Zacatecas: Trabajar toda la vida y no poder comprar una casa

Por Renata Ávila

Cada mañana, antes de que amanezca, miles de familias en Zacatecas inician su jornada. Preparan desayunos modestos, revisan mochilas, caminan para ahorrarse el pasaje o suben a un camión lleno para cruzar la ciudad. Algunos combinan dos trabajos; otros reparten su tiempo entre el empleo y el cuidado de los hijos. Entre el cansancio y la incertidumbre, pagar la renta ya es un reto, y comprar una casa se siente imposible.

No hablamos solo de pesos. Hablamos del cansancio de cada día, de las renuncias silenciosas, de las ilusiones que se posponen para cubrir lo indispensable. Para miles de familias en Zacatecas, conseguir una casa propia es un sueño que se aleja con cada quincena.

LAS CASAS DE 700.000 PESOS: PROMESAS QUE NO ALCANZAN

Este año, una de las grandes esperanzas anunciadas en México fue el programa federal de vivienda presentado por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien dio a conocer la construcción de más de 500.000 viviendas de interés social en el país, con precios entre 700.000 y 1,2 millones de pesos y pagos mensuales que no superarían el 30% del ingreso familiar, según la proyección del Gobierno Federal.

El objetivo era que más familias pudieran acceder a una casa propia. Pero en Zacatecas, donde el salario promedio es de 5.760 pesos mensuales (Data México), esa promesa se estrella contra la realidad.

Comprar una casa de 700.000 pesos significa diez años completos de salario, sin considerar gastos como comida, transporte o salud. Más del 55% de las personas que trabajan en Zacatecas no tienen prestaciones ni seguridad social (INEGI), lo que les impide acceder a un crédito hipotecario. Mientras tanto, las rentas en Zacatecas capital y Guadalupe consumen entre el 40% y 60% del ingreso familiar, dejando muy poco margen para ahorrar.

ZACATECAS FRENTE A OTROS ESTADOS

El problema no es exclusivo de Zacatecas, pero aquí duele más. En Querétaro, una familia promedio necesitaría entre cinco y seis años de salario para adquirir una vivienda de interés social; en Zacatecas, esa misma meta exige casi diez años de salario íntegro.

El metro cuadrado de terreno se cotiza entre 3.500 y 5.000 pesos en la capital y Guadalupe (Propiedades.com), mientras que en municipios como Fresnillo o Jerez cuesta menos de la mitad. Construir tampoco es accesible: el costo por metro cuadrado se ubica entre 7.000 y 8.000 pesos (Habitissimo). Así, mientras el valor del suelo y la construcción se dispara, los ingresos no crecen al mismo ritmo, dejando a las familias sin opciones reales para formar un patrimonio.

LO QUE PASA CUANDO LA VIVIENDA SE VUELVE IMPOSIBLE

La falta de acceso a la vivienda no solo genera frustración y resignación; también puede desatar conflictos. Lo vimos recientemente en Tampico, Tamaulipas, donde una familia que regresó de Estados Unidos encontró su casa invadida y solo pudo recuperarla tras la presión social. Cuando tener un hogar digno se vuelve una meta imposible, las tensiones crecen y terminan afectando a todos.

PARA MUCHAS FAMILIAS, MIGRAR ES LA ÚNICA OPCIÓN

Cada año, más de 18.000 zacatecanos migran a Estados Unidos (CONAPO) con la esperanza de regresar algún día y conseguir el patrimonio que aquí no pueden costear.

ZACATECAS NECESITA UN PLAN CLARO PARA GARANTIZAR VIVIENDA

En el estado existe un déficit de 68.000 viviendas, mientras que a nivel nacional el rezago alcanza los 8,2 millones de viviendas (Sociedad Hipotecaria Federal, Canadevi). Es decir, hay miles de familias sin un techo digno.

Zacatecas necesita una política integral que combine:

● Viviendas con precios acordes al ingreso real de las familias.

● Créditos accesibles para trabajadores sin prestaciones.

● Proyectos en zonas con agua, transporte, salud y educación.

● Salarios dignos que permitan ahorrar y aspirar a un crédito.

● Regulación del mercado inmobiliario para frenar la especulación.

Hay ejemplos que demuestran que otro modelo es posible:

En Uruguay, miles de familias han accedido a una vivienda a través de cooperativas de ayuda mutua, donde los propios habitantes participan en la construcción con apoyo técnico y financiamiento estatal, reduciendo el costo y fortaleciendo el tejido social.

En Oaxaca, los programas de autoconstrucción asistida han permitido a familias construir de forma progresiva, con asesoramiento técnico y materiales subsidiados, priorizando la calidad y los espacios adaptados a sus necesidades reales.

UN DERECHO QUE NO PUEDE SEGUIR ESPERANDO

Trabajar y sacrificarse día a día debería abrir la puerta a un hogar, no a una renta interminable o una deuda que se transmita a la siguiente generación.

Vivir en Zacatecas no puede seguir siendo un privilegio para unos cuantos. Es un derecho que Zacatecas necesita garantizar con claridad y urgencia.

Porque detrás de cada madre que madruga para salir a trabajar, de cada niño que hace la tarea en una casa prestada, y de cada abuela que sueña con dejar un techo seguro, hay una verdad que no podemos seguir ignorando: todos merecemos un lugar donde vivir sin miedo, sin deudas eternas, sin despojos.

No se trata solo de construir casas, sino de construir comunidad, esperanza y futuro.

Aún estamos a tiempo de recordarlo y exigirlo.

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