En algo atinó el oriundo de Tijuana, Manuel Eduardo Castro, cuando escribió la canción El zacatecano que interpreta Pepe Aguilar. Quienes nacimos en estas tierras somos gente de paz. A nadie le buscamos pleito, es verdad. Lo que no dijo es que la falta de cohesión y el aguante, nos condenan. Hoy nuestra entidad vive presa de grupos criminales que frente a la impunidad imperante, se permiten hacer lo que quieran. El pasado viernes el poder de facto que domina al estado – el narco-, asesinó a dos jóvenes que afuera de una casa, cambiaban una chapa. José Francisco Zapata Alvarado y Raúl Sánchez Saucedo fueron alcanzados por las balas en la colonia Marianita. Ambos, ciudadanos de bien. Un profundo silencio por parte del gobierno nos hizo entender que los que ostentan el gobierno no están interesados en darle un poco de justicia a las familias que hoy lloran esas pérdidas.
Apenas el 12 de diciembre Adolfo Marín, optimista como siempre, presentaba los “resultados del Plan Zacatecas II. El Secretario de Seguridad, resaltó que por la estrategia de seguridad que se aplica en la entidad, se logró detener a 131 generadores de violencia. Además, según sus cuentas “alegres” se detuvo a un número ingente de delincuentes comunes. Después de eso, desapareció de escena, para aparecer hoy según la agenda del Gobierno del Estado. Hoy otra vez dará su tradicional conferencia de los lunes.
También llama la atención que desde el jueves pasado en el muro de Facebook de la Vocería de la Mesa Estatal de Construcción de Paz MECP), no hay un solo comunicado. No han dicho nada del hecho violento en el que perdieron la vida los jóvenes que mencioné al principio. Tampoco del secuestro en Fresnillo de una joven mujer junto con su pequeña hija. Mucho menos de que el sábado al menos 30 migrantes fueron grabados mientras caminaban a orilla de la carretera federal 45.
Mientras la oficialidad calla, la versión de los migrantes no pudo ser más desalentadora. Afirmaron que un grupo de hombres armados les arrebataron vehículos, dinero y pertenencias a la altura de la comunidad Félix U. Gómez, entre Calera y Fresnillo. Ante el silencio de la MECP, Comunicación Social del gobierno estatal emitió información respecto a la atención que brindaron a migrantes. Fue todo.
Sobre el caso de la joven madre y su bebé, la Fiscalía informó que activó el protocolo ALBA. Por otro lado, hay versiones no oficiales de la desaparición de un médico y su esposa en el mismo contexto del robo de vehículos y pertenencias a migrantes. Se afirma que el vehículo en el que viajaban fue localizado, pero de ellos no hay rastro. A ese contexto se suman los cientos de desplazados de comunidades de Jerez, Valparaíso, Susticacán y otras demarcaciones; actualmente colonias del crimen organizado. ¿Y cómo olvidar que en Monte Escobedo las escenas de terror que construyen los criminales, han sido cada vez más recurrentes? Es evidente que Zacatecas, ese pueblo otrora pacífico, ya no es más.
El nudo gordiano que no pueden resolver las autoridades, se llama inseguridad. Anclada en nuestra tierra desde hace más de 10 años, pero acentuada el último. Una inseguridad que empeora mientras ni diputados federales, ni senadores que nos representan, se atreven a cuestionar la estrategia aplicada que en lugar de disminuirla, la incrementa. Si bien es cierto que se deben eliminar las causas de la violencia, es absurdo que no se quiera usar la fuerza contra quienes sí la usan contra el pueblo desarmado.
A estas alturas todos tenemos miedo. Pero ¿Qué nos toca hacer a los ciudadanos? No olvidar que nos siguen matando niños y jóvenes, víctimas de fuegos cruzados sin que haya justicia para ellos. Nos falta unidad, no dejar en paz a las autoridades que hoy parece se tomaron vacaciones, aunque Zacatecas arda. Por lo pronto, hoy nos vemos a las 2 de la tarde para exigir que se encuentre a los responsables de los asesinatos de “Zapatita” y Raúl. Asimismo, para recordarle a la autoridad que en decenas de municipios se vive con miedo y los ciudadanos han tenido que huir. Que no se les olvide que nuestras carreteras son tan inseguras que los migrantes – sí, los que sostienen la economía mexicana- son víctimas de bandoleros. De momento, la única alternativa que tenemos es unirnos y alzar la voz, que el gobierno no tenga la paz, que se niega a brindarnos a los ciudadanos a pesar que es su obligación constitucional.
Espero el favor de su lectura en enero. Disfrute a su familia y amigos en estas fiestas.