Por Christian Adalid del Havre Córdova
“La acumulación de todos los poderes, legislativos, ejecutivos y judiciales, en las mismas manos, sean estas de uno, de pocos o de muchos, hereditarias, autonombradas o electivas, puede decirse con exactitud que constituye la definición misma de la tiranía”.
James Madison
Nuestra máxima norma, la Constitución Política, ya prevé este tema en el artículo 49 que versa lo siguiente: “Establece que el Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial y que no podrán reunirse dos o más de estos poderes en un solo individuo o corporación”. Esto se prevé, para que los intereses de una sola persona o partido no sean absolutos y vayan a imponerse a la sociedad, como lo vivimos en más de 70 años del PRI y lo vemos en éstos años de la cuarta.
Para el buen funcionamiento de las instituciones de nuestro país, es necesario entender que debe haber una clara división del poder, para que cada uno ejerza sus funciones en este sentido. A partir del artículo 50 se menciona que habrá un poder legislativo que representante la nación, es decir emanado del pueblo, y puntualiza cuáles son sus funciones y como se organizará. La pregunta obligada sería para usted ¿Sabe quiénes son los senadores de su entidad? ¿Sabe a cuál distrito federal pertenece o quien es el diputado que lo representa?
Le cuestiono eso porque seguramente sabemos quién ejerce la administración Ejecutiva del país – el presidente- pero poco sabemos quiénes complementan ese ejercicio del poder que son los legisladores, tampoco solemos saber o a qué se dedican, de hecho, tan es así, que según estudios de Mexicanos Contra la Corrupción de 2023, al poder legislativo (diputados y senadores) el 72% de la sociedad los percibe corruptos contra el 27% que percibe el mismo problema en la presidencia. Hecho que no muestra claramente la realidad, ya que quien ejerce la mayor parte de los recursos es la presidencia de la República.
Pero esta calificación tampoco es del todo sesgada, ya que si bien se llevan más negativos de los que ejercen como autoridad, la sociedad no tiene claro a qué se dedican los legisladores, súmele que no se generan mecanismos más allá de las redes sociales o medios de comunicación que promuevan una comunicación efectiva con sus representados. La mayoría de los diputados no vuelve a los distritos hasta las próximas elecciones.
Además que se ha deformado la función de los mismos, en lugar de generar mecanismos de comunicación y retroalimentación para la toma de decisiones, la mayoría vuelca la lealtad al partido o en este caso, al presidente en turno.
Esto lo palpamos con la aprobación del presupuesto en una sesión maratónica, donde uno diría, ahora si desquitaron lo que ganan, pero lastimosamente no fue así en todos los casos, porque por un lado hubo diputados que propusieron, debatieron y argumentaron en favor de sus representados, pero otros con el 100% de lealtad, solo levantaron la mano y aprobaron sin cambiarle una coma al presupuesto enviado por el Ejecutivo.
No le gustaría que le explicaran Benelly Hernández, Marco Flores de Morena; Alfredo Femat del PT o Carlos Puente del Verde ¿Por qué aprobaron un presupuesto con deuda no productiva? ¿Por qué no le asignaron recursos suficientes al campo zacatecano para enfrentar la sequía? ¿Por qué le redujeron los recursos a estados y municipios? ¿Por qué aumentaron los recursos a los fideicomisos que administra el ejército dándole más poder, pese a que la inseguridad no merma? ¿Por qué ante el desastre que fue el huracán OTIS no le asignaron recursos para la reconstrucción a Acapulco? Por ultimo, ¿Por qué no han luchado para que nuestro estado tenga más recursos y sólo se concentran en su promoción personal?
Siguiendo la misma lógica, qué propuestas pediría que hicieran los diputados Noemí Luna y Miguel Varela del PAN, Carolina Dávila y Fuensanta Guerrero del PRI, Amalia García de MC y Miguel Torres del PRD, para mejorar la situación del país y la entidad, sabedores que no tienen la mayoría, pero que son voz de la sociedad.
No olvide a los senadores ya que algunos también aprobaron el presupuesto sin moverle una coma, pero además tendrán la misión de dar entrada o no a la renuncia del Magistrado guinda Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Ellos decidirán si le dan un golpe más al Poder Judicial o si mantienen el equilibrio entre los tres poderes. Al aceptar la renuncia del magistrado, tendrán que decidir o no, quien lo suplirá y durará los próximos 15 años en el cargo.
Bajo la misma lógica, si tuviese la oportunidad de solicitarle a Soledad Luévano, José Narro y Ricardo Monreal de Morena y a Claudia Anaya del PRI ¿qué les diría? ¿Estaría a favor de ese movimiento que beneficia al presidente o que lo rechacen en beneficio de las instituciones?
El trabajo legislativo no solo es aquel que se hace en las cámaras mediante discursos o propuestas levantando animosamente las manos para aprobar leyes, reformas, decretos o presupuestos, reforzando a bancadas mediante el apoyo o rechazo entre la rechifla, ni mucho menos el andar haciéndole el trabajo al ejecutivo, mediante el manejo de recursos para beneficio de sectores de la población; se trata de buscar la interlocución constante con los electores mediante procesos de comunicación efectiva, para plasmar en leyes, decretos o reformas. Lo que la gente palpa en todas las materias y aspectos de la realidad social. Es velar por los intereses de sus representados para que el presupuesto asignado mejore sus circunstancias y sobre todo, es garantizar que la vida de la Nación siga un camino democrático, con la visión de un pueblo y no de un solo individuo.
Finalmente, el título del artículo con la frase cantinflesca, a la vez recordando el libro de técnica legislativa de Murillo Belmontes, es para preguntarle, estimado lector ¿Qué haría si usted fuera diputado?