De tín marín de do pingüe

Por Christian del Havre 

“La diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer órdenes.”

Charles Bukowski (escritor de relatos, novelista y poeta germano-estadounidense)

 

Hace menos de un año, la presidente y los líderes de las bancadas de Morena y sus aliados, dijeron que con 36 millones de votos el pueblo había decidido, no solo la opción política gobernante, sino también el régimen. Con una tramposa y amañada formula de asignación de representantes, impusieron a diputados para tener la mayoría calificada necesaria para que el berrinche de Andrés López se hiciera realidad: la reforma al Poder Judicial.

Debemos tener claro algo, el sistema de gobierno morenista desde la llegada de Andrés Manuel, se ha caracterizado por la utilización de las instituciones como papel desechable. Se han servido de los beneficios de las mismas, mientras les conviene. Claro ejemplo las instituciones de regulación y competencia económicas y más recientemente el INE.

Este desprecio por las instituciones no es solo una venganza, es la muestra de la implementación de un sistema el cual va carcomiendo a la ley y las regulaciones, por el amiguismo, compadrazgo y la corrupción. Tal parece que volvimos a la época de los años treinta donde unos cuantos se hacían de los capitales, contratos y territorios, en perjuicio del pueblo.

Lo más grave es dinamitar las regulaciones y los posibles castigos o consecuencias jurídicas de actos indebidos. Ya vimos a los ricos del Bienestar comenzando por la familia de Andrés Manuel, pasando por los amigos de Andy, los altos funcionarios de Morena o los gobernadores, diputados y senadores con casas millonarias en Estados Unidos. Todos ellos, avalando la Reforma Judicial que pondría a jueces y magistrados a modo para que sus actos no tengan consecuencias.

La representatividad de la minoría, se convirtió en la dictadura de todos, si bien un tercio de la votación le dio un triunfo dudoso a Morena en 2024, donde quedaron representadas dos terceras partes de la población este país; ahora la presidente maneja que esta elección fue un triunfo, cuando no obtuvieron ni la mitad de los votos del año pasado.  Revelando con ello su verdadera capacidad de movilización y su declive con 13 millones dudosos, ya que en las imágenes se ve una elección sin el aval ciudadano.

Una pregunta ¿Dónde quedaron esos millones de ciudadanos que querían la reforma judicial que tanto pregonaron en Morena?

Los Acordeones del Bienestar no solo fueron la más desfachatada violación a la ley para elegir a los que juzgarán con la ley.  Fue el cinismo de la mapachería electoral que usaron sin rubor desde el líder moral de la cuarta Andrés Manuel, hasta funcionarios y gobernadores, lo que provoca que la crisis de Estado de Derecho que ya se venía arrastrando, quedara perpetuada.

Las consecuencias ante organismos, tratados y pactos internacionales, quedaron expuestas.  Con un sistema judicial a modo del partido en el poder, crece la incertidumbre, los pesos y contrapesos se han derrumbado y la voluntad del poder central será la única ley que habrá de juzgarse y respetarse.

El abstencionismo también es voz de voluntad popular, lo acabamos de presenciar en Venezuela donde el régimen autoritario de Maduro también ha caído en participación ciudadana. En México se gastó recurso público para que 100 millones de ciudadanos con derecho a voto, salieran a las urnas. Solo participó arriba del 10 por ciento. La ocurrencia de la reforma al Poder Judicial, no era una prioridad del pueblo, como si lo es la Salud, Seguridad, Educación y Economía.

La prueba o experimento hacia el 2027, es tener un alto grado de abstencionismo para que con sus estructuras ganen e impongan gobiernos, legisladores y alcaldes; que el INE pierda autonomía y se desacredite su reputación forjada con lucha y sangre. Asimismo, que las elecciones más competidas se judicialicen y poder cobrar los favores de haber puesto a los jueces.

Espero que si fue a ir a la urna no haya votado con el método de la canción que intitula este texto ¿O sí?

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