Más que el necesario relevo generacional, la incursión de Catalina Monreal a la política tiene intrínseco el objetivo de sacudir ideas arcaicas e inyectar de ideas frescas al sector donde se toman las decisiones que impactan en nuestra vida cotidiana.
Lo sé porque de su boca, escuché la idea de izquierda progresista con la que se identifica quien lucha todos los días por construir un camino en política con sus propios medios.
Fue una charla breve para la que abrió espacio en su apretada agenda la joven esposa, madre y activista de 33 años. La plática fue informal. Ella acude portando como siempre la sonrisa legada por el gen Monreal y la mirada frontal de quien no tiene nada que esconder.
Al responder ¿quién es Catalina Monreal?, me describe a una mujer de fuertes bases familiares. Habla su respetable preparación académica pero basa más su idea en quien es como mujer de familia, ese es su centro.
Habla con voz firme de la unión que formaron ella y Sergio Garfias con quien lleva 10 años de matrimonio a los que le antecedieron 6 de noviazgo. Noto un espontáneo brillo en los ojos cuando habla de su esposo y sus dos hijos. Resalta que su marido es un hombre que disfruta la paternidad y que comparte con ella la responsabilidad de la crianza.
Se conmueve cuando toca un tema delicado; la parálisis cerebral moderada de su hijo mayor, quien dice, vino a marcarle la línea de vida.
Sergio de 7 años, afirma, le dio un motivo para luchar en la defensa de los derechos de las personas con discapacidad, porque sabe que en el contexto actual, pervive la discriminación contra esas personas en todos los ámbitos.
Se dice afortunada. Reconoce que creció en una situación muy cómoda “porque Dios me ha dado muchas bendiciones siempre he tenido una vida muy fácil de llevar”. Sergio, su pequeño, “un niño bastante independiente, risueño (sic), sociable y feliz a quien le cuesta aprender a leer y a escribir que ha crecido entre hospitales y doctores”, le dio la oportunidad de conocer otras realidades. La ocasión de convivir con personas que además de sacar adelante a su familiar con discapacidad viven en un nivel socioeconómico precario, la hizo más empática. Ella no me lo dijo, pero sé que es una persona generosa cuando de ayudar se trata.
Mientras cavilo en eso, señala que antes era del tipo izquierdoso que criticaba al “Teletón” y hoy reconoce todo el apoyo que da esa institución a las personas con necesidades especiales. Acomodándose en el sillón de la sala de la recepción del céntrico Hotel Santa Rita, me dice que se siente orgullosa de su religiosidad, “creo mucho en Dios, en la Virgen de San Juan y por supuesto en el Santo Niño de Atocha”. Acepta que tuvo una infancia muy feliz, conviviendo mucho con sus abuelos, tíos y primos.
También habla de las ausencias, de que no concibe en su memoria a un papá comiendo en familia, viendo la tele con ellos o durmiendo siesta. “Él siempre fue muy trabajador”. Lo dice con más orgullo que reproche. Cuando Ricardo Monreal viene a colación, habla de su intento de frenarla en la vida política. No obstante, sabe que la resistencia paterna a su incursión en ese difícil rubro, se debía más a un afán por protegerla, que por cancelarle un sueño que le venía de herencia. “Le dije, sabes qué aun así (con la negativa), lo voy a hacer y me dijo hazlo”…
Toco el tema de Morena, partido del que es fundadora. Argumenta que el hecho de emanar de un movimiento que unió a personas con múltiples maneras de pensar y diversos estratos socioeconómicos, dificulta los consensos. Acepta que el fin principal era llevar a Andrés Manuel López Obrador al poder y después de cumplir ese objetivo, se empiezan a tocar otros temas torales que pueden encontrar o no respaldo en una militancia plural. “Creo que la generación joven que impulsó Morena creció mucho, (los jóvenes) creemos mucho en los derechos humanos, en la libre decisión, en todas las libertades en toda esta parte de derechos, pero hay gente adulta o mayor que no concuerda tanto con nuestros ideales, entonces es donde es complicado llegar a un acuerdo”. Sin embargo, arguye que hay cosas de su partido con las que no concuerda, por ejemplo en someter a consulta derechos humanos y libertades “para mí los derechos se deben respetar y proteger y no poner a consulta”
A la interrogante del porqué las mujeres no se sienten representadas por Morena, responde enfática que es una afirmación vaga porque hay sectores que no se sienten representados, pero no son la mayoría. Hace referencia a la Senadora Martha Lucía Micher Camarena, quien encabeza luchas por los derechos de las mujeres como el aborto y una vida libre de violencia desde la Cámara Alta. Alude al logro histórico de la paridad de género en toda la administración federal y en el Poder Legislativo.
Habla del respeto que su partido prodiga a las libertades como la unión de personas del mismo sexo y su oposición a la penalización del aborto en varias entidades de la república, cuestiones impensables con el PAN o el PRI, dice.
Referente a esos temas que hoy causan recelo y debate, Catalina, cifra sus esperanzas en la evolución ideológica en las futuras generaciones. Respecto a las uniones entre personas del mismo sexo, afirma que “para mí es un tema muy fácil, para mi hija e hijo serán temas que ya se van a reír y van a decir, como crees que están discutiendo si dos hombres se pueden casar, que tontería; para mi mamá y mi papá es más complejo y para mi abuela y mi abuelo es impensable, entonces, creo que es poco a poco y creo que vamos avanzando”
Al concluir la entrevista me queda claro que Eldaa Catalina Monreal Pérez, no teme hablar de su simpatía por el feminismo y ni le asusta expresarse respecto a la necesidad de legislar a favor del aborto. Su bandera de lucha política a futuro está muy bien delimitada: la defensa de los derechos humanos, las libertades universales y por supuesto garantizar todos los derechos de las personas con discapacidad.