Derechos sexuales femeninos contra la violencia y El arte de amar de Michalina Wislocka

 

 

 El goce sexual de las mujeres es un tabú patente en diversos rincones del planeta que poco se aborda. La sociedad de la época contemporánea que supone avances tecnológicos y mayor apertura cultural,  es incapaz de superar ideas primitivas en ese rubro.

Hablar del tema sin prejuicios, como un simple componente biológico, es impensable a pesar de que los medios masivos de comunicación bombardean cotidianamente con imágenes sugerentes.
En ese tenor, la tendencia a la hipersexualización del cuerpo femenino enmarcada en una  visión falocentrista  contribuye a incrementar las violencias contra las mujeres.

Además, en  las culturas heteropatriarcales, el sexo no se piensa como un acto entre iguales,  se piensa como un acto de sumisión que coloca al género femenino por debajo de los deseos del masculino.

Poner sobre la mesa la idea del orgasmo femenino, significa todavía hoy, un atentado contra los valores implantados en nuestra psique por la educación judeocristiana machista que echó profundas raíces.

 En un contexto más cerrado, imagine la revolución que causó la sexóloga, ginecóloga e investigadora polaca Michalina Anna Wisłocka entre 1945 y 1979, al introducir al debate público el placer femenino  en la  sociedad comunista y pro católica de su país y aferrarse a publicar El arte de amar, el primero de sus trabajos bibliográficos en salir a la luz.

La desmitificación del placer de las mujeres es la vértebra temática de la película homónima llevada a los cines en 2017 que relata las pericias de una mujer feminista que enfrentó al poder, a la religión y a la censura, con el objetivo de quitar mitos y educar a las mujeres en el arte de sentir y dar placer y el acceso a la reproducción deseada.  Todo enmarcado en las vivencias y los retos personales cotidianos de una mujer habitante de la Polonia anterior a la caída del muro de Berlín.

Michalina, una mujer libre en una época opresiva defiende y vive su sexualidad de maneras que no encajan con el statu quo  de su tiempo.

El filme dirigido por la joven  cantante y guionista Maria Sadowska, al contrastarse con la realidad, deja claro que a pesar que ya arañamos la mitad del siglo XXI, se estigmatiza a las mujeres que deciden ejercer de manera plena sus derechos sexuales.

Protagonizado por Karolina Gruszka , cuanta de forma divertida y conmovedora,  la actitud perspicaz  de quien se enfrenta al sistema en defensa de una libertad  tan básica, que resulta inspiradora para quienes habitamos en un país como México, en el que el machismo apaga la vida a 11 mujeres cotidianamente. Y nos inspira porque entendemos que las causas de sus muertes giran en torno a la incapacidad de pensarlas como pares en todos los terrenos.  Las féminas son violentadas en contextos inequitativos de poder en los que se les asume como objetos a disposición, sin importar su edad y estrato socioeconómico.  Luchar contra la violencia que viven hoy las niñas y mujeres, presupone empoderarlas de inicio con la apropiación del cuerpo y sus pulsiones.

En ese sentido el  difícil camino para terminar con los feminicidios incluye la limpieza de prejuicios.

La cinta es también  un nítido retrato de sociedades que satanizan la masturbación por considerarla impura en lugar de pensarla como el principio lógico de la vida sexual del ser humano. La sexóloga polaca cuyo libro fue catalogado como pornográfico, pugnaba por quitarle estigmas al placer solitario con la idea de que su práctica evitaría millones de embarazos no deseados y acabaría con relaciones tóxicas  de pareja.

  El derecho a una vida sexual plena, es también parte toral del movimiento feminista, toda vez que vivimos en una colectividad que castiga de su ejercicio libre con  la imposición de la maternidad.

En nuestro país como en la Polonia de la postguerra, como se relata en  esa película que se encuentra  actualmente en la plataforma de Netflix, hablar de orgasmo femenino es hablar de censura.

De ahí, que reconocer la aportación de Michelina Wislocka al feminismo, sea más que un acto de rebeldía y de lucha contra las violencias, más eficaz que la colocación de moños personales o luces naranjas en edificios públicos cada 25 de noviembre.  Por eso la recomiendo. Feliz fin de semana.

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