Durante el sexenio anterior, cuando gobernaba el contador Alejandro Tello Cristerna, escribí un artículo titulado: “El cáncer que padece Zacatecas”. Por supuesto, no me refería a la enfermedad en la que algunas células del cuerpo se multiplican sin control, se diseminan a otras partes y se caracterizan por su transformación y proliferación anormal e incontrolada. Me refería, más bien, al “cáncer” de la inseguridad, que tanto ha dañado a nuestro estado durante años —aproximadamente tres sexenios y contando— y que, como podemos observar, ha hecho metástasis, derivando en otras problemáticas que se han agravado.
Este tema afecta directa e indirectamente a comerciantes, microempresarios, empresarios, familias, jóvenes, niñas, niños, estudiantes, clases sociales bajas, medias y altas. Actualmente, incluso ha alcanzado las esferas políticas, lo cual parece sorprendente, casi imposible de creer. Pero debemos preguntarnos: ¿hasta dónde hemos llegado?
En aquel artículo que escribí hace años, recuerdo perfectamente que critiqué a los gobiernos de la Lic. Amalia García Medina, del Lic. Miguel Alonso Reyes y, por supuesto, al del contador Alejandro Tello Cristerna. También recuerdo cómo elogié al actual gobernador David Monreal Ávila, porque en más de una ocasión durante su campaña aseguró tener la solución a estos problemas (ahora entiendo que solo fue discurso de campaña). Por ello, pensé que iba a fungir como “sanador”, como aquel que traía la cura para esa grave “enfermedad” que es la inseguridad, y que él y sus funcionarios llegarían a resolver todas las problemáticas. Imaginé que, en un futuro, harían historia —como reza el eslogan del partido al que pertenecen— y serían recordados como el mejor gobierno que ha tenido Zacatecas.
Por otro lado, aprovecho para disculparme con las y los zacatecanos. Me equivoqué. En algún momento creí que él y sus funcionarios trabajarían bien, que deseaban lo mejor para nuestro estado. Pero no hay día en que no se registre algún hecho de inseguridad. Por ello, pido disculpas. Así como yo, muchos zacatecanos lo apoyamos con la esperanza de un cambio, y nos hemos llevado una decepción tras otra. Pero como dice uno de los tantos libros del Dr. Ricardo Monreal: “Errar es humano, rectificar es política”. Entonces, es momento de rectificar.
Sabemos que quienes gobiernan pueden maquillar cifras o aparentar que vamos bien, que tienen otros datos —ese es el discurso trillado de quienes están en el poder—, pero la realidad es otra, y las apariencias, muchas veces, engañan.
Considero pertinente que, ante el inicio de la efervescencia rumbo al 2027 —con los precandidatos ya “destapados” y preparando sus discursos—, nos preguntemos lo siguiente: ¿Quién o quiénes tendrán la cura para el “cáncer” de inseguridad que padece y se ha agravado en Zacatecas con el actual gobierno?
Los invito a reflexionar, pero también a asumir nuestras responsabilidades como ciudadanos. Comencemos a trabajar desde nuestros núcleos familiares, involucrémonos más en la reconstrucción del tejido social. Organicémonos y reestructuremos la política social de nuestro estado, aportando ideas para generar soluciones. En este sentido, entiendo a los gobiernos y gobernantes: no todo debe recaer en ellos. Como ciudadanos, hagamos nuestra parte para que, juntos, seamos la cura del cáncer que hemos padecido por años.