
Por Norma Galarza
«Lo más difícil de explicar, es aquello evidente que todo mundo ha decidido no ver».
Ayn Rand, filósofa y escritora rusa.
➡️Negación de la realidad
➡️Intervención de la ONU a solicitud de familiares de víctimas
➡️Renuncia institucional ¿desinterés, abulia o complicidad?
De salida
➡️Ángel Román Gutiérrez y Jenny González Arenas van por Rectoría de la UAZ
Negación de la realidad.- Una acción lógica cuando realmente se quiere resolver un problema, es primero, reconocerlo. Contrario a ello, desde hace ya casi cuatro sexenios, la negación ha sido la táctica más socorrida del Estado mexicano cuando se habla de desaparición forzada. Para el Poder, es un tema tabú y en la 4T no es la excepción -como no lo fue durante los gobiernos del PAN o del PRI-. Pero ahora, un llamado de atención de la ONU puso en jaque al gobierno en turno. El presidente del Comité Contra las Desapariciones Forzadas (CED, por sus siglas en inglés), Oliver de Frouville, solicitó el aval institucional, para iniciar el procedimiento previsto en el artículo 34 de la Convención Internacional para la Protección de Todas las Personas Contra las Desapariciones Forzadas. En respuesta, el Senado de la República se pronunció en contra de la existencia de la desaparición forzada. Como era de esperarse, los senadores rechazaron la propuesta conjurando el gastado fantasma de la Soberanía Nacional, para “proteger” al país de cualquier intervención externa. Sujetos ellos, a la definición estricta, a la imagen mental de policías o militares privando de la libertad a personas. No obstante, fueron exhibidos – por no leer- en la sesión legislativa del pasado 8 de abril. La senadora Claudia Anaya citó, tras reiterar que México está suscrito a tratados internacionales, el artículo dos de los efectos de dicha Convención. Leyó en el texto: “Se entenderá como desaparición forzada, al arresto, la detención, al secuestro o cualquier otra forma de privación de la libertad que sea obra de agentes del Estado”. “O, -resaltó- por personas o grupos de personas, que actúen con la autorización, el apoyo o la aquiescencia de él, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de la libertad o el ocultamiento de la suerte de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley”.
Intervención de la ONU a solicitud de familiares de víctimas.- Sin importar la cátedra que recibieron, los senadores de la 4T no recularon. Rechazaron cualquier intento de intervención de la ONU. Lo legisladores se aferraron a desconocer la Desaparición forzada, que si bien, no se ejerce por elementos identificados como parte del Estado, es evidente que las personas o grupos de personas que cometen el delito, tienen garantía de impunidad. Y la negación, solo agrava la crisis y evita que la justicia llegue a las víctimas. En respuesta a la cerrazón institucional crónica, que tiene hoy a más de 125 mil personas en carácter de desaparecidas y no localizadas en el país, asociaciones de búsqueda, alzaron la voz. 158 colectivos, 364 familiares, 108 organizaciones y 272 personas solidarias, emitieron una postura de respaldo a la propuesta de la ONU para investigar qué ocurre en México. En el documento difundido por todos los colectivos, señalaron que ellos han proporcionado al CED información sobre las desapariciones y las deficiencias de las últimas cuatro administraciones en prevención, búsqueda, identificación forense y procuración de justicia. Afirmaron que desde 2015 solicitaron la aplicación del artículo 34, frente a una crisis sostenida y en aumento. Una crisis “generalizada y sistemática” que de 2018 a la fecha suma casi la mitad de la cifra total de desapariciones, cuyo registro inicial comenzó en 1962. Al respecto, no es para minimizar que en el sexenio de López Obrador, se registró la desaparición de más de 50 mil personas y que en los primeros 100 días del sexenio de Claudia Sheinbaum, ocurrieron 4 mil más.
