El centralismo vivo

Por Christian del Havre

“No es posible mantener la paz usando la fuerza; sólo puede lograrse mediante la comprensión”.

Albert Einstein (físico alemán)

 

 

En la década de los treinta del siglo XIX, México perdió más de la mitad del territorio heredado del Virreinato de la Nueva España y Zacatecas, el municipio de Aguascalientes, a causa de una guerra fratricida para ver qué modelo de administración gubernamental ganaba. Al final de tantas idas y traídas, ganó el federalismo al estilo estadounidense, con estados libres y soberanos, pero que nunca tuvo vigencia real, ya que el poder se siguió concentrando en la capital y en el presidente en turno.

Viene este tema a colación, porque desde hace unas décadas se habló del municipalismo como herramienta para apoyar un desarrollo integral como país, al dotar a los municipios de fortaleza institucional, presupuestaria y de acción; pero como el sueño que se narró en el primer párrafo quedo en letra y buenos deseos.

En este sentido, si se quiere generar un desarrollo pleno en una entidad federativa es fundamental tener una coordinación con sus municipios, más allá de los colores o filias con quien gobierna. En últimos tiempos hemos visto cómo gobiernos de estados y federación, han ido coordinando esfuerzos para crear una relación de cooperación mutua.

Aún podemos recordar en aquellos primeros meses de 1999 cuando Ricardo Monreal encabezaba marchas a la ciudad de México porque el gobierno de Zedillo le cerró la llave presupuestal por haberse salido del redil y ganado el estado.

Cosa contraria ocurrió en los máximos presupuestales que comenzaron a llegar en los gobiernos de la transición del PAN aun cuando aquí gobernaba el PRD. Gracias a ello, tuvimos el mayor desarrollo de infraestructura carretera, urbana y de espacios de gobierno, la cooperación entre mandatarios tuvo un impacto positivo en la vida de los ciudadanos, ya que por esta coordinación, llegaban recursos extraordinarios.

Desgraciadamente en tiempos actuales vemos un despropósito en las relaciones gubernamentales, donde el ego, la rispidez y la falta de diálogo han generado una serie de desencuentros y falta de coordinación desde el gobierno estatal hacia la capital.

Este asunto no es menor, ya que de allí depende que el municipio cuente con suficiencia presupuestal para el desarrollo de actividades que benefician a los ciudadanos de Zacatecas, además que es necesaria la coordinación de ambas entidades para la eficiencia en la aplicación de recursos, en la puesta en marcha de programas convenidos y en propuestas para el mayor beneficio de los habitantes de la capital.

Tal es el grado de cerrazón, que no es posible coordinar trabajos en áreas tan sensibles como el turismo, seguridad, apoyo a mujeres, ganadería y hasta el agua, si la JIAPAZ.

La política es crear diálogo para mover voluntades, pero tal parece que la sucesión adelantada pesa más que el beneficio social.

Es urgente que se deje de lado el sectarismo militante, la guerra mediática y el acoso gubernamental; se debe actuar con altura de miras, acuerdo y generosidad, de lo contrario las consecuencias no solo serán para los titulares del estado y municipio, sino para los pobladores de la capital. Esto nos lleva a preguntarnos si hay federalismo, municipalismo o seguimos con el centralismo de siempre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *