Por Norma Galarza
“Gobernar es pactar; pactar no es ceder”
Gustave Le Bon (sociólogo, físico y psicólogo francés)
➡️¿Hasta 2033?
➡️La iniciativa que envió Sheinbaum
➡️La no reelección que no impide brincar a otro puesto
➡️Contra el nepotismo electoral, más el ruido que los cohetes
De salida
¿Pactó Ulises?
¿Hasta 2033?.- Saúl Monreal tendrá que posponer su aspiración de suceder en la gubernatura a su hermano David, si el Senado aprueba la propuesta de Claudia Sheinbaun, en materia político-electoral contra la reelección y el nepotismo. Y dije posponer, porque la reforma solo impediría su participación a la candidatura del Ejecutivo estatal en 2027. ¿Pierde el ex alcalde de Fresnillo? No en realidad. “ El cachorro” continuará en la Cámara alta hasta 2030, y según la regla sobre la reelección y nepotismo electoral -que impide ser candidato los tres años subsecuentes a que termine el acual mandatario-,no tendrá traba para postularse para cualquier otro puesto que dure un trienio y luego, competir por la gubernatura en 2033. Si se fija, al final, solo necesitará la paciencia que tuvo quien sigue invicto en los últimos lugares de aprobación. Hay que recordar que compitió por el puesto que antes ocupó su hermano Ricardo, por primera vez en 2010 y que la tercera, en 2021, fue la vencida.
La iniciativa que envió Sheinbaum.- Retomando la propuesta presidencial que nos ocupa, desmenucemos los cambios sugeridos a la Carta Magna, que el 5 de febrero recibió Gerardo Fernández Noroña en su papel de presidente de la Mesa Directiva de los senadores. La iniciativa -que exenta al Poder Judicial- quita la Reelección inmediata y agrega una figura contra el Nepotismo electoral. Y antes de que empecemos a entonar vivas y hurras, hay que entender que le queda corta a la aspiración de bloquear en los puestos del Estado mexicano, a las cúpulas del poder político y económico. De inicio, la oferta de “La doctora” no erradica dinastías, únicamente, les impide postularse por el mismo puesto en caso de la reelección y aplazar un trienio sus intenciones de sustitución a familiares, en la idea anti nepotismo electoral.
La no reelección que no impide brincar a otro puesto.- En primer término sobre la reelección, la propuesta -muy plausible, urgente y necesaria- de echar abajo la reforma avalada por los partidos miembros del que se llamó Pacto por México en 2014, no impide a los mismos apellidos monopolizar el poder. La actual inquilina de Palacio Nacional, incluyó la desaparición de la reelección entre sus promesas durante su campaña, pero no sin dejar claro que entraría en vigor hasta 2030. Una trampa que salva a su sexenio del reclamo de los aliados “transformadores” y que queda a deber. La propuesta que busca impedir que legisladores federales y locales, alcaldes, síndicos y regidores, sean “reelectos para el periodo inmediato posterior”, no prohibe que se postulen a cualquier otro puesto público. Al delimitar que “no podrán participar como candidatos para el mismo cargo que están ejerciendo”, abre la puerta a que los mismos dueños del poder continúen con el control de lo político. Impedir la reelección, sin prohibir saltar a la búsqueda de cualquier otro cargo, al menos de manera inmediata, permite a las eĺites enquistadas en el servicio público brincar de un puesto a otro, como ha sido desde la época posrevolucionaria. Pero, pues, es lo que hay.
Contra el nepotismo electoral, más el ruido que cohetes.- Aún cuando se promueve como la panacea, es un mejoralito, que pondrá a descansar 3 añitos, a familiares de políticos que suspiren por ocupar un puesto público. Por cierto, no olvidemos que el nepotismo como tal -que ya aplica en las administraciones aunque se pasen la ley por el arco del triunfo-, ya está regulado en la Ley de Responsabilidades Administrativas, la Ley de Austeridad y el Código Penal. Sin embargo, no existe en la legislación la figura de nepotismo electoral. ¿Qué propone la 4T? Cerrar a las candidaturas: Presidencial, gubernaturas, Congreso de la Unión, los congresos locales, las alcaldías, las sindicaturas y regidurías, a la persona “que tenga o haya tenido en los tres años anteriores al día de la elección”; vínculos sentimentales o sanguíneos con la persona que ejerce el cargo que se busca. Sí, solo 3 años. ¿Ya vio que es más el ruido que los cohetes? Así las cosas.