país?
Ni la docena de legisladores federales, algunos coordinadores de bancada – exceptuando a Noemí Luna, que si señalo la injusticia para Zacatecas -, ni el poderoso Ricardo “El helicóptero” Monreal, pudieron o quisieron apoyar a su estado, así que tendremos más tomas de instituciones y vialidades por parte de asociaciones, magisterio, productores y cualquier otro sector, porque el presupuesto no alcanzará para los compromisos del año entrante.
Como tradición que se comenzó en el sexenio pasado, no le movieron una coma, pero el asunto es que ahora no hay a quién culpar de la problemática que viene porque el pasado más reciente es de Morena, no se nos olvide.
Llama a la reflexión también, la creación de la ley que sirvió solo para concentrar el poder en unos cuantos de apellido Monreal y López, para dejar en la incertidumbre a los trabajadores e integrantes del tercer poder de la república.
Éstas leyes no solo minaron la democracia y la justicia en nuestro país, sino que le han dado más poder a los diputados porque el derecho del amparo ante alguna ley injusta, quedó en el basurero de la historia, debido a que las mayorías mandan le guste a quien le guste.
La otra ley que es digna de analizar es la modificación a la prisión oficiosa preventiva, la cual puede derivar en detenciones arbitrarias por parte del estado y la persecución política por pensar o expresarte de forma diferente al sistema.
Sería bueno preguntarnos si la función de los diputados es solo levantar dedos porque los guindas parece que no tienen criterio propio o ha sido arrebatado en nombre del movimiento.
A los legisladores asimismo, se les otorga la representación de la sociedad para que mediante su capacidad de análisis, de estructura y criterio puedan otorgar los cargos a las personas que sean dignas por su capacidad, honestidad y preparación, pero tal parece que eso queda rebasado por la ideología y el interés.
Acabamos de ser testigos de un proceso sumamente corrupto y desaseado, en el nombramiento de la presidenta Nacional de Derechos Humanos, quien no ha brillado por cumplir la misión y encomienda que las leyes le otorgan de defender a la sociedad de los abusos de la autoridad ni tampoco demostró ser la más calificada ya que en los exámenes de competencias salió en los últimos lugares. Pero aún con ello, la lealtad a Andrés sacó adelante su elección en un proceso donde la voz del coordinador de senadores se impuso a la capacidad y eficacia de los demás perfiles.
En este caso yo le preguntaría estimado lector ¿Le gustaría que alguien menos capaz que usted llegara y tomara su puesto solo por recomendación del influyente?
Esto abre un debate mayor sobre cómo serán las elecciones de los aspirantes a ministros, jueces y magistrados, si ya fuimos testigos de una elección que quedó en manos, no de la persona más capaz, la más preparada o la más honesta, sino de la que mejor obedecía al régimen y a su mesías.
Hasta aquí nos debemos preguntar si esos representantes del pueblo cuyas dietas mensuales van desde los 75 mil a los 119 mil pesos (depende si es diputado local, federal o senador), más bonos, viáticos y prestaciones, son suficientes para la labor que están haciendo o están quedado a deber al pueblo que fue quién los eligió y a los que están obligados servir.
Le pido amable lector, que ubique a su diputado federal, ya sea de su distrito o el plurinominal, lo contacte en redes y le cuestione su labor en beneficio para su estado, municipio y distrito. O bien, deje que sigan rindiendo cuentas exclusivamente al movimiento, no a usted.