Por Norma Galarza
«Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden. Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control»
Denis Diderot (Escritor y filósofo francés
➡️Elecciones de 2010 a 2024: la danza de las élites
➡️Dispendio y negociaciones entre cúpulas
➡️Apatía de la oposición ¿derrota anticipada?
➡️Perfiles poco competitivos
Elecciones de 2010 a 2024: la danza de las élites.- Los últimos 14 años los procesos electorales de Zacatecas han estado dominados por la percepción de que la alternancia en los puestos públicos, es producto de negociaciones entre cúpulas. En 2010, David Monreal, entonces candidato del PT a la gubernatura, declinó por Miguel Alonso Reyes, el candidato del PRI, ex secretario particular de su hermano en el sexenio 1998-2004. Fruto de ello, el Monrealismo meció la cuna en el regreso del tricolor al poder. Los secretarios del sexenio de Alonso Reyes fueron un reciclaje de sus ex compañeros en el periodo Ricardista. David replicó el reciclaje al llegar al Ejecutivo al emplear a varios exfuncionarios también del quinquenio de Tello, como Ricardo Olivares. Del de Alonso y del del otro Monreal en la gubernatura, adoptó a Le Roy Barragán, actual secretario de Turismo, un ejemplo del tránsito político. Otra arista emblemática de los triunfos electorales es el dispendio de recurso público. En la primera elección que protagonizó Miguel Alonso Reyes como gobernador en 2012, no fue un secreto que “operó” con soltura e impunidad para lograr carros completos. A través de la compra de votos, llevó al senado a Alejandro Tello, quien sin concluir su periodo en la Cámara alta, dejó el puesto para venir a disputar y ganarle -con la misma estratagema de compra de votos y negociación- la gubernatura a David Monreal. Tello le regresó el favor a su sucesor en 2021, con la estrategia de brazos caídos en la elección a la gubernatura. El proceso electoral que concluye el próximo 2 de junio, nos deja con el amargo sabor de boca de que sin importar quién detente el poder, la tentación de negociar triunfos, no se erradica. Y es que ¿Amor con amor se paga?
Dispendio y las negociaciones entre cúpulas.- Morena en nuestra entidad se ha distinguido por ser una réplica de su aliado bajo la alfombra: El PRI. En la campaña que hoy concluye, nos ha dado cátedra de que aunque se hable de que la 4T, es un proyecto diferente, su esencia electoral es la misma que implementó el tricolor durante más de 80 años. En las esferas de mando, prevalece la idea de que sin importar los pésimos resultados en la administración, al votante se le doma a billetazos. Confían asimismo, en que el chantaje con los programas sociales, siempre será una vía muy redituable. Mayor peso en inclinar la balanza, tiene el papel que juega la oposición que ha actuado como comparsa, ya sea con candidatos débiles o poco trabajo para lograr triunfos. Este 2024, como ya sabrán, el puesto de mayor rango que se juega, son los escaños en la fórmula al Senado de la República. Es la catapulta natural para la o el próximo candidato a la gubernatura en 2027. Las candidatas Claudia Anaya y Verónica Díaz, ya tienen su puesto asegurado. De ahí que quienes debían meterse de lleno a la campaña, son los lugares dos de la fórmula: Saúl Monreal y Miguel Torres. El primero lo hizo. Sudó la gota gorda para convencer a pobladores de municipios y comunidades, que él no es David Monreal y no tiene por qué cargar con las deudas ajenas. Si hubo negociación o no, a favor de Saúl, no determinó su actuar en la elección. Él hizo lo suyo.
Apatía de la oposición ¿Derrota anticipada?.- Por otro lado, el candidato de la alianza PRI, PAN y PRD, al enterarse que enfrentaría la estructura de la delegación de programas, que opera a favor de Díaz Robles, se desanimó. Nadó de muertito, visitó algunos municipios, pero no se desgastó. Lució francamente de bajo perfil, trató de construir una campaña en base a la descalificación, sin éxito. A reserva de esperar el resultado final de la contienda, se augura una derrota para la oposición. Máxime, porque al final del día, el perredista, lució una campaña en solitario, acaso respaldado por el PAN. Del respaldo del tricolor sobran dudas. Evidentemente, la estructura -lo que queda- de ese partido, no se activó a su favor. El error estuvo en el fondo. Si bien Torres Rosales realizó trabajo previo para lograr la candidatura, no es un perfil realmente competitivo a nivel estatal, lo que el partido de la alianza que logro votos en el estado en 2021, dejó pasar. No es un perfil que pudiera desmontar el andamiaje retórico y político electoral implementado por el ejecutivo estatal y el federal, no es una carta fuerte para erradicar el repudio atizado desde los gobiernos morenistas, contra los tres partidos más viejos de México.
Perfiles poco competitivos.- Con un contexto de elección de perfiles débiles, también en al menos 3 de los 4 puestos a la Cámara Alta, a las diputaciones locales y a las 58 alcaldías, no suena descabellado que la elección se pactó. La alianza entre los añejos partidos, se distinguió por pretender formas democráticas para concretar sus candidaturas, propósito que al final quedó en buena intención. Sin escuchar la exigencia popular de candidaturas atractivas, se optó por elegir a la ligera, lo que provocó rupturas en los distritos locales y alcaldías. División que al final, solo beneficia al partido dueño de los programas sociales y las estructuras de trabajadores del régimen, usados como soldados electorales. ¿En eso consistió el pacto, desde la federación entre Alejandro Moreno y Ricardo Monreal y en lo local entre David Monreal y Alonso Reyes? ¿Se negoció la derrota de manera anticipada? Muchas preguntas. La única certeza es, que a la oposición disminuida, lo único que le interesa es negociar espacios plurinominales para los personajes que secuestraron al PRI, al PAN y al PRD desde 2010. Mal. Nada nuevo bajo el sol. Hasta el viernes.