Zacatecas y la indolencia institucional, frente a los estragos de la sequía

Por Pilar Pino Acevedo

 

Aunque los últimos días llueve en algunos municipios de Zacatecas, gracias al huracán Lidia,  los estragos de la sequía ya son irreversibles. La Comisión Nacional del Agua (Conagua), en su monitoreo permanente, señala que en los primeros de octubre, el nivel de captación  de las 16 presas de la entidad, no supera ni el 50 por ciento  y no se espera que las lluvias tardías lo solucionen.

El pasado fin de semana, el gobierno de David Monreal anunció que asistiría a la mañanera a solicitar al Gobierno de la República un paliativo para contrarrestar  los estragos de la sequía en la entidad. No hubo tal,  el único “logro”  que trajo de su visita a la capital del país, fue la firma del acuerdo para federalizar el sistema de salud. Nuestro estado siembra cerca de un millón 200 mil de hectáreas, de las cuales solo el 10 por ciento es de riego. Las principales cosechas son el maíz y el frijol que ese ciclo agrícola, de acuerdo a productores, registraron pérdidas de más del 70 por ciento. 

El campo cuenta con alrededor de 130 mil productores, de los que únicamente,  poco más de 12 mil, de acuerdo al último informe de gobierno, accedieron a un programa de apoyo. Es decir, menos del 10 por ciento. El bajo nivel de respaldo al sector agrícola, contrasta con el discurso del gobernador  de que “El campo es solución y no problema”.

Evidentemente, el campo sigue siendo un problema exponencial al que se le sumó este 2023, un contexto de sequía atípica que plantea que el cambio climático ya es una realidad. Lo preocupante es que ante los efectos de ese cúmulo de fenómenos,  no hay un proyecto claro ni por parte del gobierno federal y mucho menos del estatal. En ese aspecto, resalta que en 2020, las mayorías morenistas eliminaron entre otros 108 fondos y fideicomisos más, el relativo enfrentar los efectos del cambio climático.

En días pasados un grupo de campesinos emprendió un viaje rumbo a Palacio Nacional, cuyos resultados no son palpables hasta hoy. El poco interés por respaldarlos es inocultable.  A pesar que este año se estima que de las más de 350 mil hectáreas de frijol que se siembran de manera regular, sólo se producirá el 10 por ciento, los tres órdenes de gobierno continúan ignorando a los hombres y mujeres del espacio rural.  

Peor escenario se tiende sobre los ganaderos que desde ahora se ven forzados a malbaratar sus hatos bovinos para evitar que mueran de hambre. Pero, pronto todo los zacatecanos sentiremos el resultado de la apatía institucional. Una nula producción agrícola y ganadera plantea para el próximo año,  un incremento generalizado del precio del frijol, maíz y cárnicos.

Las instituciones le dan la espalda al campo sin considerar que el sector agropecuario, después de la minería, es el que más aporta al PIB local.  Si a este sector le va mal, tendrá un efecto multiplicador adverso sobre el resto de la economía  y, sobre todo, en los bolsillos de los ciudadanos.