Por Norma Galarza Flores
Una característica de la personalidad de Alejandro Tello que sigue resaltando conforme avanza su gestión, es la transparencia. Esta semana esa personalidad lo llevó a hacer declaraciones que a más de un priista dejaron con la ceja levantada.
El reconocer que la compra de elecciones -sello de la gestión de Miguel Alonso- al final de la historia resultó contraproducente, como se demostró este 2018, es señal en el Gobernador de una plausible disponibilidad a la crítica constructiva de su partido.
El vuelco de la gente a las urnas a favor de un partido diferente al del gobierno ,derribó suposiciones y los prejuicios que varios candidatos dieron por hechos a la hora de pedir el voto. Aunque la pericia de “aceitar»(Germán Dehesa, dixit) al votante, contribuyó a que el tricolor refrendara el triunfo de Enrique Peña Nieto, hace seis años. Solo recordemos que el apoyo despensero a nivel nacional -en el que Zacatecas no fue la excepción- se realizó de forma sistemática y sin pudor alguno.
Las consecuencias del apoyo con recursos públicos salieron a la luz cuando la Auditoría Superior de la Federación (ASE) que exhibió desvíos millonarios de varios gobernadores del país.
Los Duarte, Rodrigo Medina, Roberto Borge y el mismo Miguel Alonso, son algunos personajes (algunos procesados a regañadientes) en los que pesa la sospecha que compraron impunidad a cambio de otorgar el apoyo electoral al todavía Presidente de la República.
El divorcio de Alejandro Tello de las deleznables prácticas de compra de votos, que dicho sea de paso, este 2018, no hubiesen funcionado ante la ola Morena, es un avance para la refundación del tricolor.
Pese a que la actitud del mandatario estatal sigue causando molestia entre las filas priistas que se quedaron acostumbradas a brincar las trancas de la ley electoral, aplica como dice el proverbio Chino, la alternativa de ver la crisis como una oportunidad.
Ante la pérdida del poder, no solo el de la Presidencia de la República sino también el de las Cámaras, gubernaturas y Congresos locales, la el renacimiento del tricolor debe empezar por la autocrítica. Es loable que Tello Cristerna, en lugar de victimizar a su partido y complacer a los tricolores, sea el constructor de un nuevo instituto al que ahora le tocará el papel de oposición.
El primer paso es muy importante porque se debe tomar en cuenta que Morena no ganó porque sus propuestas fueran la panacea, sino porque entre la sociedad la marca PRI, estaba muy desgastada.
Tello supo leer el sentir de la gente y mostró congruencia al reconocer que el triunfo del Movimiento de Regeneración Nacional se debió en gran medida a la desaprobación social del partido que lo llevó a la gubernatura.
La del mandatario, es la actitud que deben asumir los priistas ante lo que algunos ven como la debacle.
En lugar de apelar a la retórica víctimizante o argüir traición cupular, los priistas están ante la coyuntura de reivindicarse con la historia de nuestro país.
Después de todo, como dijo en aquel 2012 en su cuenta de twitter el ex Presidente Felipe Calderón; en las democracias “no hay victorias permanentes, ni derrotas para siempre”. Feliz mitad de semana.