Ya salió el peine. Resulta de Julio César Chávez tenía serías razones para dejar la Presidencia y que, por cierto tienen poco que ver con motivos de salud.
Ante la huida tempestuosa del “capitán” del barco, la sospecha de los motivos de su auto expulsión de la administración municipal, tienen que ver con asuntos relacionados al cochino dinero, y el hartazgo por su incompetencia de su mentor, Ricardo Monreal.
Si bien es cierto que Chávez Padilla se encargó de protagonizar una estrepitosa campaña en contra del ex alcalde Enrique Flores Mendoza, a quien el ex comunicador achacó la quiebra de las arcas municipales, atribuyéndole un supuesto endeudamiento de más de 900 millones de pesos, todo se trató de ardid publicitario. ¿Para qué? Pues, como dijo Cantinflas, ahí está el detalle.
La guerra mediática emprendida por el que se asumía favorito de Ricardo Monreal, armada con amenazas, aspavientos y ciclópeos huracanes en la prensa señalando que presentaría denuncia ante la Fiscalía General del Estado, quedó en nada.
Por alguna oscura razón, Julio César, se retractó de ser la morena espada justiciera que castigaría la supuesta corrupción de Flores Mendoza.
¿Le faltaron argumentos a su elevada cifra? Así se concluyó, ya que la realidad era que la deuda que el alcalde fugitivo multiplicó por 3, era de 320 millones, monto de los cuales 180 millones le concernían porque, para variar, había tenido cierta participación para sumarlos cuando fue funcionario en la administración del ex grande Roberto Luévano.
Del total de esa suma además, le desglosaron que 60 millones eran por concepto de pago a proveedores, 40 mdp para pagos de laudos heredados y por último Flores Mendoza reconocía la paternidad de un adeudo de 42 millones de pesos.
Así, la explicación con peras y manzanas, derivó en rebelión en el barco de la alcaldía guadalupense cuando el equipo más cercano de colaboradores de Chávez Padilla, empezó a ponerle contra y a hacerle ver que su errada estrategia, como bumerán, no tardaría en revertirse.
Al poco tiempo, los marineros empezaron la franca deserción. Las renuncias llegaron en cascada porque empezaron a surgir rumores que el titular de la patente del neófito en el poder Chávez Padilla, Ricardo Monreal, empezaba a exigir que se lanzara al mar como castigo a su inoperancia. Y Chávez Padilla, ante la debacle, optó por poner tierra de por medio.
No obstante, ante toda esta catástrofe que siguen pagando los guadalupenses hay una duda que cercena las conciencias de los que recuerdan que antes de emprender la graciosa huida, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público entregó 50 millones de pesos, como resultado de la gestión de la administración fugaz de Chávez Padilla, de los que se desconoce el número de cuenta y nombre del destinatario.
Mientras tanto, extraña el mutismo sepulcral de los regidores de oposición ¿Por qué será? Sepa Neptuno.