En la foto: Chapa destruida en casa de desplazado por la violencia
Por Christian Del Havre
“Las amenazas a la democracia en América Latina: terrorismo, debilidad del estado de derecho y neopopulismo” Mario Vargas Llosa
Para saber la gravedad de lo que ha acontecido en las últimas semanas en nuestro país se debe analizar cuáles son los elementos que el Estado moderno posee: un gobierno o poder político, que en nuestro sistema está divido o se asienta en ejecutivo, legislativo y judicial (que ya estamos constatando que no es el punto, los tres obedecen a una persona); un pueblo o nación, dividido o polarizado desde hace más de tres años, sin identidad o lugar común; territorio que está secuestrado por la delincuencia y la ley de la selva rigen en el mismo; derecho o normas que buscan la conveniencia armónica de la ciudadanía bajo el régimen de la ley aplicada.
En pasados días hemos sido testigos de imágenes brutales, de violencia irracional, de ira desmedida y de miedo social por el despojo de la propiedad; en su contraparte vimos la expresión social en toda la semana en conferencias, marchas, foros y centros de reflexión para la búsqueda de visibilizar derechos.
En este sentido vale la pena ponernos a reflexionar sobre la última entrega donde le pedía imaginar tener que salir de tu terruño para salir a toda prisa, el asunto cuando regresas y ves que todo eso que habías hecho con esfuerzo por los últimos años esta desecho que fue usurpado, saqueado o robado por unos trúhanes oportunistas; o algún día por la calle vas sin pensar que en unos pasos llega alguien amenazándote con un arma para despojarte de algo tan necesario como tu teléfono o de tu salario que con tanto esfuerzo y sacrificio obtuviste.
Tenemos un problema: la falta de observancia de la ley, la falta de denuncia y la falta de seguimiento de la misma, estamos ante lo que se conoce como la ley de la selva, la del más fuerte, pero en el sentido de agresividad y violencia hacia el prójimo; ante un estado débil y rebasado, ante una estado que deja hacer y pasar porque la estrategia se basa en “abrazos” una falta retórica de reconciliación social, que deja la impunidad hacer lo suyo y que rompe con el pacto social de observancia de la ley.
Los cambios sociales ya sea violentos o progresivos, van con actitudes de cohesión en la búsqueda de un cambio cultural que impacte en las estructuras sociales, pero la frase del ex presidente Peña sobre la corrupción como ‘cultura social’, es también por un estado que no garantiza la observancia de la ley y la aplicación de la justicia; donde la ciudadanía se siente huérfana, donde no hay denuncia, porque en el mejor de los casos se queda en el cajón de los expedientes y en el peor hay extorsión institucional.
En este marasmo de noticias donde constantemente vemos una corrupción rampante desde el que atiende en palacio, familia y colaboradores; donde el que debe garantizar la aplicación de ley, la tuerce para ventajas o venganzas personales; donde la sumisión del poder judicial a los caprichos del ejecutivo y asociaciones nada claras del que tiene la toga presidencial; es de aplaudirse algo de lo cual no se ha hablado tanto en redes ni en medios tradicionales, como el que desde un gobierno donde se suscitó un hecho deplorable que fue tildado de cortina de humo o descomponían social, a la fecha de la esta publicación llevan aprehendidos 25 personas mediante el uso de la inteligencia y oficio policiaco, aplicando la ley, algo que como ciudadanos debemos exigir, que no se queden en el olvido desaparecidos, muertos o desplazados, mucho menos sin justicia porque estamos ante la derrota del estado.
Necesitamos más gobiernos como el de Mauricio Kuri, que habló así: “Corregiremos lo que se tenga que corregir, castigaremos lo que se tenga que castigar… voy a dar con ustedes, porque no merecen estar en las calles… vamos aplicar la ley para todos los responsables”, no es vendetta es simplemente la obligación del gobierno que quiere consolidar un estado donde la ciudadanía crea en las instituciones y en la justicia.
¡Creo que este país SÍ tiene solución!
*Frase célebre de la película de Luis Estrada producida en 1999, la ley de Herodes.