Indiferencia

Por Christian del Havre 

“No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena”

Martin Luther King

 

El pasado fin de semana las redes sociales de la capital y Guadalupe se inundaron con mensajes de alerta sobre un asesinato a quemarropa de dos turistas perpetrado en el icónico y emblemático cerro de la Bufa. En medio de miradas, cayeron los cuerpos y resultaron heridas otras tres personas que los acompañaban.

En el año 2021 esta misma sociedad fue testigo de ataques perpetrados a transeúntes y algunos comerciantes, los agresores huyeron sin tener resistencia alguna.

El 31 de julio se hizo viral el video de un cliente agrediendo a un menor en un establecimiento de comida rápida. Además de la brutalidad injustificada lo que también llamo la atención, fue la incapacidad de reacción de los compañeros, uno de ellos nunca dejo de atender a los demás comensales y no se inmutó ante el artero ataque que recibía su compañero.

Cada día que pasa los hechos de inseguridad se vuelven más escalofriantes, pero a la vez perdemos la empatía y sensibilidad como personas. La sociedad está volcada en la protección personal en la supervivencia que es innata al ser humano, el miedo a perder la vida o sufrir alguna consecuencia lo aleja de los demás y de su dolor.

Versa una frase que escucho  cotidianamente en los noticieros “los buenos somos más”, pero dónde estamos esos buenos cuando hay injusticia, cuando hay que exigirle a la autoridad que aplique la ley y que genere sentencias o consecuencias a los que comenten algún delito; dónde están esos padres de familia que deben velar por el pleno desarrollo de sus hijos; dónde están los ciudadanos que deben exigir cuentas y acciones a los políticos que los representan.

Estamos en medio de la indiferencia por el bienestar personal.

Se han vuelto cotidianas dos actitudes en el ciudadano al presenciar algún hecho delictivo o de violencia, la de voltear para otro lado y tratar de no estar involucrado en el acto o algo más repulsivo: llevarse la primicia de ‘likes’ y grabar o fotografiar los hechos, pero como meros espectadores. Éstas dos actitudes son complementarias; no hay compromiso y empatía, buscamos la protección personal o la aceptación general, ambas acciones, un tanto egoístas, generan que los lazos sociales vayan en detrimento, dando paso a un individualismo, que otra vez es robado o secuestrado por el clima de inseguridad que prevalece.

Es necesario un reencuentro social profundo donde la identidad, los valores de cohesión y sobre todo la empatía sean bandera ante la polarización generada desde el poder.

Dice la sabiduría popular que “hechos son amores y no buenas intenciones”, es por ello que se propone para este gran encuentro social:

  • Generar acciones de empatía con los demás como actividades de apoyo a causas concretas, un ejemplo de ello, una kermes realizada para apoyar a la familia de unos gemelos el fin de semana en la alameda Trinidad García de la Cadena.
  • Promover la comunicación y redes ciudadanas en colonias, que los vecinos apoyen a los vecinos.
  • Una comunicación constante con las autoridades que los teléfonos de emergencia en verdad cumplan sus funciones y atiendan a los llamados.
  • Buscar la información que impacte el desarrollo de nuestras comunidades y actuare en consecuencia.
  • Ciudadanos y autoridad generar actividades lúdicas que promuevan el desarrollo físico, mental y emocional de los ciudadanos. Dejar de polarizar.

No es un plan integral de seguridad pero si son acciones que pueden llevar al cambio en la búsqueda de romper con la inercia de la indiferencia del bienestar individual sin pensar en el bienestar colectivo.

Mientras los buenos sigan en la inercia del silencio, esta sociedad seguirá secuestrada y acallada por el crimen y el gobierno; si las autoridades no dan resultados, que renuncien; o busquemos cambiarlos hasta lograr la paz que se nos robó.