Sheinbaum tiene la oportunidad de defender a Zacatecas

Por Raymundo Moreno 

Zacatecas es una ciudad majestuosa, señorial y civilizadora, edificada a través de casi cinco siglos gracias a la bonanza mineral de la región y el esfuerzo de generaciones de hombres y mujeres orgullosos de esta tierra colorada.

El devenir de nuestra historia, alimentada por innumerables expresiones culturales y sociales muchas veces disruptivas, ha marcado a las barrancas zacatecanas con la grandeza de extraordinarias edificaciones civiles y religiosas, así como un trazo urbano único y reconocido a nivel global.

Ese es el contexto en el que el centro histórico de Zacatecas fue inscrito, en aquel diciembre de 1993, en la lista de sitios patrimonio de la UNESCO. Dicha inscripción hoy está en riesgo por las decisiones unicamerales del gobernador zacatecano peor calificado de todos los tiempos, un hombre cuyo menosprecio por esta bizarra capital y la voluntad mayoritaria de su gente es motivo de indignación.

El proyecto insignia de David Monreal, el innecesario, costosísimo y riesgoso viaducto elevado, se ha convertido en una manzana de discordia que no solo enfrenta a las administraciones estatal y municipal, sino que se traduce en un debate existencial sobre el destino de nuestra polis: ¿queremos ser una pequeña ciudad más, gris como cualquier otra de medio pelo, o aspiramos a convertirnos en la capital cultural de México?

Hoy martes el Alcalde Miguel Varela, acompañado por la Síndica municipal Wendy Valdez, su jefe de gabinete Gerardo Zamora y quien escribe estas líneas, entregará en Palacio Nacional una misiva para la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en ella el Presidente Municipal advierte los peligros del “segundo piso” y apela al patriotismo de la Jefa del Estado Mexicano para proteger un acervo cultural e histórico que no solo pertenece a las y los zacatecanos, sino que es de la nación y de la humanidad entera.

La primera Presidenta de México tiene la oportunidad de asumir el rol de defensora del pueblo de Zacatecas que, al igual que a Varela, le obsequió un triunfo contundente. El tiempo transcurrirá y pondrá a cada quien en su lugar, por lo pronto no puedo menos que albergar una esperanza humilde, como la del tango de Gardel, la expectativa de que Sheinbaum nos ahorre la burda cicatriz con la que Monreal insiste en marcar a nuestra muy noble y leal ciudad.