acecha el horizonte, sabe que hoy no estará solo, El lobo
inquieto camina despacio siente los nervios,
se mantiene sereno. Está cansado y triste pero sus fuerzas no han cedido. Silencio. Se escucha un perro ladrar otro a lo lejos aullar, los muy miserables
intentan imitarle, pues también saben
llorar a la luna. El lobo
siente que la furia
eriza su pelaje, los ojos se inyectan en sangre y un gruñido
rasga su garganta. Los perros
aúllan con mas fuerza, pidiendo prestada
un poco de atención, intentan destacar ante los demás. El lobo
contempla la escena, una de las más
patéticas de su vida. Los perros
se sienten orgullosos, piensan que están haciendo una fructuosa tarea. El lobo
continua gruñendo, rasgándose la garganta dando vueltas a su alrededor. La luna
se mantiene callada majestuosa desde lo mas alto contemplando la escena
entre nubes y estrellas. El atronador aullido del lobo golpea en la mente
de todo ser viviente causando un incómodo silencio y una situación inquietante. Se despierta la rabia
y reacciona ferozmente desgarrando trozos de carne
con sucias garras, mordiendo cuellos,
rompiendo yugulares para terminar con los aullidos de los apestosos perros y recrearse mas tarde
con sus cadáveres desgarrándoles el pelaje dejando la carne abierta para que los buitres a la mañana tuvieran con que alimentarse y continuar así
con su mísera vida. Abriéndose paso
por un río de sangre, para llegar a la luna y así hacerle el amor el resto de la noche y que los miserables perros que queden agonizantes contemplasen la escena
sin poder hacer nada, porque la luna
tenía un dueño, el único animal
entre todos los hombres capaz de reventar tímpanos
con ladridos y hacerlos sangrar
con un atronador gruñido. El lobo
es el único,
que sabe aullar a la luna. El lobo,
marca su territorio a mordiscos y zarpazos. El lobo,