“La salud no lo es todo, pero sin ella todo lo demás es nada” Schopenhauer
Por Christian Adalid del Havre Córdova
Según el artículo cuarto de la Carta Magna de nuestro país, “Toda persona tiene derecho a la protección de la salud”, pero ¿Cuál es la realidad que afrontamos? De acuerdo al CONEVAL, alrededor de 30 millones de mexicanos no cuentan con servicios de salud.
Al 31 de marzo de este año, había cerca de 21 millones de mexicanos afiliados al IMSS, otros 2.6 millones al sistema ISSSTE, según cifras de 2021.
Sin embargo, el número de personas atendidas se eleva. El primero atiende a cerca de 81 millones de personas mientras que el segundo a 13 de los 126 millones de habitantes que tiene el país. Eso decir, que solo el 30% de mexicanos contribuyen a los gastos del sistema de salud establecidos.
El problema radica en tres sentidos. Uno: si la salud es universal ¿ por qué tenemos segmentada su atención en dos subsistemas que además por saturación y falta de presupuesto, tienen carencias, o como la palabra de moda “áreas de oportunidad”? Dos: la inversión del gobierno en salud es del 5.1% del PIB mientras que en los países nórdicos es de entre el 9.1 al 11 %, claramente más del doble; por último: en la planeación o políticas públicas transversales y de visión de largo alcance, la salud pasa, no solo como un esquema de contacto primario ante una enfermedad, sino en prevención y en puesta en marcha de políticas en varios sentidos que impacten al bienestar de la población, como su dieta alimenticia y cultura de vida.
La pregunta inicial es ¿por qué desde campaña se nos dijo que la salud pública sería como la de Dinamarca o los países nórdicos, si vemos que la realidad es contraria? Pero además está empeorando, ya no solo nos estamos alejando de Dinamarca, sino vamos en reversa de lo que tenía Mexico antes de la 4T. En nuestro querido país, hay 19 mil unidades públicas de atención ambulatoria; en este sexenio se tenía contemplado terminar 2,500 centros de salud.
El sistema de salud, en su versión privada con las famosas “Farmacias Similares” tiene alrededor de 6 mil y va creciendo, entonces, las 30 millones de personas que nadie atiende, tendrán que ir a la opción más rápida y económica.
Con la desaparición del Seguro Popular, el fracaso del sexenio, el INSABI (Instituto de Salud para el Bienestar), y la puesta en marcha del IMSS – Bienestar, un instituto saturado porque según sus cifras atiende a más de 80 millones ¿Qué respuesta le quedara a una población que no tiene opciones eficientes para atenderse?
A eso se añade que en los institutos de salud, varios servicios, como el radiológico o de análisis clínicos, se subrogan por falta de capacidad u obsolescencia de los equipos. Pues ¿Vamos en el sentido de la privatización más que de la consolidación de la salud pública?
Nos ubicamos en el quinto lugar en el mundo, en enfermedades crónico degenerativas, como la obesidad. Según datos, esta enfermedad mata a 27 mexicanos por hora por sus consecuencias: ataques al corazón, diabetes, tumores malignos, enfermedades del hígado y cardiovasculares.
La nación es primera en obesidad infantil a nivel mundial, esto debería llevar a nuestro sistema de salud a enfocarse en enfermedades cardiacas y tumores que derivan en cáncer.
A diferencia de los países nórdicos donde deben lidiar con el suicidio, enfermedades del corazón, alzhéimer o cáncer, en México la obesidad no se previene a pesar de todas las enfermedades que genera.
En los países nórdicos cuando se detectan poblaciones infantiles con obesidad, se interviene en su dieta alimenticia, otorgada por las instituciones educativas y se da seguimiento para cambiar hábitos en el individuo y en las familias. De hecho, el estado ha generado una estrategia para cambio de hábitos alimenticios, pero no como en Cuba o Venezuela (con la racionalización de alimentos y la carencia casi de muerte en la que están sumidos), sino modificado la dieta para hacerla más nutritiva.
Debemos hacer la reflexión y hacernos varias preguntas ¿Estamos en un país donde se atienden mejor nuestras necesidades urgentes o no de salud? ¿Las instalaciones a las que acudimos están en buen estado? ¿Existe una unidad médica cercana o está más cerca la farmacia privada? ¿El personal que nos atiende está capacitado para ocupar el lugar que desempeña?; ¿Los centros de salud tienen capacidad suficiente para atendernos? ¿Hay acciones de prevención para evitar caer en padecimientos que conlleven a enfermedades mayores? ¿Gastaste más de la mitad de tu sueldo en atención medica? ¿Los medicamentos que necesitamos están en disponibilidad? Por ultimo ¿En verdad tenemos acceso a la salud?
Depende de estas respuestas para saber si estamos cerca o muy lejos de Dinamarca.