
Por Renata Libertad Ávila Valadez
Un campesino en Jiménez del Teúl abre la llave de su parcela y solo escucha aire. La tierra que antes daba maíz ahora se resquebraja. La cosecha se fue, el recibo de la luz llegó, y con él, el dilema cotidiano: pagar o abandonar el campo. En Zacatecas, el agua ya no fluye: se administra, se especula, se promete, pero rara vez llega a quien la siembra.
De acuerdo con Peter Gleick, “la próxima gran guerra no será por petróleo, será por agua.” Bajo ese entendido, imaginemos Zacatecas como una vasija de barro heredada de generaciones. Ha contenido vida, cultivo, identidad. Pero sus paredes están cuarteadas, y cada año le exigimos más, mientras el agua que contiene se evapora más rápido de lo que se repone. Esa vasija somos nosotros. La crisis que vivimos no es solo climática ni técnica: es política, cultural, territorial y profundamente humana. El agua, como la tierra, no solo se agota: también se arrebata.
En Zacatecas, se extraen más de 1 100 millones de metros cúbicos de agua subterránea al año. De ese volumen, el 89 % se va a la agricultura, el 9.5 % al uso urbano y solo el 1.5 % a la industria (Vargas, 2015). Sin embargo, solo el 10 % de las tierras cultivables tienen acceso a riego tecnificado; el resto depende del temporal (Gobierno de Zacatecas, 2023). A esta desigualdad se suma una carga insostenible: recibos eléctricos impagables de hasta 150 000 pesos, pozos agrícolas desconectados por falta de pago y miles de hectáreas que quedan sin agua (El Sol de Zacatecas, 2025).
En este escenario crítico, el gobierno estatal ha anunciado su intención de retomar el proyecto de la Presa Milpillas, argumentando que es una solución necesaria para garantizar el abastecimiento urbano. Pero la historia no empieza hoy: fue concebida e impulsada desde el sexenio de Alejandro Tello como una gran apuesta por resolver el abasto de agua en la zona conurbada. Sin embargo, nunca logró el consenso social necesario. Hoy, desde el actual gobierno, se plantea retomar la iniciativa sin haber resuelto las razones que provocaron su rechazo: falta de consulta, opacidad, y un profundo desconocimiento del territorio que se pretendía intervenir. En ese espejo, la historia parece querer repetirse.
Estas decisiones, aunque disfrazadas de modernización, repiten un viejo error: pensar el agua como un recurso a repartir desde arriba, en lugar de entenderla como un bien común, gestionado desde abajo. La Nobel Elinor Ostrom demostró que las comunidades pueden cuidar y distribuir mejor el agua cuando se les da la oportunidad de hacerlo (Ostrom, 1990). Aquí no se trata de estar en contra del desarrollo, sino de defender un modelo más justo, más cooperativo, más humano.
La lógica de Milpillas responde a lo que Rob Nixon llamó “violencia lenta”: esa que no mata de golpe, pero sí desgasta, desplaza, empobrece (Nixon, 2011). Y en nombre del progreso se crean zonas de sacrificio, donde el bienestar de unos depende de la pérdida de otros. Eso no es desarrollo: es despojo.
Frente a eso, la economía ecológica propone otro camino. Joan Martínez Alier y Jorge Riechmann han insistido en que el metabolismo del agua debe ser circular: captar, reusar, conservar, compartir. No se trata de construir más presas, sino de construir otra forma de habitar el territorio (Martínez Alier, 2007; Riechmann, 2006).
Si el modelo dominante ha fracasado, entonces es urgente imaginar otros caminos. No se trata solo de criticar la imposición de proyectos como Milpillas, sino de construir alternativas viables, justas y sostenibles desde el territorio y para el territorio. Existen otras formas de cuidar el agua, de distribuirla con equidad y de restaurar la relación rota entre naturaleza y sociedad. Algunas de esas rutas posibles son:
1. Reformar la Ley Estatal del Agua para que garantice el derecho humano, la participación comunitaria y la equidad territorial.
2. Prohibir obras hidráulicas impuestas sin consulta libre, previa e informada.
3. Condonar adeudos eléctricos agrícolas históricos y generar una tarifa rural preferente.
4. Financiar la modernización del riego y apoyar a los pequeños productores con subsidios justos.
5. Crear Consejos Comunitarios del Agua con poder de decisión real.
6. Apostar por las ecotecnologías: captación de lluvia, baños secos, filtros comunitarios, humedales artificiales, reúso del agua doméstica.
7. Promover una educación hídrica desde la niñez, que enseñe a valorar cada gota.
Estas propuestas no nacen de la teoría: nacen del territorio. De escuchar a quienes riegan la tierra con su esfuerzo y a quienes cuidan el agua como si fuera sangre. Porque lo es.
El agua en Zacatecas no es solo un recurso: es memoria, es raíz, es promesa. Y si permitimos que se nos arrebate, no solo perdemos un líquido vital. Perdemos una forma de estar en el mundo.
Aún estamos a tiempo. No para repetir la historia, sino para contar otra. Una donde las grietas de la vasija se reparan con manos colectivas, con barro del territorio, con agua viva y justa. Cada gota que salvemos hoy será una grieta menos en la democracia que queremos construir. No es solo agua lo que está en juego: es el derecho a decidir.
Referencias:
Boelens, R. (2015). Water, Power and Identity: The Cultural Politics of Water in the Andes. Routledge.
Comisión Federal de Electricidad (CFE). (2023). Convenio de subsidio para el campo zacatecano.
El Sol de Zacatecas. (2025, febrero 4). CFE desmantela pozos agrícolas en Zacatecas; productores exigen subsidios.
Gobierno de Zacatecas. (2023, mayo 8). Convenio con CFE para apoyos a productores agrícolas.
Jiapaz. (2024). Cultura del Agua – Zacatecas.
Martínez Alier, J. (2007). El ecologismo de los pobres. Icaria.
Nixon, R. (2011). Slow Violence and the Environmentalism of the Poor. Harvard University Press.
Nussbaum, M., & Sen, A. (2010). The Idea of Justice. Harvard University Press.
ONU. (1948). Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Ostrom, E. (1990). Governing the Commons: The Evolution of Institutions for Collective Action. Cambridge University Press.
Riechmann, J. (2006). Todos los animales somos hermanos: Ensayos sobre el lugar de los animales en la ética, la política y el derecho. Los Libros de la Catarata.
Vargas, O. (2015). El consumo de agua en la industria instalada en la Zona Metropolitana Guadalupe-Zacatecas, Memoria Universitaria, 3(1).