Sheinbaum con Esteban Villegas, gobernador de Durango.
Por Alejandro Bonet
Un año le bastó a la doctora Sheinbaum para tenerlos de rodillas. Ocho gobernadores opositores se pararon, ocho veces dijeron sí, y el silencio fue ensordecedor. Ahí empezó el cortejo fúnebre.
En Durango, Esteban Villegas –priista de hueso colorado– subió al estrado y gritó: «Soy claudista y respaldaré incondicionalmente.
Anunció una inversión de 700 millones de pesos en Durango para la creación de un centro de corte de carne de alta calidad, destinado tanto al mercado nacional como a la exportación para beneficio de ganaderos del norte del país.
El PRI zacatecano, hundido desde 2021, solo quedan militantes que miran al piso y susurran se acabó, solo queda un suspiro del alma Alonsista ( empeños estériles )
En Guanajuato, Libia Dennise –PANISTA de oficio– la recibió con decreto: «Claudia eligió este estado para su primer informe; eso habla de confianza». Confianza, sí: el PAN ya no bloquea autopista ni fondos. Ella misma lo admitió: «el apoyo federal baja homicidios un 29%». Y abrió el Banco de Alimentos con cuarenta millones que nadie había soltado.
En Nuevo León, Samuel García repitió «ha sido constructiva» –constructiva para él, porque 1.8 billones avanzan sin que mueva el dedo–.
Movimiento Ciudadano es oposición de etiqueta; en Zacatecas ni sombra.
Querétaro: Mauricio Kuri aplaudió carreteras, pero el agua se les va por el caño y trescientos millones ya licitados sin permiso.
Coahuila: Manolo Jiménez gritó «cerramos filas con la presidenta» y firmó quinientos millones que ayer vetaba.
Aguascalientes: Tere Jiménez abrió puertas, alcaldes se alinearon, y todo el grupo panista de esa entidad se peleaba por una selfie con la presidenta, señal que avala el trabajo de la presidenta. Todo fluyó perfecto, aunque hubo reclamos de manifestantes por un predio que quieren desarrollar a la mala y la gobernadora se desencajó por el reclamo enfrente de la Presidenta.
Pero en Zacatecas, la visita de la Presidenta se nubló por un pleito de la familia que gobierna –la que se cree dueña del partido– arma pleitos que parecen telenovela: audios que se borran, amenazas de irse, candidaturas que se regalan por capricho.
Y mientras ellos se pelean el pastel, la oposición que debiera ser rival ya no existe: los panistas cruzan estados por una selfie, los priistas firmaron su rendición en Macroplaza y los emesistas firman silencio. Morena no necesita ganarles, solo esperar a que terminen el circo.
México avanza. Ellos se quedan en la selfie y en el berrinche.