Participación

Por Christian del Havre

¨La democracia o es participativa o no es democracia¨ Rodrigo Borja

El pasado domingo se celebraron elecciones en dos estados, donde mas allá de quien ganó y si le va a ir bien a sus respectiva entidades (eso será un análisis posterior), el asunto que nos debe hacer reflexionar es otro. En el Estado de México habitado por 18 millones de personas ejercieron su derecho a sufragar solo 3 millones de personas,  el 50% del padrón. Es decir que ni un cuarto de la población decidió el futuro de la entidad más poblada.

El problema de este asunto, radica en que hace un siglo, un millón y medio de mexicanos murió por la defensa del sufragio efectivo y la no reelección. Tal parece que el voto sigue sin tener efectividad y la reelección ya la tenemos al menos en diputados, senadores y alcaldes. En este sentido, es momento de cuestionarnos si la revolución mexicana cumplió su cometido.

Aunque no todo esta perdido, en el sistema democrático de México, en él prevalecen instituciones que se fundaron relativamente hace poco tiempo. El Instituto Electoral, sus pares estatales y los tribunales; éstas han garantizado que el mexicano tenga certeza que su voto estará resguardado, que el conteo y registro de su decisión es transparente, que su sufragio es secreto y que este ejercicio lo hace en libertad personal; con mecanismos que nos dan confianza de que nuestra elección es respetada.  Es necesario preguntarnos si queremos que las elecciones las vuelva a organizar el gobierno , como propone el presidente.

Sé que en este punto, muchos criticarán al decir que no se garantiza la libertad del voto que hay mecanismo de conteo o tranzas en llevar amenazados a los votantes, pero mencionaré que las redes clientelares (que son aquellas cuando una elección tiene poca participación), son las que hacen la diferencia generando con ello beneficios inmediatos para unos cuantos y que nuestro futuro lo decidan esos pocos.

Dicen los expertos en mecanismos electorales, que es fundamental un candidato que genere simpatías, que levante revuelo, que sus propuestas sean las mas convincentes y que se haga una diferencia con los demás. Que la pasión arrastre los votos, que los sentimientos afloren para que las masas se comprometan y entonces se tenga la victoria, es momento de cuestionarnos si vamos a dejar que alguien más decida mi futuro.

La democracia no es solamente ir un domingo a votar, dejar de lado un momento de nuestra vida, hace un espacio del merecido descanso, de la diversión o el confort; estamos equivocados si creemos que con ir a las urnas el primer domingo de cada tres años ya hicimos patria como si fuéramos Juan Escutia; este sistema necesita de nuestro compromiso diario, al estar pidiendo cuentas de lo que hace el gobierno municipal, estatal y federal, de conocer si nuestros diputados están creando un sistema legal que represente nuestras necesidades; de pedir que los recursos generen obras y servicios que nos merecemos; que los impuestos que pagamos están generando mejores condiciones para nuestras vidas; que las instituciones del estado garanticen servicios de calidad; que los vecinos de la colonia o calle respetemos la normatividad; si es necesario un compromiso.

Esto es, como cuando adquieres un producto o servicio y no te gusta, no cumple tus expectativas, te salió defectuoso o chafa, y exiges la devolución, reembolso o cambio, en este sentido debemos exigir a nuestros políticos. Así debemos comprometernos porque es para la construcción de nuestro entorno, es momento de cuestionarnos si queremos ser parte de la solución de México.