El mito de la caverna y la transparencia

 

Por Christian del Havre 

 

“Di la verdad. La transparencia genera legitimidad” John C. Maxwell, escritor estadounidense.

Durante décadas nuestro país estuvo sumido en la penumbra de la caverna de la desinformación, a solo lo que el gobierno quería proporcionar en sus pomposos días del informe presidencial.

Los pocos o nulos datos que se obtenían desde la oposición como aliados, a algunos porteros eran la pólvora que en ocasiones incendiaban los noticieros señalando a personajes o instituciones, pero jamás se tocaba al presidente y su séquito más cercano.

Los datos más delicados eran reservados para no afectar intereses de la cúpula y de familiares, es decir la luz del conocimiento se reflejaba de acuerdo al interés de unos cuantos que tenían el control de la luminosidad y de las sombras, así como en el mito de la caverna de Platón.

En el año 2002 se crea el IFAI, antecesor del INAI, el cual tuvo varias transformaciones hasta lo que conocemos hoy, donde además de exigir información al poder o entes públicos en favor de los ciudadanos, garantizaba mecanismos de protección de datos personales. Para resumirlo en cifras, 15 millones de datos se quedarán en el vacío.

El pasado 8 de diciembre Morena y sus aliados sepultaron al INAI y otros 6 organismos autónomos, ellos que 10 años antes defendían la autonomía de éstos organismos para que pudieran, de forma independiente, proporcionar información tan delicada como la “llamada Casa Blanca de la Gaviota”, desde la trinchera de la oposición los morenistas debatían y argumentaban lo que hoy quisieron callar con sus mayorías ilegales, sin que se le moviera ninguna coma a la iniciativa que daba fin a una época de acceso a la información y transparencia.

Esta motivación de regresar a la oscuridad de la caverna para protegernos de la luz y su realidad, de no aceptar que con la luz obtenemos conocimiento más fidedigno de la realidad, fue motivada por un presidente formado en la penumbra del sistema y que al mismo sistema, quería regresar para que solo unos cuantos pudieran manejar la realidad a los demás que viven en la caverna.

Recordemos que fue por el INAI que se crea una plataforma que daba certeza que la información pública tenía que pertenecer al ciudadano, transparentaban gastos y datos del gobierno y sobre todo, se podía tener información para su análisis y discusión, tan es así, que esta llegó a la corrupción en SEGALMEX en tiempos de AMLO, la ineficiencia del sistema de salud y vacunación, el mal manejo de la pandemia del COVID y las redes de tráfico de influencia de los hijos del ex presidente AMLO. Cuando se dio cuenta de este peligro para su reputación y gobierno el expresidente se fue contra estos organismos que desnudaban la corrupción, mentira y traición.

El pasado 8 de diciembre no solo triunfó la corrupción, sino aquellos a los que les molesta que los demás tengan en su poder la información y la luz para distinguir lo real de lo imaginario; en este mito moderno de la caverna, aquellos que se aferran a la luz y transparencia pueden ser encarcelados, timados y hasta muertos por tratar de otorgar un haz de luz a la sociedad que esta pasmada en la oscuridad y con la narrativa de los “otros datos”, y se queda en las sombras que reflejan una luz que es manipulada desde la nomenclatura morenista.

Se le acaba de dar un retroceso a las libertades y accesos de la información del país, se acaba de hacer más peligrosa la profesión del periodista, se le regresa el poder de la información al ejecutivo, que desde esa trinchera, buscará hacer más creíbles sus “otros datos” y su realidad alterna alterada. Nos queda como ciudadanos que siga habiendo una red de medios y periodistas que busquen la luz de la verdad y una oposición que se alié con la transparencia.