La paz

Por Christian Adalid del Havre

 

«La paz no debe lograrse a través de la violencia, sólo puede lograrse mediante la comprensión”.

Ralph Waldo Emerson

 

Estamos frente a un reto mayúsculo como estado y sociedad: la obtención de paz ¿Pero qué es ese anhelo, ideal o sueño que esperamos?  Según la ONU “es,  no sólo es la ausencia de conflictos, convivir en paz, consiste en aceptar las diferencias y tener la capacidad de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir de forma pacífica y unida”.

En estos tiempos de reflexión cuaresmal podemos señalar la visión de la Iglesia cuando menciona que la paz “es un don de Dios que nos da una visión del mundo y de la vida para perdonar, ser misericordiosos, y amar, incluso a los enemigos. Agrega:  es el equilibrio de fuerzas contrarias (o ausencia de guerra), la paz en el mundo es la búsqueda del respeto y del desarrollo de la vida humana”.

Acabamos de presenciar en la pasada marcha del 8M en conmemoración del día internacional de la mujer, además de actos violentos, la ausencia de una promesa hecha para este año por el gobierno la obtención de la paz, se pueden verter voces diciendo que la violencia inicio por la sociedad y otras que fue el estado, lo único certero es que ni hubo comprensión de las partes, ni diálogo, mucho menos una visión de construcción y desarrollo.

En un país y sociedad que vive en polarización constante donde o son chairos o fifís, conservadores o revolucionarios, neoliberales y humanistas, es difícil construir paz; ya que en esta sociedad  se aliental al conflicto, desde la primera silla del poder, todas las mañanas.

Es una medida urgente comenzar a poner las bases para la creación de paz, no con una fuerza policial o militar omnipresente, sino con una bien capacitada, remunerada y que tenga presencia social.

La paz implica que haya un estado de derecho fuerte, es decir que se cumpla la ley, pero además añadiría, que se tenga justicia al aplicarla, con un país y un estado con centenares de crímenes sin justicia, con denuncias empantanadas y con lugares donde la ley es el crimen, es necesario esta apuesta por el estado de derecho que dé certeza a los ciudadanos y seguridad, no solo de percepción sino de verdad.

Es necesaria más que una reforma judicial como la propuesta por el ejecutivo federal, donde más que buscar la mejora del sistema lo que busca es subirlo a la esfera de la polarización política, la inversión en recursos para que saque adelante toda la carga laboral rezagada y sea un sistema eficiente.

Es necesaria una apuesta al dialogo entre la sociedad, la reconstrucción del tejido social es difícil mediante la indiferencia, pero también es difícil participar cuando tienes a penas tiempo para estar. Se deben buscar espacios de cohesión mediante el involucramiento y también la convivencia.

Gobiernos que sean realmente constructores de la paz, la seguridad y la justicia; con políticas públicas dirigidas a la reconstrucción social, a la certeza personal y a la aplicación de la ley; la paz no solo se construye mediante foros y conferencias, se genera mediante el cambio de visión y paradigmas sociales.

El reto de lograr la paz es urgente  si queremos que una sociedad comience a desarrollarse y transitar por el progreso, el miedo no construye, la polarización desune y la falta de justicia empobrece socialmente.

Como sociedad nos toca votar para buscar la paz, no solo por ir a ejercer una prerrogativa, sino como un compromiso de exigencia, si ya no queremos abrazos simulados, si clamamos por justicia o si estamos hartos de lo que está pasando cuando los gobiernos están pasmados, vayámos a votar, es la mejor herramienta de responsabilidad social.   No tengas miedo, la paz tiene su precio.