
Por: Renata Ávila
La representación proporcional no fue un regalo, sino una conquista arrancada por los movimientos sociales y la oposición histórica. Hoy, paradójicamente, se pretende borrar desde el poder lo que alguna vez abrió la puerta a la pluralidad.
Las diputaciones plurinominales han sido, desde su creación, un pilar para que diversas voces encontraran espacio en la política mexicana. Para quienes nos situamos en la izquierda, es claro que fue gracias a la representación proporcional que las fuerzas progresistas —antes marginales— comenzaron a incidir de forma real en la vida pública.
Desde 1963, cuando se crearon los «diputados de partido», hasta la reforma de 1977 impulsada por Reyes Heroles, se logró abrir la puerta al pluralismo: el Partido Comunista Mexicano, el PSUM y más tarde el PRD, accedieron a esas curules (Woldenberg, 2012). En 1986 se amplió la cuota a 200 plurinominales, y en 1996 se consolidó el sistema vigente: 300 diputados mayoritarios y 200 de representación proporcional, con la “cláusula del 8%” para controlar sobrerrepresentaciones (INE, 2010). Esas piezas institucionales fueron conquistadas, no regaladas, producto de huelgas, marchas y movilizaciones por elecciones justas.
Gracias a estos espacios accedieron Cárdenas, Muñoz Ledo y otros liderazgos fundamentales, así como feministas, sindicalistas, comunidades indígenas y académicos críticos. Como sostiene Soledad Loaeza: la representación proporcional “no fue una concesión graciosa, sino una necesidad del régimen para sobrevivir en un contexto de creciente descontento” (Loaeza, 1999, p. 211).
LA CONTRADICCIÓN FEDERAL
En 2025, el gobierno de Claudia Sheinbaum lanzó una Comisión Presidencial de Reforma Electoral, con Pablo Gómez al frente, como parte de un paquete de 20 reformas constitucionales. Allí, la eliminación o transformación de las diputaciones plurinominales ya es tema de debate (El País, 2025). El argumento oficial habla de austeridad y eliminación de “privilegios”. Sin embargo, reducir 200 curules no resolverá déficit alguno, pero sí pondrá en riesgo la calidad democrática. La democracia no se mide en pesos, sino en voces.
Es profundamente contradictorio: el mecanismo que permitió a la izquierda abrirse camino es ahora objeto de desmantelamiento por parte de una izquierda en el poder. Como advierte Córdova: “sin la representación proporcional, la transición a la democracia en México habría sido impensable” (Córdova, 2023, p. 54). Y Giovanni Sartori apunta: “la representación proporcional es la fórmula que mejor traduce en escaños la complejidad de las sociedades modernas” (Sartori, 1994, p. 35). Enrique Krauze resume la urgencia: “la democracia mexicana, tan arduamente conquistada, requiere de contrapesos que no dependan del capricho de las mayorías” (Krauze, 2010, p. 142).
LA PARADOJA ZACATECANA
En Zacatecas, la representación proporcional fue obra de luchas populares: el Frente Popular de Zacatecas, la CONAMUP y la CNPA presionaron desde los años setenta por abrir espacios de representación, hasta lograr que el Estado reconociera la necesidad de las diputaciones plurinominales. Como evoca Samuel Reveles: “el Estado ya no podía mantener acalladas esas voces” (Ávila Valadez, 2025).
En el terreno electoral, la representación proporcional fue determinante para consolidar al monrealismo. Durante los gobiernos de Ricardo Monreal y Amalia García (1998–2010), el PRD no solo incrementó militancia y votos, sino que se aseguró representación plurinominal que garantizó la permanencia de su grupo político en el Congreso local, incluso en años de votación adversa.
El caso de Saúl Monreal Ávila lo ilustra: entre 2010 y 2013, en la LX Legislatura, fue diputado local bajo las siglas del PT, accediendo tanto por mayoría relativa como por vía proporcional. En 2011, tras un conflicto interno tras la aprobación del Paquete Económico, el menor de los Monreal intentó ocupar la curul que correspondía a su suplente, Gustavo Muñoz Mena, en una disputa pública que evidenció el valor político de las plurinominales.
Lo más irónico es que, recientemente, Morena intentó en Zacatecas apropiarse de más plurinominales mediante una reforma local, cambiando la fórmula de asignación para favorecerse y limitar la competencia (NTR Zacatecas, 2025; Imagen Zacatecas, 2025). Es decir, mientras a nivel federal hablan de desaparecerlas, en lo local buscan manipularlas a su favor. Esa doble moral evidencia que el debate no es sobre democracia, sino sobre conveniencia política.
Y todo esto ocurre en un estado que atraviesa una crisis política, económica y social profunda —con nóminas educativas sin cubrir, pensiones colapsadas y de la violencia mejor ni hablamos—, donde concentrar aún más el poder sería suicida.
La representación proporcional no es un privilegio; es una conquista popular que refleja la diversidad, da voz a los sin mayoría y robustece la legitimidad democrática. Si Morena pretende reformar: que promueva listas abiertas, transparencia y paridad. Pero desaparecer las plurinominales significa retroceder años de avances democráticos. Defenderlas no es proteger partidos: es defender nuestra memoria de lucha, y esa memoria, desde la izquierda, no se negocia.
REFERENCIAS:
Ávila Valadez, R. L. (2025). El Movimiento Monrealista: redes, actores trayectorias políticas 1998-2024 (Cap. 4). UAZ.
Córdova, L. (2023). La democracia no se toca. Planeta.
Instituto Nacional Electoral (INE). (2010). Reformas políticas en México 1977–2010.
Krauze, E. (2010). De héroes y mitos.
Loaeza, S. (1999). El PAN: la larga marcha. FCE.
Sartori, G. (1994). Ingeniería constitucional comparada. FCE.
Woldenberg, J. (2012). La construcción de la democracia en México. Cal y Arena.
El País. (2025, 5 feb.). Sheinbaum instala comisión para preparar la reforma electoral.
NTR Zacatecas. (2025, 30 jun.). Rechazan PAN, PRD y MC reforma a pluris.
Imagen Zacatecas. (2025, 23 ago.). Diputados de oposición rechazan reforma electoral de MORENA.