Luto nacional

Por Christian del Havre

En tiempos de incertidumbre y desesperanza, es imprescindible gestar proyectos colectivos desde donde planificar la esperanza junto a otros”.

Enrique Pichon – Riviére (psiquiatra franco argentino)

 

Desde hace un par de semanas que se dio a conocer la noticia del rancho Izaguirre, ubicado en Teuchitlán, Jalisco, las redes y portales de noticias se han sumido en un mar de numeralias y gráficos que, por decir lo menos, parecen sacados de los peores momentos de las guerras mundiales del siglo anterior o de series de horror de las plataformas de ‘streaming’. Pero lamentablemente, es la realidad a la que una nación tan resiliente como la mexicana, se ha acostumbrado. A tal grado, que ninguna autoridad desde el ámbito municipal hasta el federal, ha sido llamada a responder por este lamentable acontecimiento, que, por cierto, no es el único, ni el último.

El luto nacional es sin duda, por la muerte de la capacidad de asombro del mexicano que, sumido en su realidad personal, ha perdido la capacidad para la solidaridad en el dolor ajeno; es porque mientras no me toque, que ruede el mundo, o frases que buscan suavizar la realidad lacerante como “seguramente andaban en malos pasos”. Tenemos una sociedad que se ha vuelto frívola y sin memoria.

Por otro lado, una autoridad rebasada, cínica y en ocasiones cómplice. A voces calladas se sabe de la complicidad de varios estratos gubernamentales con estructuras del crimen desde hace ya más de 80 años, pero nunca se dejó crecer al grado de que se tengan evidencias de políticos con nombre y apellidos acusados  de ser socios de los mismos criminales.

Además, la falta de capacidad de respuesta, porque desde el ámbito municipal no se cuentan con los elementos humanos, técnicos y armamentísticos para hacer frente a los criminales cada vez más organizados, adiestrados y equipados; en el ámbito estatal, aún y cuando se tiene mayor capacidad, las corporaciones han sido presa de la cooptación ya sea por compra, amenaza u orden jerárquica, lo que genera su debilitamiento e ineficacia, toda vez que esos delitos son de orden federal; en el ámbito federal la falta de coordinación de todas las corporaciones, las estrategias fallidas como la de ‘abrazos no balazos’, la complicidad rampante y la impunidad –desde los vicios en los procedimientos de policías, agencias de los ministerios públicos, fiscalías y juzgados-, que hacen que lo único que no está organizado, es el sistema de prevención y combate al crimen.

Se suman, políticos que en su momento lucraron con un hecho como el de los 43 normalistas – que aún no se soluciona-, ahora piden no politizar una realidad que lacera a miles de mexicanos, porque ya no son muertos para el sistema sino desaparecidos que luego van encontrando en fosas clandestinos sus familiares que nunca se dan por vencidos.

Hace un mes se catalogó a los narcotraficantes como terroristas en el país vecino del norte, aquí los morenos se rasgaron las vestiduras y se envolvieron en la bandera, al estilo Juan Escutia. Dijeron desde la presidente hasta sus diputados y senadores, que no se tocaría la soberanía nacional, pero yo pregunto cuál soberanía existe, si el narcotráfico utiliza drones de combate, minas antipersonales, campos de adiestramiento, tanques de combate llamados ‘camiones monstruo’, lugares de exterminio, secuestros masivos, se apropian de ranchos y casas mediante algunos notarios, cooptaron a la fuerza, el comercio en prácticamente todo el país, torturan, y según la inteligencia norteamericana, controlan más de 35% de este país.

México está de luto no solo porque huele a muerte, miedo y terror; sino porque sus gobernantes son indolentes, cómplices y cínicos, incapaces de dar seguridad a sus ciudadanos y mucho menos hacerlos felices.

Como ciudadano te pido que así como han pedido un boicot para los productos de cierta marca o país de origen, hagamos un boicot a los noticieros y páginas que se la pasan alabando a los gobiernos cómplices del narco de cualquier color. Que dejemos de apoyar las iniciativas de los gobiernos del crimen y que en las próximas elecciones no vayamos a votar para consolidar su estado narco.

Mi solidaridad con los padres, hermanos, hijos y seres queridos de esas personas que tenían la ilusión de mejorar y tener una oportunidad en un país de muerte.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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