Foros del T-MEC: México se alista para renegociar su futuro económico con sus vecinos del norte

Sobre la pluma: Alejandro Bonet Ordóñez es coordinador de «El camino de México» en Zacatecas

 

 


En un mundo donde el comercio global parece un ring de boxeo, México no se queda quieto en la esquina. La presidenta Claudia Sheinbaum y su secretario de Economía, Marcelo Ebrard, han lanzado una serie de foros y consultas públicas sobre el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el acuerdo que rige el 80 % de nuestras exportaciones. ¿Para qué? Para preparar el terreno rumbo a la revisión obligatoria de 2026, que podría redefinir cómo competimos en Norteamérica.

No se trata solo de papeleo: es una apuesta por fortalecer nuestra economía ante amenazas como los aranceles de Trump o la competencia china. Estos foros comenzaron en septiembre de 2025, con un llamado de la Secretaría de Economía para recabar opiniones del sector privado, empresarios, académicos y sociedad civil. Hay sesiones en la sede central en la CDMX y foros regionales en estados como Puebla, Tamaulipas, entre otros por venir.

El plazo para enviar comentarios vence el 16 de noviembre, y ya se han conformado mesas de trabajo con cámaras empresariales como la Cámara de Comercio Exterior. Sheinbaum lo ha dicho claramente en sus conferencias matutinas: “Queremos un T-MEC que beneficie a todos los mexicanos, no solo a las élites”. Ebrard, por su parte, en comparecencias ante el Senado, enfatiza que México entrará a la mesa de negociación con optimismo, pero con realismo.

Los objetivos se centran en tres pilares, según Ebrard: primero, blindar las cadenas de suministro para que el nearshoring —esa mudanza de fábricas de Asia a México— siga fluyendo; segundo, proteger las exportaciones y atraer más inversión extranjera, que ya suma miles de millones en sectores como el automotriz y el electrónico; y tercero, luchar por mejores posiciones arancelarias, especialmente frente a China, que compite con subsidios masivos.

En el segundo Foro Nacional sobre el T-MEC, realizado en junio, surgieron diez estrategias clave, como fortalecer el capítulo laboral para evitar disputas y promover las energías renovables dentro del acuerdo. Todo esto será enviado a la Presidencia para afinar la postura mexicana.

¿Y las ventajas? Muchas y jugosas. El T-MEC ya ha impulsado un boom: en 2024, el comercio entre México y Estados Unidos superó los 800 mil millones de dólares, y el nearshoring ha generado cientos de miles de empleos en el norte del país. Estos foros permiten que voces de regiones como el Bajío o el sureste participen, democratizando el proceso.

Imagina: un productor de aguacate en Michoacán proponiendo reglas contra el dumping chino, o una maquiladora en Tijuana solicitando mayor flexibilidad en las reglas de origen. Al final, un T-MEC renovado podría abrir mercados para energías limpias y digitalización, atrayendo inversiones verdes que México necesita para su transición energética.

Claro, no todo es color de rosa; hay desventajas que no se pueden ignorar. La revisión no será sencilla, advierte Ebrard. Estados Unidos, con su nuevo gobierno proteccionista, podría endurecer las reglas laborales y ambientales, exigiendo salarios mínimos más altos que afectarían a las pymes mexicanas. Canadá ya ha expresado inquietudes sobre disputas en los sectores lácteo y automotriz.

Si no jugamos bien, corremos el riesgo de enfrentar aranceles retaliatorios, como los que Trump amenazó durante su campaña. Además, las consultas podrían diluirse en burocracia: ¿realmente influirán las propuestas de un foro regional en Washington? Y en un contexto de guerra comercial global, México queda expuesto si no diversifica más allá del T-MEC.

¿Y qué se ha logrado hasta ahora? Avances concretos: en octubre, los foros en Tamaulipas y Puebla reunieron a cientos de participantes, generando propuestas para integrar más profundamente las cadenas de valor automotriz y agroalimentaria. Ebrard reporta consenso en priorizar la soberanía energética sin violar el Tratado, y Sheinbaum ha incorporado estos puntos a su plan de misiones económicas.

Es un ejercicio de madurez: México deja de ser el eterno socio menor para convertirse en un jugador estratégico, utilizando el T-MEC como plataforma para negociar con China a través de la alianza norteamericana. El foro en Zacatecas, el último de esta ronda, cerró con fuerza el 22 de octubre. Allí, representantes de la Secretaría de Economía escucharon demandas directas de mineros y agricultores locales: reglas para proteger el zinc y la plata frente a la competencia china, y apoyo al nearshoring para agroexportaciones.

De ese encuentro surgieron cinco propuestas concretas, como incentivos fiscales para pymes mineras que cumplan con los estándares laborales del T-MEC. Fue un cierre potente, que demuestra que estos espacios sí llegan a las regiones históricamente olvidadas.

En resumen, estos foros son el termómetro de nuestra ambición. Si funcionan, blindaremos empleos y crecimiento; si fallan, nos quedamos rezagados. La pelota está en nuestras canchas regionales y en la astucia de Ebrard. Ojalá la gente participe, porque el T-MEC no es solo de presidentes: es de todos nosotros.

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