Nos encontramos ante la recta final de la campaña de la consulta sobre la revocación de mandato del presidente Andrés Manuela López Obrador. Cuando faltan 3 días para la votación del próximo domingo 10 de abril, las dudas sobre la participación ciudadana se hacen presentes.
Esta será la segunda consulta popular organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE) en el marco de la nueva legislación, al ser el primer ejercicio de este tipo no hay muchas referencias y si muchas dudas y especulación, sobre todo en el tema de participación. La consulta del año pasado referente al «juicio a los ex presidentes”, tuvo una participación apenas del 7.1 % del padrón electoral.
Se estima que para este ejercicio la participación sea mejor que la del año pasado, entre un 10 y 16 por ciento. El padrón nominal electoral está conformado por 94 millones de personas. Si participan menos de 10, implicará un desencanto y le costará al INE mayores cuestionamientos de parte del presidente y la 4T. Los estados con mayor participación serán bien vistos por el presidente. Con la baja aceptación de nuestro gobernador es probable que las cifras sean similares al ejercicio del año pasado donde la participación de las y los zacatecanos fue de 3.1 por ciento.
Dicho primer ejercicio constitucional sentará las bases para que la ciudadanía haga uso de la revocación de mandato en situaciones posteriores y distintos niveles de gobierno –como el caso de las gubernaturas, no lo veremos en Zacatecas porque el miedo no anda en burro y, seguro sería David el primer gobernador revocado-. Los mecanismos de democracia directa complementan el sistema electoral representativo, el cual no siempre ha vinculado las promesas de compaña de las personas electas con las demandas sociales.
El ejercicio democrático de participación ciudadana de la revocación de mandato es un derecho político de los mexicanos, el cual, fue incorporado a la Constitución política en 2019, que nos permite tomar la decisión sobre la permanencia en el cargo de quien encabeza el Poder Ejecutivo federal. Por primera vez, la sociedad mexicana residente decidir sobre la revocación o ratificación de un Presidente de la República. La revocación de mandato es parte del texto constitucional y llegó para quedarse.
Este ejercicio además de ser una herramienta de la democracia directa, es un ensayo de las elecciones del 5 de junio próximo y como vendrán las de 2024, además de ver la viabilidad de extender el mandato presidencial. Un pensamiento tan complejo como el de López Obrador, y un pasado donde siempre diseña sus estrategias y tácticas electorales más allá de la coyuntura, obliga a imaginarse otros escenarios a partir de las señales que está enviando el Presidente, que suele engañar con la verdad.
AMLO no ha pagado el precio político-social de violentar directamente a las instituciones, y leyes que se le interponen en sus objetivos. Además, su relación cada vez más estrecha con la milicia, servirán de herramientas para probar si su candidata, la jefa de gobierno Sheinbaum se encuentra a la altura de las exigencias ciudadanas y medir su rentabilidad política.
En los resultados de la consulta se verá la confiabilidad de Sheinbaum. Si la candidata no crece y existe el riesgo de perder la elección, al presidente solo le queda un as bajo la manga, proponer una extensión de mandato. Extender su gobierno será la única solución que tendrá para concretar su proyecto de la cuarta transformación.
Porque los obstáculos que vienen para López Obrador, con las arcas disminuidas enfrentarse a los grandes intereses de las empresas estadounidenses que fueron trastocados con la Reforma Eléctrica, el deterioro natural propio del final de su gestión y el creciente descontento social por las olas de violencia, cada vez más cruentas. Así, como el costo de no haber implementado políticas económicas anticíclicas para paliar la recesión económica, inflación, disminución del empleo y crecimiento de la pobreza.