Ley 3 de 3 y la violencia -al amparo del poder- contra mujeres y niñas que no para

«Durante  todos estos siglos las mujeres han sido espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar una silueta del hombre de tamaño doble al natural»

Una habitación propia/Virginia Woolf

 

➡️Que no quede en el papel

➡️Acoso sexual

➡️El poder se cubre las espaldas

➡️Soledad, rompa el pacto

➡️Violencia Política de Género en la UAZ

➡️Jenny González Arenas, la víctima

 

Que no quede en el papel.- Con el aval a la Ley 3 de 3 en 17 entidades del país -entre ellas la nuestra-,  se avanza en cerrar  paso en los puestos públicos a agresores sexuales o familiares, deudores alimentarios y violentadores de género. No obstante, más allá de la pirotecnia política por aprobar las reformas a los artículos 38 y 102 de la constitución, en la realidad, las cúpulas continúan protegiendo a los agresores. Que la Secretaría de Educación es un nido que alberga y protege a acosadores, no cabe duda. Lo que debería ser escándalo nacional, es que se minimizan y se tratan de politizar acusaciones que vienen de la ciudadanía.

 

Acoso sexual.- Y es que,  es el poder es el que termina perpetuando esas prácticas que lastiman a niñas y a mujeres. Lo más bajo que ha hecho Soledad Luévano últimamente, es politizar las acusaciones de acoso sexual a 4 alumnas, contra su hermano Salvador, maestro de la telesecundaria de Martínez Domínguez. Acusar de complots en su contra, en lugar de darle el lugar que merecen las presuntas víctimas, delata su desinterés en ese tema tan delicado. En su muro de Facebook habla de infamias contra su familia por parte de “La Secta”, empero, le falta al respeto a quienes levantaron la voz contra la violencia sexual contra 4 adolescentes de ese plantel educativo.  Trata de cubrir a su hermano, pese a que el miércoles, padres de familia tomaron el plantel de dicha comunidad de Guadalupe porque el presunto acosador, seguía frente a grupo. 

 

El poder se cubre las espaldas.- Es notable que la misma Secretaría de Educación, marginó las denuncias contra el docente por su cercanía al poder, ya que éstas se habían hecho en la institución desde el 21 de abril. La diatriba de la senadora, es totalmente opuesta a la realidad. Se entiende, por simple lógica, que si fuera una “difamación” contra su familiar, Maribel Villalpando, no hubiera puesto trabas a su destitución. Sin embargo, lo mantuvo hasta el último momento. Antes de retirarlo, como era necesario para no exponer  a las víctimas, la SEDUZAC elaboró un dictamen el 26 de abril y anunció una suspensión de 10 días, que nunca se concretó. ¿No le llama la atención a la senadora, que los afectados tuvieran que recurrir a los medios de comunicación y a la presión para ser escuchados?

 

Rompa el pacto.- No defiendo a “La secta del bienestar”, que no dudo, quiera deshacerse de la multitud de “Luévanos Cantús” en la nómina -5 en distintas dependencias-,pero el caso del presunto acosador, se cuece aparte. Además,  desmonta la novela que Soledad Luévano se hizo en la cabeza.  Es notorio que la senadora intenta medrar políticamente con una acusación tan seria. Por su ambición política, se vuelve parte del problema, parece olvidar  que el arropo del poder, da licencia para el tipo de conductas que se le achacan al profesor de telesecundaria. Por último, si la senadora quiere salvar su carrera política,  en lugar de andar haciéndose la víctima donde no es, debe permitir que siga el proceso de investigación contra su consanguíneo. Debe romper el pacto patriarcal ¿No  cree?

 

Violencia Política de Género en la UAZ.- En el feudo del que Rubén Ibarra Reyes es capataz, también hace aire, en cuestión de violencia contra las mujeres. La víctima: Jenny González Arenas, secretaria general electa del Sindicato de Personal Académico de la Universidad Autónoma de Zacatecas (SPAUAZ). Un grupo de señores aferrados al poder, no quieren que tome protesta pese a que ganó el puesto de forma transparente en la elección del pasado 11 de mayo. Una victoria comprometida, pero victoria al fin. En ese tenor, superó solo con dos votos a Manuel Rivera, el “dedazo” oficial.

 

Jenny González Arenas, la víctima.- Aunque el triunfo de González Arenas fue avalado por el notario público Jaime Arturo Casas Madero, el líder sindical saliente, José Juan Martínez Pardo, no lo reconoce. El J.J. – mote con el que lo identifican en la UAZ- colmó la paciencia de los universitarios y por eso, votaron contra su permanencia. Los trabajadores se cansaron  de que el rector diera línea directa al SPAUAZ, a través del necio secretario general saliente. Como perdieron en las urnas y carecen de la simpatía de los sindicalizados de la Máxima Casa de Estudios, pretenden arrebatar a la secretaría electa el triunfo. Ese acto vil, da elementos para que sobre sus rancias cabezas, caiga una denuncia por Violencia Política de Género. Así las cosas.  Pero, sean felices, ya tenemos  Ley 3 de 3 contra la violencia… 

Hasta el lunes. 

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