La historia es cíclica

Por Raymundo  Moreno 

El proceso y la jornada del pasado 2 de junio fueron ejemplos claros de una elección de Estado y el preludio de un retroceso democrático que nos llevará en los próximos meses a estadios similares a los que vivieron nuestros padres y abuelos a mediados de los años setenta del siglo pasado.

Hago una diferenciación didáctica entre el proceso electoral y la jornada de votación a fin de exponer mi hipótesis.   En el primer caso, la cínica e ilegal intromisión del Presidente de la República y con él,  del aparato en pleno del Estado, fueron evidentes y ampliamente documentados. Determinaron  los resultados, es incuestionable a pesar de la tibia complicidad de la autoridad electoral.  En el segundo caso, no fueron pocos los incidentes de compra y coerción del voto, la operación sistemática de los mal llamados Servidores de la Nación, e incluso, la apropiación de urnas enteras en colusión con el crimen organizado.

Las llamadas casillas zapato, como en el dominó, donde los candidatos de Morena obtuvieron el 100% de los votos, son quizá el ejemplo más evidente de la manipulación electoral que padecimos.

Iban por la mayoría calificada en las cámaras del Congreso de la Unión, esa fue siempre su prioridad y para ello organizaron un complejo entramado, sustentado en la inmediatez de los recursos públicos entregados vía la Secretaría del Bienestar. Consiguieron su objetivo, en septiembre, de la mano de sus partidos vasallos, tendrán los números legislativos, no para un cambio de gobierno, sino de régimen; para regresar al México monolítico de 1976.

En 1976 el Presidente era Luis Echeverría y soñaba con ser Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas.  Era el hombre que de facto, controlaba todo: Presidente, Ministro, General, líder sindical, legislador, censor de medios y hasta profeta.

Tuvo la osadía de imponer a su sucesor, José López Portillo (JoLoPo), como candidato único. Ser oposición en ese tiempo, era un acto de valentía y simbolismo testimonial.

El poder absoluto corrompe absolutamente. Al cabo de pocos años, el alto déficit público anclado en la administración doctrinaria de la “abundancia” y la deuda, terminó por colapsar y comprometer al sucesor de JoLoPo: Miguel de la Madrid.

La catástrofe económica de los años ochenta, adicionada por los desastres naturales de los que nuestro país jamás estará exento, fue la semilla de la disidencia en el viejo régimen, del fraude del 88 y la concesión de los primeros y modestos triunfos opositores. Finalmente la sociedad mexicana despertó de la borrachera autoritaria y transitó hacia la anhelada democracia que hoy estamosperdiendo.

La historia es cíclica, las nuevas generaciones suelen olvidar las lecciones que sus ancestros aprendieron por las malas. Es quizá condición humana. El reloj en México está a punto de retroceder 50 años, más hay una importante diferencia, hoy las redes son prácticamente ingobernables y la vida parece transcurrir más rápido. Con algo de suerte y
mucha resiliencia, tal como unos se han empeñado en reeditar la dictadura perfecta, Vargas Llosa dixit, otros podremos reeditar la fiesta democrática del año 2000. Hay futuro.