Por Norma Galarza Flores [author] [author_image timthumb=’on’]https://lacuevadellobo.mx/site/wp-content/uploads/2016/09/10551098_10205904391762577_7530896506276784084_n.jpg[/author_image] [author_info]Economista, empírica del periodismo. Sígueme en Twitter: @normagala y @lacuevalobo01[/author_info] [/author]
Uno a uno, se han derribado los mitos impuestos por pseudo líderes sociales en contra del megaproyecto hídrico San Andrés o Milpillas.
La falta de solidez en los argumentos de personajes que clara intención de sacar provecho, se montan en el tren de la oposición ante la que sería la principal obra del quinquenio tellista, es evidente.
La novedad reciente es que el Presidente López Obrador –que le huye al conflicto tanto con la derecha, como con la izquierda y el centro- se subió en el debate al dejar entrever en su reciente visita y ante la insistencia del grupo de choque, que la construcción de dicha obra se sometería a consulta.
De pruebas endebles se han valido “líderes” como el Senador José Narro para intentar sin éxito sabotear la obra que garantizaría la seguridad de abastecimiento del vital líquido en los municipios con mayor densidad de población del estado
Pero ¿líderes como el Senador tendrán real oportunidad de echar abajo el proyecto que por ciento, ya tiene presupuestados 500 millones para este año? Difícilmente. La razón principal es que carecen de explicaciones reales que respalden su cruzada.
Desde el principio se les han caído una a una las mentiras en las que han pretendido ampararse para engañar a los campesinos y ejidatarios quienes, más movidos por la desinformación, han contribuido a hacerles el caldo gordo a estos “próceres” de la política local, como el personaje arriba mencionado.
Una de las tesis que no han podido comprobar es el rumor de que el Gobierno de Alejandro Tello, comprometió el agua que se obtenga de la mega obra, a empresas mineras y a la cervecera.
Esa versión hasta el momento no ha podido ser sustentada más allá de la verborrea mareadora con la que buscan convencer a sus adeptos. La realidad es que documentos oficiales avalan que el proyecto otorgado por la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) concesiona al Estado 42.3 millones de metros cúbicos para uso exclusivo público – urbano. Una de las tantas falacias derivadas.
Además entre los opositores al proyecto no median ni la razón ni la verdad, ya que también insisten en montar el engaño de que la presa -obra clave de todo el proyecto que constará de presa y acueducto- inundará tierras de los ejidatarios ubicados río abajo, no obstante la poca probabilidad de esa versión que es poco probable porque la altura de la cortina de la presa será de 87.5 metros.
Ante la debilidad de ese dicho, los agoreros del apocalipsis arguyen que si no se inunda entonces la sequía se hará presente, ya que se cortará la afluencia del río. Otro argumento que se cae ante la falta de firmeza ya que de acuerdo al proyecto la presa solo retendrá el 15 por ciento del flujo total de la cuenca, lo que significa que el agua seguirá fluyendo.
En fin, esos son algunos de las débiles manifestaciones de quienes dominados por intereses mezquinos buscan ponerle trabas a una obra de infraestructura que beneficiará a miles de habitantes de Zacatecas, Fresnillo y Guadalupe.
El proyecto es ambicioso, de eso no hay duda y si bien es cierto que ante el problema de carencia hídrica que ya azota estas demarcaciones, urgen a la par medidas complementarias en rubros como el manejo de aguas residuales, la garantía de suministro del vital líquido al menos durante los próximos 50 años, debe ser motivo suficiente para que se le dé luz verde.
A la postre, un asunto tan serio no debería politizarse a capricho de personajes que solo quieren ver el mundo arder. ¿No cree?