Dale Mineros: el fútbol de primera división mueve economías locales
Por El Caimán
¡Sí, y más sí! Amigos licántropos, ya Habemus teleférico, pues están haciendo las pruebas necesarias para ajustarlo. Pero no todo es brincar de algarabía, puesto que el proyecto estaba parado desde el 2 de diciembre de 2015 y que fuera anunciado con bombo y platillo por la ex presidenta horrorífica… digo, honorífica del Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (Sedif), Lucía Alonso Reyes, asignando un presupuesto directo de nada más que 95 milloncillos de pesos y sin licitación a los franchutes de la empresa POMA. Desde ahí ya venía podridito el asunto.
Pero no todo quedó ahí, nooo, esta magnífica obra, emblema que pone en el plano internacional a la bella Zacatecas, no costó únicamente los 95 melones, sino que para traer las canastillas fabricadas en Francia, tuvieron que aventar, cual apostadores empedernidos, un total de 3 millones 603 mil euros, es decir, casi 63 milloncejos de pesos, casi como traer cambio para las coca-colas, ¿Vedá?
Más de tres años para tener este atractivo de talla internacional. Quejas y más quejas de turistas que en ese periodo vinieron a la ciudad casi única y exclusivamente para subirse a vivir una experiencia en las alturas, pero que se vio restringido por los Alonso Reyes y su ambición de traer mucha lana, la pachocha, el varo en la bolsa, mientras que a la ciudad y al estado se lo lleve el sorbete.
Pagar precio alzado, tipos de cambio exorbitantes, ambiciones (…) y por otra parte, quienes dependen del teleférico: comerciantes, artesanos, agencias de viajes, restaurantes y demás prestadores de servicio sufriendo las de Caín, y huelga decir que por la mezquindad de Migue y Lucy. Caray, qué les costaba… bueno, sí les costó, pero con beneficio infinitamente abundante. ¿Será que ellos merecían la abundancia, o es un síndrome del partido tricolor?.
Registros multitudinarios tipo pueblote son los que se llevan a cabo en el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ), con marchas, banderitas del color del partido, hurras y hasta corridos que componen los más fieles seguidores a las causas de los candidatos.
Ahí andan los tricolores haciendo lo propio; juntan a sus masas y las moldean para mostrar el músculo, su base férrea que vota casi en corporativo por ellos… la cosa es que lo hacen bien y hasta con orden. Estrategias de antes, pero adaptadas a nuestro tiempo. Un tiempo donde el ruido no rompe en el viento, sino en las Redes Sociales, ahí donde retumba, sí, pero permanece poco también por la velocidad del flujo de las peroratas, opiniones y aquelarres de aferrados perredistas, panistas o priyístas.
Pues bien por esos candidatos, Enrique, Osvaldo y al que llaman sus propios correligionarios del PRI, incómodo de Víctor Armas. Hay que hacer ruido, como dicen por ahí: cacaraquear el huevo, y tamaño huevo pondrán.
Licántropos que viven la intensidad del deporte más popular del mundo, ahí viene Mineros de Zacatecas y quieren la remontada en el marcador contra los Cafetaleros de Tapachula. Sí, el equipo local ocupa meter dos goles y no recibir ninguno para pasar a semifinales y alcanzar la mitad del ansiado ascenso a la primera división. ¿Y qué pitos tocan los que no les gusta el futbol? ¡Ah, bueno! Decirles mis antideportes que esto mueve billete, la economía, se mueve la buena feria ya que tener una plaza de primera división atrae al turismo, se invierte en infraestructura, espacios deportivos, se generan intereses comerciales que abonan al desarrollo y sobre todo, vender, vender y vender.
Los equipos llamados grandes, de media tabla y hasta los coleros, tienen arraigo, un movimiento comercial que impacta en la sociedad y ese es el caso del Mineirao, hay que apostar al consumo local, es lo que tenemos, ojo, no es conformismo, pero hay que apoyar, pues no sólo implica a 22 bestias pateando un balón, como muchos les dicen, sino que ahí hay billuyo y si se logra el ansiado título apuesto el resto a que cambiará el rostro de la zona metropolitana.