Ni Gabriel García Márquez, uno de los máximos exponentes del realismo mágico, idearía una transformación como la que nos está recetando Morena en el Poder.
Desde violaciones descaradas a una reforma electoral que el actual gobierno aprobó a través de sus legisladores en 2021 hasta una propuesta dizque para “democratizar” al INE, próxima a presentarse.
La antesala de la propuesta que presentará el partido de López, supuestamente después de la revocación del mandato, se enmarca en toda una táctica que tiene como objetivo bombardear al árbitro electoral. Y no es que nuestro sistema electoral sea perfecto, claro que no, ha sido rehén de intereses políticos desde su fundación, por supuesto que es perfectible, el riego actual, consiste en que dejarle a Morena esa tarea, podría ser devastador. Sería un simple cambio de manos en el control del Instituto, amparado en la farsa de legarle el poder al pueblo.
Y es que, el partido guinda no se ha distinguido por ser un paladín de la democracia. Basta asomarse al proceso electoral 2021, en el se impusieron más del 80 por ciento de sus candidatos a puestos de elección popular. Las cúpulas, los dedazos fueron el común denominador en la selección de perfiles sin que la militancia tuviera voz y voto. Encuestas patito, dominaron la elección interna ante la indignación de los agraviados y el silencio de los favorecidos.
Lo que ocurrió en Zacatecas en la designación de David Monreal como candidato a Gobernador, fue ilustrativo. Todo fue opacidad en la selección de Monreal Ávila. Desde la dudosa encuesta, hasta dejar de lado que el aspirante no cumplía ni el requisito básico de tener militancia de Morena. No sólo quien hoy tiene a nuestro estado sumido en la ignominia, fue el único electo para un puesto público, por caprichos de la élite monrealista que se apropio del partido.
Un ejército de improvisados que juraron lealtad a nombres como el de Verónica Díaz, hoy despachan desde la LXIV legislatura. Expriistas, como Violeta Cerrillo, Priscila Benítez, por mencionar algunos nombres, cambiaron la casaca tricolor por la guinda, sin una trayectoria de activismo partidista que las respaldara.
Peor aún, la obediencia ciega a cotos de poder familiares, fue el único requisito para asignar candidaturas. Los resultados hoy saltan a la vista en la falta de resultados y compromiso social de los electos mientras los morenos auténticos quedaron relegados. Con el antecedente de imposiciones que quedó manifiesto en el proceso electoral 2020-2021, es lógico que el Movimiento de Regeneración Nacional, no tiene calidad moral para promover una reforma electoral, que según el Peje, se llevará al pleno en San Lázaro, después del proceso de Revocación de Mandato.
Según el Presidente gira en torno a que “será el pueblo el que elija a los consejeros electorales y a los magistrados, de manera directa, con voto abierto. El pueblo va a elegir de forma directa, se acabó o espero que se acabe lo de los acuerdos cupulares, contrarios al interés del pueblo”.
Así lo declaró en la conferencia mañanera del pasado 29 de marzo. Suena muy bonito, pero por favor, así como su partido ha demostrado repudio por la democracia, no se esconde nada bueno atrás de esa propuesta.
Principalmente, cuando incluso el Presidente irrespeta la reforma a la ley electoral, que él mismo promulgó en el Diario Oficial de la Federación el 13 de abril de 2021, y que prohíbe el uso de recursos públicos y a funcionarios intervenir en procesos electorales.
E decreto publicado señala que: “conforme a lo dispuesto por el artículo 41, fracción III, Apartado C, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, durante el tiempo que comprendan las campañas electorales federales y locales y hasta la conclusión de la respectiva jornada comicial, deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación social de toda propaganda gubernamental, tanto de los poderes federales… Que por su parte, el artículo 134 constitucional, mismo que regula el manejo de recursos públicos, en su párrafo séptimo previene que los servidores públicos (…) tienen en todo tiempo la obligación de aplicar con imparcialidad los recursos públicos que están bajo su responsabilidad, sin influir en la equidad de la competencia entre los partidos políticos. Que asimismo, el párrafo octavo, del artículo a que se refiere el considerando anterior (…) establece que en ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público. Que en el ámbito legal, el artículo 449 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, prevé diversas infracciones a cargo de los servidores públicos de todos los niveles de gobierno, entre las que se encuentran conductas que atentan contra la debida equidad en la contienda electoral. Que la Ley General en Materia de Delitos Electorales, en diversos artículos, tipifica conductas que atentan contra la imparcialidad que deben guardar todos los servidores públicos durante los procesos electorales, a efecto de que se mantenga un marco de respeto a las decisiones ciudadanas en un entorno democrático”…
Pese a esa legislación vigente, no solo funcionarios federales violan la constitución al promover la revocación del mandato. Y pruebas sobran la más reciente ocurrió el pasado fin de semana cuando Adán Augusto López, el Secretario de Gobernación y el General Luis Rodríguez Bucio, Jefe de la Guardia Nacional, usaron avión militar para promoverla en Coahuila.
¿Dónde quedó aquello de barrer las escaleras de arriba hacia abajo? Hoy la consigna parece violar la ley de arriba hacia abajo. D
e ahí que, en Zacatecas al igual que en otras entidades de la República, la promoción de la consulta ocurra con tanta normalidad a pesar de ser violatoria de la ley.
Ante ese panorama ¿Morena tiene calidad moral para proponer que los consejeros del INE y los magistrados del TSPJF, sean sometidos a una elección popular, en lugar de ser votados por el Legislativo como ocurre actualmente?
¿Qué dedo decidirá los nombres de los candidatos a ocupar esos puestos? Bajo esa dinámica que propone el Presidente, queda claro que una transformación que solo cambie de partido, no le sirve al país.