La trastienda #3: David, el gobernador que no entiende

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Por: Cuauhtémoc Calderón

Ser gobernador en un estado como Zacatecas no es una tarea menor. Aquí, más que en otros lugares, las decisiones del Ejecutivo determinan el rumbo de la vida de sus habitantes. Cada acción –o la falta de ella– impacta directamente en la educación, la economía, la seguridad y el bienestar de miles de familias.

David Monreal no entiende lo que significa gobernar. Cree que los problemas del estado no son suyos, que él no los provocó y que, por lo tanto, no le toca resolverlos. Pero gobernar no es solo administrar lo que funciona bien, sino arreglar lo que está roto. Y hoy, Zacatecas está roto.

Crisis educativa, huelgas y un gobierno ausente

Los maestros de las secciones 34 y 58 del SNTE están en paro y la Universidad Autónoma de Zacatecas entra en huelga. ¿Y el gobierno estatal? No da la cara. No es solo un problema de pagos pendientes, es una muestra de cómo la incapacidad y la negligencia están afectando lo más básico: la educación.

El capricho del segundo piso

Mientras la educación colapsa, el gobierno gasta miles de millones en un segundo piso innecesario. Comerciantes, ciudadanos y sectores productivos han manifestado su rechazo, pero al gobernador no le importa. Se trata de una obra impuesta, cara y sin beneficios claros, una metáfora perfecta de un gobierno que gasta en lo que no debe y abandona lo que sí debe atender.

Un gabinete perdido en sus pleitos y en su incompetencia

El secretario de Gobierno, Rodrigo Reyes, en lugar de mediar en la crisis, se pelea con el municipio de Zacatecas por un colchón y el nombre de un puente. Mientras tanto, David Monreal nombra como secretario de Economía a Jorge Miranda, un personaje con antecedentes de corrupción y opacidad, lo que deja claro que el desarrollo económico del estado no es prioridad. Y como si no fuera suficiente el caos, renunció Ricardo Olivares, el único funcionario con capacidad técnica y oficio político en el gabinete.

La seguridad disfrazada con discursos

El gobierno presume que la violencia ha bajado, pero la gente sigue con miedo. La percepción de inseguridad es de las más altas del país, y nuestras zonas urbanas y rurales siguen siendo referencia nacional de la violencia. Se pueden manipular los números, pero no se puede cambiar la realidad que la gente vive en las calles.

Una estrategia de comunicación que da pena

El gobierno de Monreal no informa, no comunica, no escucha. Su estrategia se basa en rodearse de periodistas sin influencia y en atacar a quienes lo critican. Prefiere la burbuja del autoengaño a enfrentar la realidad.

¿Para esto quería ser gobernador?

David Monreal compitió tres veces para ser gobernador. Lo anhelaba, lo buscaba, lo exigía. Pero una vez que llegó, no ha sabido qué hacer con el estado que tanto decía querer gobernar. Gobernar es tomar decisiones difíciles, es salir a dar la cara, es resolver problemas aunque no los hayas provocado. Pero Monreal no gobierna, solo está sentado en la silla. Zacatecas merece un líder que entienda su responsabilidad, no un espectador que ve el desastre desde su oficina y cree que no es su problema.

Reflexión final, esto no nos alegra

Nada de esto nos alegra. Ni a mí, ni a ningún zacatecano que de verdad quiere ver a su estado salir adelante. No quisiéramos estar hablando de un Zacatecas en crisis, de un gobierno ausente y de un desgobierno absoluto.

Lo que quisiéramos es ver un gobernador echado para adelante, caminando al frente, enfrentando las adversidades con valentía, con actitud positiva y con la determinación de cambiar el rumbo del estado.

Pero no. Tenemos un gobernador que se esconde, que minimiza los problemas y que da la impresión de que ni le interesa ni le importa lo que sucede.

En la trastienda del poder zacatecano, el desorden es absoluto y el desgobierno es total. Zacatecas no tiene un futuro claro, porque quienes deberían construirlo están demasiado ocupados peleando por tonterías, gastando dinero en proyectos innecesarios y protegiendo a sus amigos.

Y mientras todo esto ocurre, la pregunta es: ¿hasta cuándo va a aguantar Zacatecas este desastre?