Imagina el Zócalo, el 16 de septiembre, desfile rugiendo. El almirante Morales se planta y dice: «Fue muy duro aceptarlo, pero callarlo habría sido imperdonable». Ahí empezó todo: el huachicol fiscal, ese esquema donde traen diésel de Estados Unidos, lo venden sin pagar impuestos, lo maquillan con facturas falsas y dejan al país con un hoyo de 175 mil millones de pesos al año. Detenidos: los hermanos Farías Laguna, marinos, sobrinos de un exsecretario. ¿Y Claudia Sheinbaum? No se movió. Dijo: «El almirante es patriota, vamos a fondo». Punto.
Ese es el mérito: no le tocó a ella revelar nada –la Marina lo hizo en marzo, en Tampico, con un barco lleno de combustible ilegal–, pero lo tomó como propio y lo empujó a la Fiscalía. No hubo discursos de «fue el de antes», ni es un complot. Solo: más arrestos vienen. Eso, en la Cuarta Transformación, es un acierto puro. Antes, un relajo así se perdía en mañaneras o se aplazaba hasta que se olvidara; ahora se convierte en ejemplo vivo: transparencia no es promesa, es acción.
Si la FGR llega hasta el fondo –y lo hará, porque Claudia no suelta–, la Marina sale limpia, Pemex se audita, y la deuda que sube a 20.2 billones en 2026 se justifica con resultados reales, no con cuentos. No es que no duela –duele ver a nuestras fuerzas armadas salpicadas–, pero Sheinbaum lo defiende sin titubear: «No vamos a manchar a toda una institución por unos cuantos». Eso cala: homicidios bajando un 32%, el Plan Nacional 2025-2030 hablando de economía moral, y ahora esto –una crisis que, en vez de hundirla, la fortalece.
No grita, no señala; analiza y actúa. En redes, hay quien dice que es herencia de AMLO, pero se olvida de que fue su gobierno el que abrió la boca. Si atrapan a los peces gordos –sin importar nombre–, quedará claro: la 4T no tapa, revela. No suena a campaña, suena a hecho. Y en nueve meses de mandato, eso pesa más que mil discursos.
Y mientras, la oposición –moralmente derrotada– quiso hacer un nuevo montaje, tratando de ligar a los hijos del expresidente con este gran acierto de la doctora Sheinbaum: destapar la cloaca del huachicol. Se lanzaron con amparos idénticos en Zacatecas, Tabasco y Ciudad de México –simultáneos, ridículos– solo para armar ruido y esconder que no tienen propuesta alguna. Otra vez en Zacatecas, la nota nacional no es por un acierto político, sino por un escándalo.
El abogado Juan Francisco Rodríguez Smith ya salió a desmentir: ni los conoce, ni firmó, ni presentó nada; hasta ratificó su denuncia por usurpación de identidad ante la Fiscalía de Zacatecas. Un error garrafal, tan torpe que hasta la corte se reiría; cada montaje así los entierra más profundo, declive sin freno. Y no es la primera vez: cada intento de desviar la atención con ruido, cada amparo sin sustento, solo deja ver lo hueco de su estrategia. Mientras la doctora sigue limpiando, ellos siguen hundiéndose…