Por Norma Galarza
Como cada año electoral el gobernador de Zacatecas, Miguel A. Alonso Reyes, salió a “convocar” a todos los actores políticos a “conducirse con civilidad” y así lograr que el proceso electoral sea un ejemplo de participación ciudadana y legalidad. Lo hizo, así como en su momento lo realizaron Amalia García, Ricardo Monreal y todos los gobernadores del Estado en su momento, quienes en aras de seguir un guión preestablecido y bastante predecible del churro telenovelesco que significa ser político en México, llaman a que los ciudadanos nos conduzcamos con civilidad, mientras el principal peligro de no hacerlo viene desde arriba.
Alonso Reyes, no reparó en mostrar una sana disponibilidad al señalar que, corresponderá al Estado garantizar un clima de tranquilidad social a fin de que las campañas se desarrollen con transparencia orden y respeto y casi, casi soltó, sin coartar con dádivas (ya sean despensas o televisores) las decisiones del electorado, al declarar enfático que “no se permitirá de ninguna manera que los servidores públicos hagan uso de recursos del Estado o participen en campañas en horarios de trabajo” so pena de ser sancionados como lo marca la ley… Bello, todo ese sueño guajiro.
Es cierto, hoy nuestra sociedad exhibe una falta de confianza a los servidores públicos pero que ellos se ganaron a pulso, no es casualidad. Es típico que el Gobernador en turno haga uso de nuestro dinero, para perpetuar a su partido en el poder y en este caso la intención es más que lógica, porque no vaya a ser que a este gobierno le toque enfrentar un juicio político (como el que aplicó en su momento contra la pasada administración), por sus “amañados” manejos de las finanzas públicas, el endeudamiento injustificado de más de 6 mil millones (6 695 023 788, para ser exactos, cifra de la Secretaría de Finanzas al 31 de diciembre del 2014) que ya cargamos como deuda pública, todos los zacatecanos y la muy poca obra pública que tenemos hoy los que vivimos en estas extensas y mineras tierras coloradas.
Habría que estar atentos a las acciones del gobierno estatal, y evitar como ciudadanos a toda costa el “mapacheo”, que aunque usted lo dude sí llega a reflejar resultados favorables para los que le otorgan una camiseta, una despensa o cualquier otro “presente” a la población más pobre. Y pruebas hay muchas, en las elecciones para Presidente de la República, el equipo de campaña de Enrique Peña Nieto “regalaron”, jarras para agua, camisetas, vasos, es más, hasta kits de belleza con el nombre del candidato fueron algunas prendas que repartieron a los “clientes” a sus “clientes” eternos, Sin duda estas dádivas fueron muy provechosas ya que por algo, Zacatecas, fungió como uno de los estados que contribuyó con más votos (proporcionalmente con el número de pobladores del Estado) al triunfo del actual mandatario del país. Por lo pronto las buenas intenciones del señor Gobernador ya se manifestaron, esperemos que sean ciertas. ¿L e creemos?